Desde
que terminaron las vacaciones estivales, el tema catalán monopoliza la vida
política y social de este país lo que hace que en tertulias, telediarios y
periódicos solo se hable de Cataluña y no del hecho gravísimo de que una
tercera parte de los españoles, y por tanto también una tercera parte de los
catalanes, viva al borde de la pobreza extrema.
Cierto es que la crisis política que
se vive en España supone un problema y un problema grave, pero no es menos
cierto que nuestros políticos, de ambas riberas del Ebro, no hacen nada por
superarla mostrándose muy cómodos en el momento actual que no es más que un
impasse, un tiempo del sí, pero no y del no, pero sí; en el que solo existe
aquello que cada uno quiere creer que existe.
¿Puigdemont proclamó la
independencia el 10 de Octubre?, ¿Se puede suspender algo que no se proclama?, ¿Rajoy
está aplicando el artículo 155 sin proclamar tal aplicación? ¿Hay que hacer una
proclamación de lo que se aplica?. Cuestiones como estas explican por qué este
país es el único del mundo donde el misticismo de los santones se junta con la
incoherencia de los tontos, donde muriendo por no morir no se actúa en
consecuencia y se satisface el expresado deseo, por ejemplo, tirándose por una
ventana.
En cualquier caso, la respuestas a
estas preguntas son respuestas abiertas en el sentido de que cada cual puede
entender lo que más le convenga, le interese o le guste demostrando que en este
país la política parlamentaria es una política estúpida pues lo que requerimos
es una Curia de grandes teólogos que se reúnan, no en mundanas sesiones, sino
en elevados concilios a discutir de lo que en verdad importa y es fundamental:
¿Qué somos?, ¿De dónde venimos?, ¿A dónde vamos?...
Tras el cruce de varias cartas
cordiales y educadas remitidas en privado pero cuyo contenido se ha permitido
que se hiciera público, Puigdemont dice que si el gobierno aplica el artículo
155 proclamará la independencia y Mariano Rajoy afirma que si el Gobierno de la
Generalitat proclama la independencia aplicará el artículo 155. Conclusión
evidente que parece que nadie quiere ver: ni Puigdemont quiere declarar la
independencia ni Rajoy desea aplicar el artículo 155. Así pues ¿Para qué tanta
polémica?. Evidentemente, señores, aquí
hay AMOR y mucho AMOR, pero falta ENTENDIMIENTO por lo que sería aconsejable
acudir a los sabios consejos de Elena Francis y a la intervención de una experimentada trotaconventos no siendo
necesaria la intervención de un técnico
en mediación familiar porque, no nos engañemos, la cosa no da para tanto.
Posiblemente en Cataluña existan
independentistas, no sé si muchos o pocos o si son mayoría o no, pero a estas
alturas lo único verdaderamente cierto es que Puigdemont les ha traicionado de
la misma forma que Rajoy está traicionando a todos aquellos que esperaban o
creían que el Partido Popular era una garantía para la unidad nacional, pero es
que ¿Acaso no son los mismos ciudadanos los que felizmente se traicionan a sí
mismos confiando en semejantes personajes?.
Lo que está pasando en este país
desde el 20 de Septiembre no tiene ni pies ni cabeza: El Ministerio del
Interior dice que ha desarticulado la capacidad logística para realizar el
referéndum, pero no obstante el mismo tiene lugar el día 1 de Octubre;
Vicepresidencia del Gobierno se llena la boca diciendo que no hay referéndum ni
apariencia del mismo mientras que, en directo, se retrasmite por televisión una
asistencia numerosa a unas urnas en distintas localidades de Cataluña, el President
de la Generalitat dice que proclama la independencia pero no hace nada por
hacerla efectiva, los presidentes de Omnium Cultural y Asamblea Nacional
Catalana, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, que afirman creer y exigir la
proclamación de la independencia de Cataluña como república, aceptan
complacientes una citación judicial de un Tribunal del Reino de España y acuden
voluntaria y solícitamente a Madrid a someterse al mismo con lo que están
reconociendo tácitamente que no creen en lo que ellos mismos dicen.
Según nosotros, los españoles, el
Quijote es una obra magistral de la literatura castellana, tan grande que hasta
los Catalanes que no quieren ser españoles dicen que su autor, Miguel de
Cervantes, era Catalán (1); pero para la cultura japonesa, el Quijote es una
obra literaria absurda y despreciable porque narra las desventuras de un "Samurai
ridículo" y si por quijotesco nos referimos a lo ridículo, no se puede
decir por menos que estamos asistiendo a un españolísimo ejemplo de quijotería.
Aunque bien mirado... y como hay que ser demócrata y al Sur de los Pirineos hay
tantas formas de hacer el tonto sería conveniente hacer un referéndum para
decidir si lo que está ocurriendo en nuestro país es una quijotada, un
esperpento, una greguería, una astracanada o una vulgar payasada sin gracia.
(1)
Y ¿Por qué no? Si Lliria es una villa española que se encuentra en el interior
de Francia y rodeada de territorio francés ¿Por qué Alcalá de Henares no puede
ser una ciudad catalana en el interior de la centralista provincia de Madrid?.
2 comentarios:
Buenas tardes:
Curioso artículo. Muy fresco. Comienzo por el final.
No me extraña que los japoneses no entiendan Don Quijote de la Mancha. Son dos mundos culturales distintos y es prácticamente imposible que puedan traducirlo adecuadamente y puedan percibir la cosmovisión mediterránea. Traducir clásicos o poesía es francamente difícil; y si lo es con un idioma tan “próximo” como el inglés, pues el japonés… Aún recuerdo cuando un profesor de Literatura nos contaba cómo el traductor de un clásico ha de conocer hasta el más mínimo detalle su vida privada (no sólo la pública) para poder captar esos matices en el texto. Y si hoy la traducción es una manera de conseguir un salario haciendo barbaridades (he sido testigo y víctima) pues…
Muy curioso también lo de: “el misticismo de los santones se junta con la incoherencia de los tontos”. Me ha dado que pensar…
Creo que también hace Ud. alusión a la Iglesia (amor).
Para finalizar, temo, de verdad, las consecuencias que para el pueblo llano (me da lo mismo que se piense en el catalán o español en conjunto) va a tener esta aventura de unos “tontos”, no tan tontos para mí, a medio y largo plazo. No recuerdo que presidente estadounidense dijo aquello de “no se fije Ud. donde esté la noticia; gire Ud. que la noticia importante está en el otro lado”. No sé dónde está la noticia importante, pero desde luego no es Cataluña. Allí hay mucho humo, pero poco fuego ya. Como comenta un amigo mío: “son fenicios y esos no queman los barcos como Hernán Cortés”.
No se puede negar que al PP le ha venido muy bien el conflicto con Catalunya para distraernos de su Corrupción.
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