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Este año 2014 en el que se conmemora el primer centenario
del comienzo de la Gran Guerra (1914-1918) han sido publicados numerosos libros
sobre el tema, desde los clásicos "La Crisis Mundial, 1911-1918" de
Winston Churchill o "Los Cañones de Agosto" de Bárbara Tuchmann hasta
las más modernas y extensas monografías históricas sobre el camino hacia la
guerra y su desarrollo militar.
No obstante, entre la abundante bibliografía publicada
recientemente destaca el breve pero intenso ensayo publicado por la editorial "Destino"
y escrito por el historiador y periodista Sebastian Haffner (1907-1999)
titulado "Los Siete Pecados Capitales del Imperio Alemán" en el que
se analiza con gran acierto, en otros tantos capítulos, los graves errores cometidos
por la Alemania Imperial que la llevaron a la guerra en 1914 y a su derrota y
desaparición en 1918.
Si bien Haffner afirma en su obra que el primer
"pecado capital" o error fundamental cometido por el Imperio Alemán
fue la sustitución de la política exterior de Bismarck, que aceptaba una
situación de equilibrio en Europa y el predominio británico en el mundo, por una nueva política que exigía el
predominio de Alemania en Europa y una situación de equilibrio en el mundo, lo que
le hizo ganarse la desconfianza de Rusia y Gran Bretaña; no deja de señalar otros
cinco errores que a lo largo de los cuatro años de contienda no hicieron más
que hacer ganar al Imperio Alemán nuevos enemigos, alejar las posibilidades de
una paz negociada y nada desfavorable y restar importante capacidad militar al
ejército del Káiser. Tales errores fueron el "Plan Schlieffen", la
política desarrollada en los territorios belgas y polacos ocupados, la guerra
submarina sin restricciones, el apoyo a Lenin y a la Revolución Rusa de 1917 y
el mantenimiento de fuerzas de ocupación en Ucrania y Bielorrusia tras la paz
de Brest-Livtosk.
El último capítulo de esta obra, el séptimo, Sebastian
Haffner lo dedica a una cuestión que marcaría la política interior alemana
durante los veinticinco años siguientes a la firma del armisticio de 1918: la
cuestión de "la puñalada por la espalda". Para Haffner la única y
verdadera puñalada por la espalda la dieron los Jefes del Estado Mayor y más
concretamente el General Ludendorff cuando en Noviembre de 1918 exigió al
gobierno imperial que hiciera unas declaraciones públicas solicitando al
presidente norteamericano la inmediata apertura de negociaciones de paz, lo que
originó unas decisiones políticas y militares precipitadas y contraproducentes
que condujeron a la firma agónica del armisticio del 11 de Noviembre de 1918 y a
la imposibilidad de negociar las condiciones de paz en el Tratado de Versalles
de 1919.
Sebastian Haffner culmina
su ensayo, "Los Siete Pecados Capitales del Imperio Alemán", con dos
epílogos de claro contenido político. En el primero de estos epílogos,
aparecido en la primera edición de la obra en 1964, el autor se muestra pesimista
con el desarrollo de la política exterior que lleva a cabo el Canciller de la
República Federal Alemana, Konrad Adenauer, indicando que está cometiendo los
mismos "pecados" que el Imperio Alemán al exigir algo, las fronteras
de 1937, que solo se podría conseguir con una guerra que, en cualquier caso,
Alemania perdería. Por su parte, en el segundo epílogo, escrito para la segunda
edición de la obra en 1975, Haffner se muestra más optimista por la política a
favor de la integración europea que se está desarrollando en la República
Federal Alemana por una nueva generación de políticos totalmente ajena a las
dos grandes conflagraciones bélicas del Siglo XX y que alejan a Alemania de los
peligros de un nuevo 1914.
"Los Siete Pecados Capitales del Imperio
Alemán" de Sebastian Haffner resulta una lectura fundamental no solo para conocer
detalles que fueron decisivos en un tiempo pasado sino también para comprender
la actual política alemana que parece retornar al anhelo de obtener la
hegemonía europea que desencadeno la I Guerra Mundial.
1 comentario:
Hay que armarse de valor para afrontar la lectura de este texto que nos ofreces. En primer lugar porque en cuanto que algo huele a naftalina como que lo dejamos de lado, suelen ser cosas de mucha enjundiaa las que no siempre merece la pena dedicar tiempo y esfuerzo. En este caso, varias veces en el transcurso de la lectura...he echado de menos detalles, cosas o casos concret@s que seguramente serían interesantes y que valdría para saber que es lo que paso en aquel momento con aquel terma Quizas ese ejemplo podria animar a mas de un@ a comenzar su lectura.Claro que no creo que este preparada para leer ese libro por completo, me da un poco de miedo, claro que si lei Cien años de soledad despùes de comenzarlo en 11 ocasiones ... quien sabe...
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