Los
innumerables casos de corrupción que afectan a nuestro país y que tienen como
protagonistas a cargos electos de prácticamente todos los partidos políticos,
no sirven para descubrir que las motivaciones de no pocos miembros de la casta
política son puramente económicas y por ello no dudan en meter la mano en la
caja, sino sobre todo sirven para dejar al descubierto los verdaderos enjuagues
políticos que, yendo más allá de lo puramente económico, están llevando a
nuestro país a una catástrofe sin precedentes.
La sentencia de la llamada
"Trama Gürtel" que condena al Partido Popular como beneficiario a
título lucrativo y que no tenía más
objeto que determinar si una serie de personas se habían lucrado
ilegítima e ilegalmente a costa del la contratación con la administración, ha
provocado toda una "revolución política" al servir de base a una
triunfante moción de censura que ha llevado a la posterior dimisión de Mariano
Rajoy Brey como Presidente del Partido Popular al que ha dejado tan
descuajaringado como la Selección Española en el actual Mundial de Rusia.
Incomprensiblemente Mariano Rajoy,
quién pudo paralizar la moción de censura planteada contra él simplemente
dimitiendo de la Presidencia del Gobierno, prefirió aferrarse a la poltrona y favorecer el
acceso de Pedro Sánchez al poder para unos días después renunciar a la
presidencia del Partido Popular y a su escaño como diputado utilizando una
extraña fórmula de despedida que curiosa, e igualmente de forma incomprensible,
no ha despertado ninguna crítica o reacción por parte de los medios de
comunicación. Dicha fórmula, que constituye una declaración de principios
suscritos por todos los miembros de la casta política española fue: "Es lo mejor para mi, es lo mejor para
el Partido Popular, y creo, que también, es lo mejor para España", es
decir puso su persona por encima del partido y, sobre todo, puso al partido por
encima de la nación cuando en la alta política, esa que ejercen los hombres de
estado que en nuestra piel de toro se desconocen, es claro que la nación
siempre está por encima de los partidos.
Pues bien, Mariano Rajoy se ha
retirado de la política y ha vuelto a su puesto de trabajo como Registrador de
la Propiedad por el que cobrará un sueldo extremadamente superior al sueldo
medio de cualquier trabajador de nuestro país dejando un partido prácticamente
destrozado por luchas de poder internas e ideológicamente desarmado.
Mariano Rajoy heredó de José María
Aznar un partido ideológicamente dudoso y materialmente tocado por las mentiras
de las armas de destrucción masiva que originaron la Guerra de Irak y la mala
gestión del acto terrorista del 11-M y que solo llegó al poder en el 2011
gracias al extremadamente mal gobierno del Partido Socialista Obrero Español,
hoy en el gobierno. Ahora Mariano Rajoy deja un partido en peores condiciones
que cuando lo recibió, un partido hundido y en clara descomposición debido a la
sangría de votos, a las disensiones internas y a la imposibilidad de
desvincularse de su pasado inmediato.
Ante esta situación los más
destacados líderes del Partido Popular se han enfrentado a unas
"primarias" donde lo primero que ha llamado la atención es la escasa
participación ya que de un censo de más de ochocientos mil militantes (800.000)
solo han votado unos sesenta y seis mil (66.000), es decir un siete por ciento
con lo que o bien el Partido Popular no tiene esos ochocientos mil militantes o
al noventa y tres por ciento de los afiliados al PP les importa muy poco la
política interna de su partido.
Como
resultado de esas primarias han quedado fuera de la carrera por el poder en el
seno del Partido el antiguo Ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel
García-Margallo, y María Dolores de Cospedal, esta última en
"diferido", quedando en la atlética competición Soraya Sáez de
Santamaría y Pablo Casado uno de los cuales será elegido Presidente del Partido
Popular en el próximo Congreso que se celebrará en Valencia.
Ambos, Soraya y Pablo, quieren ser
presidentes del Partido Popular, tal vez porque parafraseando a Mariano Rajoy
en su despedida, "sea lo mejor para ellos", pero realmente no ofrecen
nada nuevo. Ambos son el continuismo pues los dos han desempeñado cargos en el
gobierno o en el partido bajo la presidencia de Rajoy con el que se les debe
suponer más coincidencias que diferencias. No obstante, Pablo Casado, el cual
está afectado como Cristina Cifuentes de algún problema con su titulación
universitaria que podría significar también un continuismo en esos temas, parece ser mejor conocedor que Soraya Sáez de
Santamaría de la realidad del partido pues mientras que Sáez de Santamaría ha
centrado su campaña en las primarias en la afirmación de que ella puede ganar las próximas elecciones a Pedro Sánchez,
Pablo Casado se ha dedicado a mantener un discurso que ha logrado atraer a
viejas glorias del partido como Esperanza Aguirre y que claramente constituyen
una serie de guiños a la extrema derecha
representada por VOX.
Y es que si en las elecciones
celebradas en diciembre de 2015 y en Junio de 2016, se demostró que el Partido
Popular perdió millones de votos, muchos de los cuales fueron a parar a la
nueva formación de "Ciudadanos" dirigida por Albert Rivera, ahora el
Partido Popular también amenaza con descomponerse por su derecha desviándose
varios centenares de miles de votos hacia VOX tal y como indican las encuestas
que dan a este partido tres escaños que forzosamente deben ser fruto de votos
arrancados al PP.
VOX es un partido político surgido
de una escisión del Partido Popular que se encuentra presidido por el ex
dirigente popular, Santiago Abascal. VOX tiene un discurso identitario,
antiinmigración, euroescéptico y altamente contrario al estado de las
autonomías que ha buscado homologaciones europeas en partidos como el Frente
Nacional de Marine Le Pen, todo lo cual no le impide proclamarse heredero del
Partido Popular de Aznar y de Esperanza Aguirre como dejaba bien claro su
cartel electoral a las elecciones europeas del 2014.
La irrupción en el Congreso de los
Diputados de tres diputados de VOX, detrás de los cuales habría aproximadamente
medio millón de votos, significaría que el Partido Popular jamás volvería a
gobernar en nuestro país porque se vería en la necesidad de pactar ya no solo
con "Ciudadanos" sino también con VOX que le llevaría a una mayor
radicalidad en algunos temas proporcionando tan cantidad de munición de gran
calibre a la oposición que tal pacto es, sencillamente, impensable.
VOX se nutre de los que muchos,
dentro de la derecha española, consideran errores y mal hacer del Partido
Popular y precisamente Pablo Casado está intentando evitar seguir alimentando a
VOX, aunque si bien se analiza cuando uno para evitar la realización de ciertas
políticas se acerca a ellas puede terminar ser el mismo el que las realice.
Pero en fin, ese es el problema y la encrucijada en la que se encuentra el
Partido Popular el cual lleva cuarenta años dilapidando en corrupción y
verborrea demagógica toda su credibilidad política y en política cuando se
pierde la credibilidad resulta prácticamente imposible recuperarla.
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