Tras
las Elecciones Generales de abril y las municipales y autonómicas de mayo, las
negociaciones para que el líder del Partido Socialista Obrero Español, Pedro
Sánchez, pueda ser investido Presidente del Gobierno en primera vuelta parecen
estar estancadas.
Obtener el apoyo activo o pasivo de
los independentistas catalanes parece no interesarle mucho por el coste
electoral que pudiera ocasionarle en futuros comicios y tal vez por eso, el
gobierno a través de su portavoz, Isabel Celaá, ya ha manifestado que puede no
haber segunda vuelta de investidura; no vaya a ser que en dicha segunda vuelta
Sánchez se encuentre con la abstención de ERC y la oposición pueda echárselo en
cara durante toda la legislatura aludiendo a posibles pactos secretos.
Un posible acuerdo PSOE-Cs, que es
el entendimiento preferido de empresarios y banqueros, es muy difícil pues a
ambas formaciones les costaría vender tal pacto a sus bases y electores y
terminaría pasando a ambas una elevada factura en forma de pérdida de votos. Al
fin y al cabo el PSOE se ha referido a "Ciudadanos" como una parte
integrante de "las tres derechas" y del "trifachito"
mientras que la formación que lidera "el bello Albert" ha
descalificado constantemente a Pedro Sánchez y al PSOE acusándole de entenderse con los que
"quieren romper España" así pues resultaría de una desvergüenza
absoluta que ambas formaciones llegaran a algún tipo de acuerdo, aunque
desvergüenza no es precisamente algo que les falta a los distintos líderes de
la casta política española.
Por su parte, el socio natural de
Pedro Sánchez y el PSOE sería "Podemos", pero las ambiciones
ministeriales del líder de "la formación morada", Pablo Iglesias,
parece alejar todo tipo de acuerdo, llamando la atención que, más que en cuestiones
programáticas y de fondo, las ambiciones de Pablo Iglesias se centran en
conseguir, no ya los Ministerios que exigía en el año 2016, sino "algún
Ministerio". Por su parte, el líder socialista, conocedor del malestar
que generaría en el seno de su partido
la cesión de algún ministerio, por insignificante que fuera, a "Podemos" parece no estar
dispuesto a transigir con la humilde solicitud de Pablo Iglesias y formar un
gobierno de coalición con la formación que éste lidera.
A Pedro Sánchez Castejón, como a
todo candidato a la Presidencia del Gobierno, lo que le interesa es ser investido
en primera vuelta obteniendo la mayoría absoluta del Congreso de los Diputados,
pero, si esto no se produce, el Partido Socialista no pierde nada convocando nuevas elecciones,
es más, tal vez tendría algo que ganar. No obstante, por el momento la
estrategia del PSOE es clara y consiste en desgastar a "las novias"
que parecen cortejarle apasionadamente dejando a Pablo Iglesias reducido a la
condición de mendicante de un ministerio y a Albert Rivera a alguien que
necesita desesperadamente un acuerdo o apariencia de acuerdo con "el
centro izquierda" para centrar a un partido que se siempre ha estado muy
escorado hacia la derecha y que últimamente ya está desbocado hacia esa
tendencia política.
Unas nuevas elecciones aclararía el
panorama político reforzando al Partido Popular y, sobre todo, al PSOE. Según
la lógica y los sondeos hechos públicos la semana pasada, solo dos meses
después de las Elecciones Generales de abril, habría una reagrupación del voto
en torno al Partido Popular y al PSOE en detrimento de "Ciudadanos" y
"VOX" en el primer caso y de "Podemos" en el segundo y,
seguramente, un incremento de la
abstención.
Y
es que la indefinición y las contradicciones en las que han incurrido las
nuevas formaciones políticas que venían a "regenerar" el sistema
político español y no han hecho otra cosa que reforzarlo, no pueden menos que
pasarles factura.
