Ante
unas encuestas desfavorables previas a unas elecciones, un político británico
del periodo de entreguerras y cuyo nombre no recuerdo afirmó: “Existen dos
tipos de verdades, las que son reales y las que arrojan las estadísticas” y en
estas estamos desde entonces. El sacar del olvido esta cita viene a cuento de
que, a las 9.00 horas de ayer, día 23 de Enero del 2014, se hizo pública la
Encuesta de Población Activa (EPA) correspondiente al cuarto trimestre del año
2013 que arrojaba unos datos, no ya confusos, sino puramente estadísticos; de
esos que se arrojan a las instituciones para que cada una haga la lectura o
valoración que más le convenga.
La EPA del último trimestre del año
2013 indica un descenso en el número de parados de 8.400 tan solo en los
últimos tres meses del año y un descenso total de 69.000 desempleados en todo
el año 2013. Ahora bien, que durante los meses de Octubre, Noviembre y
Diciembre solo haya descendido el paro en 8.400 personas según la EPA contradice
el dato aportado por el Instituto Nacional de Empleo (INEM) de que el desempleo
descendió, tan solo en el mes de Diciembre, en mas de cien mil personas.
Según la Encuesta de Población
Activa (EPA) el porcentaje de desempleo alcanza el 26 por ciento de la
población, es decir, más de un español de cada cuatro no tiene trabajo, pero no
obstante este porcentaje no indica nada real pues puede verse reducido o
ampliado si a su vez, por los motivos que sean, aumenta o desciende la
población activa.
En realidad, todas estas
estadísticas y encuestas, tanto las que hace mensualmente el Instituto Nacional
de Empleo como las que hace trimestralmente la Encuesta de Población Activa no hacen nada más que enmascarar la realidad.
Si el objetivo de estas estadísticas fuera trascender los fríos números y
conocer el impacto de la crisis económica y del desempleo en la sociedad
española deberían publicarse todos los datos, es decir, deberían hacerse
públicos el número de parados existentes al principio de cada periodo sometido
a estudio, el número de parados computados como tales al final del mismo y
expresar cuantos de ellos se han marchado al extranjero o, desgraciadamente,
han fallecido durante ese mismo periodo; porque solo así se sabría la evolución
cierta del empleo y si en realidad hay indicios positivos de recuperación
económica.
Un descenso del desempleo en
trescientas mil personas en un periodo de tres meses o de un año no es un dato
real que pueda tener lecturas positivas si resulta que durante ese mismo periodo
de tiempo se ha dejado de computar como desempleados en España a aquellos que
se han visto obligados a abandonar el país o han fallecido porque tal cosa
equivaldría a considerar la emigración, que no es más que un exilio forzado por
causas económicas, e incluso la muerte como posibles soluciones económicas al
problema del desempleo.
Si la Encuesta de Población Activa
que revela que durante el año 2013 el número de parados ha descendido en 69.000
personas pusiera también de manifiesto que durante el mismo año han abandonado
el país trescientas mil personas, el resultado REAL es que el desempleo durante
el 2013 habría subido en doscientas treinta y una mil personas (231.000) que es
el resultado de restar al número de personas que se han visto obligadas a
buscarse la vida en otros países el número de personas que han conseguido
encontrar algún tipo de futuro en España.
Los auténticos marcadores económicos
de un país no lo constituyen el crecimiento bursátil, ni el aumento de las
operaciones comerciales, ni el incremento de los beneficios de las grandes
empresas, indicadores todos estos que tan solo reflejan una actividad económica
especulativa. El verdadero reflejo de una economía son el número de
desempleados que existen y el nivel de vida de los ciudadanos de un estado y en
este sentido resulta más que evidente que el paro asciende en España a niveles
que amenazan sobrepasar la línea de lo socialmente soportable y que, en estos
últimos cinco años, el nivel y la calidad de vida de los ciudadanos españoles
ha descendido hasta retroceder a niveles casi de la postguerra.
Así pues según la EPA, en nuestro
país existen, a fecha de 31 de Diciembre de 2013, cinco millones ochocientos
noventa y seis mil trescientos desempleados (5.896.300). Pues bien, esto no es
un mero número sino cinco millones ochocientos noventa y seis mil trescientas
personas angustiadas por su presente y por su futuro e igualmente son otros
tantos dramas humanos a los que las encuestas, muy lejos de dar solución o tan
solo esperanza, lo único que hacen es tratarlas como simples guarismos ignorando
la existencia de un “país real” que sufre y reflejando un “país estadístico”
que los políticos de turno pueden utilizar y manipular según sus intereses “arrimando,
nunca mejor dicho, el ascua a su sardina”.
1 comentario:
Si tuviera que entresacar algo de su texto, me quedaría con que “el paro asciende en España a niveles que amenazan sobrepasar la línea de lo socialmente soportable y que, en estos últimos cinco años, el nivel y la calidad de vida de los ciudadanos españoles ha descendido hasta retroceder a niveles casi de la postguerra”.
Ahora bien, como en más de una ocasión hemos comentado aquí, probablemente no habrá “cambios”. Leía en otro artículo que Ulhrich Beck decía hace poco que “vivimos la tragedia de estar en momentos revolucionarios sin revolución y sin sujeto revolucionario. Ahí es nada”. Pues bien, nos tocará, como en los tiempos de los Austrias, padecer una miseria, de tal calibre que nos negamos a imaginarla.
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