Con el nombre genérico de “Berlín
Noir” o “Trilogía Berlinesa”, el escritor británico Philip Kerr publicó en Gran
Bretaña, entre los años 1987 y 1991 (En España a partir del año 2007), una
trilogía de novelas policíacas con las que se inicia una saga ambientada en el
Berlín del III Reich y de la inmediata postguerra y protagonizada por el investigador
privado Bernhard “Bernie” Gunther, la cual retoma la tradición de las grandes novelas
negras norteamericanas escritas por John Daly, Deshiel Hammett o Raymond Chandler
y que tuvieron como protagonistas a Race Williams, Sam Spade o Philip Marlowe
respectivamente.
La trilogía de “Berlin Noir” esta integrada
por las novelas “Violetas de Marzo” ambientada en el Berlín olímpico de 1936,
“Pálido Criminal” situada en el Otoño de 1938 con el trasfondo del “Tratado de
Munich” y de “La Noche de los Cristales Rotos” y “Réquiem Alemán”, que se
desarrolla entre Berlín y Viena durante la administración internacional de
estas ciudades por las cuatro potencias vencedoras en la II Guerra Mundial.
El protagonista de la trilogía es Bernhard
“Bernie” Gunther, antiguo comisario de la Brigada Criminal de Berlín (KRIPO)
que abandona el cuerpo por discrepancias con el nuevo régimen hitleriano (aunque
no deja de tener unas ambiguas relaciones con el mismo) pasándose a ganar la
vida como detective del lujoso Hotel Adlon, situado en la Avenida Unter Den Linden
y, posteriormente, como investigador privado. Bernie Gunther reproduce, sin
grandes novedades, la psicología de todos los protagonistas de la novela negra
clásica (Williams, Spade, Marlowe…): cinismo, dureza de carácter, hastío, falta
de ilusiones, tendencia asocial y cierta honradez dimanante exclusivamente del
prurito profesional. En realidad, las novelas de la trilogía “Berlín Noir”
carecerían totalmente de mérito y no aportarían nada al género de no ser por
una muy afortunada mezcla de la trama policial con la trama política en un
ambiente y lugar histórico concreto, la Alemania Nazi, que es magníficamente
retratado aportando a la narración numerosos elementos de novela histórica.
Siendo altamente entretenidas al
extremo de generar en el lector enganche y adicción, las novelas de Philip Kerr
presentan un aspecto negativo consistente en aquello que Hanna Arendt calificó de
“banalización del mal” al introducir en la narración la presencia de un
personaje histórico que, apareciendo poco más que de figurante, no deja de
tener una importante influencia en el protagonista y de ser citado repetidas
veces. Tal personaje es Arthur Nebe, jefe de la Brigada Criminal (KRIPO) y
posterior general de las SS ejecutado el 2 de Marzo de 1945 en la prisión de
Plötzensee por su implicación en el atentado contra Hitler del 20 de Julio de
1944.
El retrato que Philip Kerr hace de
Arthur Nebe tanto en “Violetas de Marzo” como en “Pálido Criminal” es tan injustamente
amable como falso y alejado de la verdad histórica. Arthur Nebe es presentado
por el autor como un policía profesional, cínico, nazi más por pura conveniencia
que por convicción, y aparente opositor al régimen desde sus comienzos. No
obstante, la historia es otra: Arthur Nebe se afilió al Partido Nazi y a las SA
en 1931 (tres años antes del nombramiento de Hitler como Canciller), siendo
incorporado a las SS en 1936 (año en que curiosamente comienza la saga de Kerr)
y a la Oficina Central de Seguridad del Reich donde, al frente de la Brigada
Criminal (KRIPO), se dedica a la persecución de los delitos comunes. Cinco años
más tarde, en 1941, es puesto al mando del Einsatzgruppen B en Bielorrusia
donde Nebe se convierte en el responsable directo del arresto y asesinato de
más de cuarenta y cinco mil judíos, lo que constituye un evidente crimen contra
la humanidad por el que jamás sería juzgado. La participación directa de Nebe
en el Holocausto solo es mencionada ligeramente en la última novela de la
trilogía, “Réquiem Alemán”, y aún así dando la imagen de una persona que duda
de la corrección y justicia de las órdenes recibidas (aunque la Historia
demuestra que jamás se negó a obedecerlas).
Este desafortunado elemento que es
el benévolo, y hasta simpático, tratamiento que el autor concede a Arthur Nebe
y que, a pesar de todo, no le hace sospechoso de nada pues la propia historia
oficial de la actual Alemania ha convertido al criminal en víctima heroica al
figurar su nombre en el “Memorial de Plötzensee” no resta calidad a la
trilogía de “Berlín Noir” cuya lectura proporcionará al lector horas de
interesante esparcimiento y cuyo éxito ha obligado a Philip Kerr a continuar, a
partir del año 2006, la saga del detective Bernie Gunther con la publicación de
nuevas novelas, la última de ellas, titulada “Un Hombre sin Aliento”,.el año
pasado.
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