Los Talibanes entraron en Kabul
Después de cómo ha terminado la
presencia occidental en el país centroasiático hay que concluir que todo lo que
se ha venido contando a la sociedad española sobre la intervención militar
norteamericana en Afganistán y la participación española en la misma durante
estas dos últimas décadas era y es, simple y llanamente, MENTIRA.
Estados Unidos no intervino en
Afganistán en 2001 para expulsar a los talibanes del poder y crear un estado
afgano estable, incluso es posible que ni siquiera tuviera la intención de
explorar las posibilidades que presentaba el territorio afgano en cuestión de
materias primas. Estados Unidos intervino en Afganistán porque después de los
atentados terroristas contra el World Trade Center y el Pentágono del 11 de
septiembre de 2001, la administración Bush tenía que demostrar al pueblo
norteamericano y al mundo entero que Norteamérica seguía siendo fuerte y que
tenía capacidad de respuesta inmediata a pesar de la debilidad que había
demostrado el agujero en inteligencia y seguridad interna que hicieron posible
los mencionados atentados. La intervención militar se justifico en el supuesto
hecho de que Afganistán era la base de la organización terrorista "Al
Qaeda" y refugio de Bin Laden, aunque luego se demostró que "Al Qaeda"
tenía bases en varios estados, era financiada por diversos líderes del mundo
islámico y que Bin Laden residía en Paquistán.
Con tal de repartir
responsabilidades y gastos, siguiendo la filosofía de que cuando varios son
responsables de algo nadie es responsable de nada y de que a "escote no
hay nada caro"; los Estados Unidos, que iniciaron acciones bélicas
unilateralmente en Afganistán, no dudaron ni un instante en implicar a todos
sus aliados occidentales, entre ellos a España, quienes, como los serviles
lameculos que son, se prestaron rápidamente a participar en lo que no era más
que una aventura colonial decimonónica con tal de complacer al "primo de
Zumosol" norteamericano. Para encubrir la kiplingnesca aventura, los
distintos estados europeos, y principalmente España, se justificaron ante sus
respectivas opiniones públicas alegando la defensa de las libertades democráticas
para el pueblo afgano, en la promoción de los derechos de las mujeres oprimidas
y en la consabida modernización de Afganistán.... en definitiva en palabras
nuevas para referirse a la vieja afirmación imperialista de que "hay muchas formas de entender el mundo
pero solo la forma británica de entenderlo es la correcta".
...Las fuerzas militares occidentales evacuan Afganistán
En veinte años de presencia
occidental en Afganistán, Estados Unidos y sus aliados no han llegado a
controlar de manera efectiva nada más que determinadas ciudades que servían de
"escaparate" para mostrar a la opinión pública mundial lo mucho que
estaba prosperando y modernizándose el país asiático y, de ese modo justificar
ante sus respectivas ciudadanías su presencia en el mismo. No obstante, la
aventura afgana se estaba convirtiendo en un pozo sin fondo para una parte
relevante del presupuesto del gobierno estadounidense, el cual era sobradamente
consciente de que los talibanes no habían dejado de actuar libremente y de
controlar gran parte del territorio afgano durante estos últimos veinte años,
por lo que no estando dispuesto a empeñar tropas norteamericanas en combate directo
y habiendo sido incapaz de organizar unas honestas instituciones civiles y un ejército
puramente afgano hizo pública, en abril del presente año de 2021, su voluntad unilateral
de completar totalmente la retirada de sus tropas del país centroasiático a mediados de
septiembre de este año, lo que ha provocado la ofensiva definitiva de los
Talibanes que ha culminado con su entrada en Kabul el pasado 15 de agosto.
Con su retirada, Estados Unidos no
solo abandona, como ya hizo en China en 1949 y en Vietnam en 1975, a toda
aquella parte de la población nativa que ha colaborado con las fuerzas
militares de la misión internacional y con el fallido experimento de creación
de un estado afgano, sino que también ha abandonado a sus aliados occidentales
con los que no se ha dignado planificar y organizar una evacuación conjunta y
combinada que hubiera permitido salvar más vidas. De este abandono cualquier
ser medianamente inteligente debería sacar algunas conclusiones, aunque resulta
dudoso que entre la casta política europea nadie saque conclusión alguna.
Por la parte que a los españoles nos
toca directamente hay que asumir nuestras obligaciones morales con todos
aquellos ciudadanos afganos y sus familias que durante estos veinte años han
colaborado con las fuerzas armadas españolas desplazadas a la zona así como con
los que han trabajado para nuestra misión diplomática en Kabul o con las
distintas ONGs españolas que han actuado en el país asiático, evacuándolos y
poniéndolos a salvo de cualquier represalia talibán, dándoles asilo en nuestro
país e incluso otorgándoles la nacionalidad española porque España ha contraído
con todos ellos una deuda de honor y no los puede dejar abandonados.
...... como siempre lo han hecho desde 1842
Asimismo, los señores y señoras que
pontifican desde las tribunas tertulianas de las distintas cadenas televisivas
mesándose los caballos por el desastre afgano y diciendo lo evidente, que lo
que ha hecho occidente en Afganistán es una vergüenza, deberían aportar alguna
solución y decir que es lo que se debería hacer porque lo cierto, es que la única
alternativa a lo que está ocurriendo es
el despliegue de una fuerza militar de, al menos, setenta y cinco mil hombres dotada
con la mayor potencia de fuego posible y que combata directamente y sin
restricciones a los talibanes hasta la obtención de la victoria, tal y como quedo
definida por Clausewitz, es decir, que combata hasta "el total exterminio del contrario". Evidentemente estos
ilustres tertulianos, muchos de los cuales forman parte de partidos políticos
que, por puro oportunismo, se mostraron contrarios a la intervención militar
hace veinte años y que cuando alcanzaron el poder no solo no retiraron a tiempo
al ejército español de Afganistán, sino que incluso incrementaron su presencia,
no van a exponer a la opinión pública española esa cruda realidad, porque,
aunque totalmente cierta, no resulta políticamente correcta y porque saben que
la indignación del pueblo español con lo que está ocurriendo en Kabul acabaría
en el mismo momento en que se hablara de la participación en una guerra directa
contra los talibanes.
Cuando la evacuación española de Afganistán se complete será el momento de pedir explicaciones del por qué nuestra implicación en la aventura afgana y depurar responsabilidades, a todos los niveles alcanzasen estas a quienes alcanzasen, pero dentro de quince días.... nadie se acordará de Afganistán ni de los afganos y, lo que es aún peor, a nadie le importará el dinero perdido en este desastre y nadie se acordará de los ciento cuatro compatriotas que entregaron su vida en aras de no se sabe qué. Una vez más se volverá a hacer realidad aquella máxima de Mariano José de Larra que rezaba "En España nunca pasa nada porque los españoles pasan por todo", y así, hasta el próximo despropósito en el que nos quieran meter los vividores del actual régimen español.
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