"Ciudadanos" lleva desde
su fundación en 2006 intentando encontrar un discurso político que ofrecer y en
todos estos años, lo único de lo que ha hablado es de un confuso concepto de españolismo, diluido
en el concepto supranacional de Europa, lo que resulta una verdadera "contradictio
in terminis", porque si lo que se desea es que "el hecho nacional
español" no desaparezca, qué más da que lo haga por la actuación de los
nacionalismos periféricos o por su disolución
en una estructura política superior. "Ciudadanos" que pretendía
no ser un partido de derechas ha debido
su éxito electoral a la crisis del Partido Popular que es el verdadero
suministrador de votos de "la formación naranja", la cual se asemeja
cada vez más, buscando su homologación europea, a los afrancesados del Siglo
XIX, pero en versión cutre. En unas hipotéticas nuevas elecciones
"Ciudadanos" aguantaría el tirón pero perdería un número relevante de
sufragios que volverían al Partido Popular.
"VOX", es el partido de la
nada. No ha tenido jamás discurso político que ofrecer y se constituyó única y
exclusivamente como verdadera empresa de colocación profesional para su líder,
Santiago Abascal, y su cuchi-pandi. Su hecho diferencial con el Partido Popular
podría haber sido su actitud mostrenca y cerril pero ni a esa actitud han sabido
ser fieles. Desde que adquirieron unas migajas de representatividad en las
elecciones andaluzas no han hecho otra cosa que poner dicha representatividad
al servicio del Partido Popular y de "Ciudadanos" con lo que lo único
que han logrado ha sido hacer pensar a sus votantes que para votar a un
segundón que se pone servilmente a los pies de una mayoría conservadora,
resulta más lógico y mejor votar directamente a esa conservadora mayoría y
ahorrarse, de paso, el castigo que infligen los restos que genera la
fragmentación del voto en cada circunscripción electoral. Parece ser que ahora
"VOX" se encuentra enzarzada en una pugna con el Partido Popular y
"Ciudadanos" para conseguir
algunas concejalías en el Ayuntamiento de Madrid amenazando con no apoyarlos a
la hora de constituir el gobierno de varias Comunidades Autónomas, lo que deja
al descubierto las verdaderas intenciones de la formación de Abascal, que no es
otra que pillar poder para mejor y más cómodamente asentar las posaderas de sus
líderes. De celebrarse nuevas elecciones, "VOX" sería sin duda la
gran perdedora de las mismas perdiendo casi la mitad de los diputados obtenidos
en las Elecciones Generales de mayo pasado.
Finalmente "Podemos",
"Unidas Podemos" o como guste denominarse en el futuro es, en
comparación con las otras dos formaciones políticas antes mencionadas, la que
más ha defraudado porque en tan solo cuatro años ha diluido su esperanzador
discurso en la vacuidad, en el vacío, en la nada. Guste o no guste, se quiera
reconocer o no se quiera reconocer, "Podemos" ha dejado de
representar a mucha gente al convertirse exclusivamente en una muleta del PSOE,
partido que fue calificado en su momento por la formación morada como una parte
integrante de "la casta política". En la actualidad su líder, Pablo
Iglesias, lejos de estar enfrascado con el PSOE en la negociación de un
programa de gobierno está luchando por conseguir algún sillón ministerial, lo
que le viene a equiparar en cierto modo a "VOX", pareciendo que ambas
formaciones no son más que la distinta cara de una misma moneda.
"Podemos" resistiría bastante
mejor que "VOX" unas nuevas elecciones pero no por ello dejaría nuevamente
de descender en número de sufragios lo que ya marcaría una clara tendencia de
regreso al porcentaje electoral máximo que le correspondió en su día al Partido
Comunista de España.
Con este panorama, en el que tres
formaciones políticas resultarían gravemente perjudicadas con la celebración de
nuevas elecciones por no conseguir Pedro Sánchez los apoyos necesarios para su
investidura, no es previsible que dos de ellas, "Ciudadanos" y
"Podemos", pero sobre todo "Podemos", no hagan todo lo
posible para entronizar al PSOE en el gobierno evitando así la repetición de
unas elecciones de las que podrían salir como residuos sólidos a extinguir en
el futuro próximo del panorama parlamentario.
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