El Estado podría pedir su parte de negocio en el tráfico de drogas. |
Hace aproximadamente un mes saltaba
la noticia de que la Unión Europea
instaba a sus estados miembros a incluir en sus respectivos P.I.B (Producto
Interior Bruto) una valoración estimativa de la riqueza que genera la actividad
ilegal del tráfico de drogas y la actividad alegal de la prostitución. Mientras
Francia encabeza una rebelión contra esta medida ordenada por las Instituciones
Europeas, el gobierno del señor Rajoy ya ha anunciado, como era de esperar de
su servilismo, que ordenará al Instituto Nacional de Estadística (I.N.E.) la
inclusión de estas actividades en el cómputo del Producto Interior Bruto
español a partir del próximo mes de Octubre de 2014.
Resulta evidente que las
instituciones europeas, que hacen escrupulosamente lo que ordena Alemania,
buscan algo con esta medida y ese algo no puede ser otra cosa que reducir los
llamados fondos de cohesión y las ayudas económicas a los países más pobres de la Unión Europea porque la
inclusión, aunque solo sea estimativa, de la riqueza que genera el tráfico de
drogas y la prostitución en el Producto Interior Bruto hará que éste aumente
artificial y ficticiamente haciendo que la riqueza de un país sea mayor que la
que realmente es e incluso, muy posiblemente, impedirá que ningún país europeo
vuelva a entrar en recesión, alejando de forma puramente virtual, cualquier
nueva crisis económica.
Frente a esta orden de la Unión Europea que, en el caso
español, inflará artificialmente nuestra economía de un 2´7 a un 4´9 por ciento
y nos hará a los españoles virtualmente más ricos en esos mismos porcentajes;
ya se han levantado las pragmáticas voces de los Inspectores de Hacienda
pidiendo que se legalice y regule la venta de drogas, al menos de la Marihuana , y la
prostitución.
La postura de los Inspectores de
Hacienda es lógica y práctica porque responde al siguiente razonamiento: Ya que
estas actividades se van a computar en el PIB sin que produzcan efectos reales
en la economía, que las mismas se legalicen y se regulen y al menos los efectos
sobre la economía serán reales y se podrán cobrar nuevos impuestos aumentando
la recaudación. Ahora bien, ¿Qué clase de regulación pueden tener estas
actividades por parte del Estado?.
Respecto a la legalización de la
venta de drogas que, ya puestos a legalizar, no sé por qué se ha de limitar a la Marihuana , el tema está
muy claro y es relativamente fácil proceder a ella porque bastaría con aplicar
el mismo régimen legal y económico que rige en nuestro país para el tabaco,
esto es, que la droga tuviera también la condición de monopolio estatal siendo
el Estado quien autoriza su cultivo o importación, fija su precio y permite su
venta a través de las concesiones administrativas que son los “Estancos” (1).
La legalización de la venta de droga
llevaría a la desaparición de los delitos contra la salud pública en su
modalidad de tráfico de drogas reduciéndolos, todo lo más, a un delito de
contrabando y no dejaría de estar en sintonía con la concepción de España como
“país de vacaciones y de servicios” pues sin duda generaría un aumento de ese
turismo de baja calidad que parece gustarle tanto a nuestros políticos.
Igualmente, la legalización de la
venta de drogas, llevaría aparejada que, en caso de que el cultivo y producción
propia fuera insuficiente, el Estado tendría que entenderse con los grandes
productores, es decir, con los grandes “Cárteles de la droga” de Hispanoamérica
y Asia elevando a estos asesinos mafiosos a la condición de honorables hombres
de negocios o descendiendo el propio Estado a la condición de organización
criminal.
Además de aumentar la recaudación, sin duda la legalización de la prostitución hará descender el desempleo |
Problema distinto plantea la
legalización de la prostitución llamando la atención que sean funcionarios
públicos de la escala A (la máxima categoría de funcionarios solo estando por
encima de ellos los de libre designación) los que aboguen por la legalización
de la prostitución porque estos leales y preparados funcionarios deberían saber
que la prostitución estuvo regulada y fue legal en España hasta el año 1962 en
el que nuestro país suscribió el “Convenio para la Represión de la Trata de Personas y de la Explotación de la Prostitución Ajena”aprobado por la Asamblea General
de las Naciones Unidas. Es decir la ilegalización primero y la no regulación
después de la prostitución en España se debe a una obligación impuesta por un
Tratado Internacional suscrito con la Organización de las Naciones Unidas pretendiéndose
denunciar dicho tratado y darlo por no suscrito, lo que evidentemente es
cuestionar a la O.N .U.
planteándose la cuestión de que si no se le hace caso en este tema ¿Por qué hay
que hacérselo en otros?.
Sin duda, no faltarán los que
justificándose en cierto “progresismo”, en no sé qué derechos fundamentales y
sobre todo en un “estar con los tiempos y con el lugar” aleguen que la
prostitución ya ha sido legalizada y regulada en otros países de nuestro
entorno como Holanda, pero lo cierto es que en estos países no ha sido la
prostitución sino el proxenetismo lo que se ha regulado.
Fríamente considerada, la relación
de una prostituta con su cliente constituye un contrato bilateral y personalísimo
(ya que el cliente elige concretamente a una prostituta y la prostituta acepta
concretamente a un cliente) de prestación de servicios cuyo cumplimiento en
ningún caso puede ser exigido por el cliente por ser de contenido
sustancialmente inmoral. Así pues, cualquier regulación de la prostitución pasa
forzosamente por hacer obligatorio el cumplimiento del contrato, es decir, por
obligar jurídicamente a la prostituta a cumplir su parte del mismo, con lo que
el Estado estaría amparando y autorizando la explotación sexual de las personas
convirtiéndose claramente en un “proxeneta”, “chulo” o “rufián”.
Por otra parte, y en puridad lógica,
la legalización y regulación de la prostitución llevaría aparejada la
ampliación de la categoría de “Enfermedades Profesionales” a las “Enfermedades
de Transmisión Sexual” (ETS) con el consecuente incremento del gasto en sanidad
y prestaciones sociales por bajas laborales e incluso un aumento de reclamaciones
de Responsabilidades Civiles a particulares y de Responsabilidades
Patrimoniales al Estado, porque evidentemente si el estado regula, autoriza y
grava con impuestos la prostitución se beneficia de ella y debe hacerse
responsable de que esta actividad se realice con todas las garantías
sociosanitarias siendo, asimismo, responsable de los perjuicios sanitarios que
puedan generarse entre los consumidores de estos servicios. No obstante, parece
que a los señores Inspectores de Hacienda al igual que a los miembros de la
casta política que los retribuye solo les interesan los ingresos y la
recaudación, no los gastos y la responsabilidad.
Con la aceptación de las órdenes emanadas
de la Unión Europea
y con la justificación de un posible incremento de la recaudación, los
ciudadanos españoles asistimos, una vez más, estupefactos y con dolor al triste
espectáculo de desvergonzado servilismo que está dando el gobierno del Partido
Popular y demás Instituciones del Estado que vuelven a demostrar por enésima
vez como el dinero impera sobre la moral, el sentido común y los más
fundamentales derechos humanos.
(1) No hay que considerar la venta de tabaco en bares ya que
estos cobran un sobreprecio por venderlo siendo más caro comprar una cajetilla
de tabaco en un bar que en un “Estanco”. De hecho hasta que no se generalizaron
las máquinas expendedoras era el dueño del bar quien iba directamente a un
“Estanco” a comprar determinadas marcas de tabaco que luego revendía a los
clientes de su establecimiento.
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