Los lectores y libreros denominan a
estos libros "libros de autoayuda" y tienen títulos tan curiosos como
"El Caballero de la Armadura Oxidada" que puede hacernos confundir su
contenido con alguna aventura artúrica, "El monje que Vendió su
Ferrari" que parece una novela de aventuras de Simón Templar, "Cómo
Ganar Amigos" que recuerda a un programa radiofónico nocturno de corazones
solitarios o "Un Milagro en 90 días" que hace pensar en un reportaje
sobre alguna aparición mariana.
Si en la novela "El Péndulo de
Focault", Umberto Eco incidía sobre
el interés de las editoriales por publicar libros sobre esoterismo, sociedades
secretas y conspiraciones mundiales y lo justificaba en el hecho de que tales
libros reportaban enormes beneficios económicos a sus editores, la eclosión de estos
"libros de autoayuda" además de obedecer al mismo interés económico
de las editoriales, satisfacen los deseos de un público poco exigente y
extremadamente cómodo que aspira a encontrar en tan breves obras la mismísima
Piedra Filosofal.
Los "libros de autoayuda",
suelen ofrecer soluciones simples a situaciones complejas convirtiéndose de
este modo en una especia de "populismo" filosófico y siendo a la
psicología lo que el curanderismo es a la medicina respondiendo a los deseos de
un público impaciente, alienado y cómodo que desprecia los clásicos de la
filosofía por complejos y es incapaz de someterse a cualquier idea que implique
el sacrificio que lleva implícito el arte de la autodisciplina.
Los "libros de autoayuda" forman parte del panorama cultural actual, panorama éste donde, hoy en día, lo excelente es la excepción a la norma de la vulgaridad y en el cual no se trata de elevar a las masas a la cultura sino de hacer descender la cultura al nivel de las masas porque siempre resulta más cómodo reducir las exigencias que favorecer y promover la elevación a un nivel mínimamente exigido.
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