Por “Traslatio Imperii”, que puede
traducirse literalmente como “Traslado del Imperio”, se conoce la ficción
histórica y jurídica en virtud de la cual el Sacro Imperio Romano Germánico pasaba
a ser heredero directo del antiguo Imperio Romano y sus emperadores herederos del
poder de los césares romanos.
En la actualidad el tema de la
“Traslatio Imperii” ha quedado reducido a un puro debate científico-histórico
sin trascendencia alguna en la vida cotidiana de las personas, no obstante esta
ficción histórica ha permitido la creación de otras ficciones que sí tienen una
repercusión directa en la existencia de los ciudadanos, como es el principio,
jamás proclamado en documento legal alguno; de la “Traslación de la
Responsabilidad” en virtud del cual siempre existe alguien por encima al que se
le traslada la responsabilidad de lo que sucede.
El ciudadano español de a pie, no
puede menos que reconocer la existencia de esta “Traslación de la Responsabilidad”
porque todos los días que acude a cualquier institución pública o privada a fin
de resolver cualquier problema se topa directamente con ella cuando escucha del
funcionario público o del empleado las consabidas frases de “Yo no puedo hacer
otra cosa”, “Esto no lo he impuesto yo” o la lacónica frase de “Yo cumplo
órdenes”.
Lejos de frases, el ciudadano
español también se encuentra con el principio de la “Traslación de la
Responsabilidad” cuando se enfrenta a determinados hechos donde las
administraciones más cercanas al mismo trasladan la decisión última a
instancias superiores o a otras administraciones. Así, a modo de ejemplo
podemos citar lo que ocurre en la administración de justicia donde, ante una
denuncia claramente sin fundamento, se detiene a una persona por la policía y
ésta no quiere asumir la responsabilidad de ponerla en libertad por lo que la
pasa a disposición judicial a fin de que sea el Juez quien decida lo que hay
que hacer y también podemos citar aquellos casos en el que el gobierno no
quiere asumir la responsabilidad de tomar una decisión y traslada la toma de la
misma a otro organismo de la administración como pueden ser los Tribunales o
determinadas comisiones.
En realidad, el principio de la
“Traslación de la Responsabilidad” supone una ficción jurídica en virtud de la
cual NADIE ES RESPONSABLE DE NADA, ni siquiera la institución que corona la
pirámide del poder estatal porque esta siempre podrá utilizar y utilizará en su
justificación y defensa el argumento de que se limitó a cumplir y a hacer
cumplir la legalidad que otros hicieron y contra la que no podía hacer nada
salvo acatarla y cumplirla. Fíjese bien el lector en que utilizamos el término
“ficción jurídica” y ello porque, aunque el principio de la “Traslación de la
Responsabilidad” ha tenido en el pasado y tiene en el presente aplicaciones
prácticas fácilmente comprobables por cualquiera, puede topar con una firme
realidad jurídica cual es el principio de la “Responsabilidad Colectiva” en
virtud del cual TODA UNA COLECTIVIDAD O GRUPO
ES RESPONSABLE DE LO QUE OCURRE.
El principio de “Responsabilidad Colectiva” no es un
principio arbitrario e injusto en virtud del cual, como no se puede identificar
a un responsable concreto, se hace responsable a todo el mundo sino que requiere
un requisito sin el cual no se puede aplicar. Este requisito es que exista un
foco originario de las disposiciones u órdenes que se han de cumplir y hacer
cumplir y que estas se transmitan de arriba a abajo hasta el último integrante
del escalafón que es quien directamente las aplica.
Para mejor comprensión del principio
de “Responsabilidad Colectiva” lo intentaremos explicar con un ejemplo: El 16
de Marzo de 1968 durante la Guerra del Vietnam una unidad militar
norteamericana al mando directo del alférez William Laws Calley arrasó la
población vietnamita de My Lai matando al ganado, quemando las casas, violando
a las mujeres y niñas y finalmente asesinando a todos sus habitantes. En este
caso solo cabe hablar de una responsabilidad individual que afecta al alférez
Laws, que ordenó directamente y por su cuenta la matanza así como de una
responsabilidad individual de todos y cada uno de aquellos subordinados suyos
que cumplieron esa orden clara y manifiestamente ilegal (Hubo subordinados que
se negaron a cumplir la orden y que incluso interpusieron los helicópteros
entre la banda de Laws y la población civil para intentar protegerla). En
cambio, si hubiera existido una indicación, disposición u orden elaborada por
el comandante en jefe de las fuerzas armadas norteamericanas o por las más
altas instancias políticas o militares que ordenara la matanza y esa orden se
transmitiera de arriba abajo por todo el conducto oficial hasta el soldado raso
que, en cumplimiento de la misma, disparara contra la población civil existiría
una responsabilidad colectiva de todo el estado y de todas las instituciones
norteamericanas de la que no se podría escapar nadie amparándose en la
obediencia debida ni justificándose con un “yo solo marqué un número de
teléfono”.
En todo el estado español y sus
instituciones impera, hoy en día, el principio de la “Traslación de la
Responsabilidad” que sirve para ahogar impunemente los derechos y libertades de
los españoles a los cuales les corresponderá, en un futuro que anhelamos próximo,
adoptar la decisión valerosa de hacer valer el principio de “Responsabilidad
Colectiva” salvo que el mismo pueblo español desee terminar siendo partícipe y
objeto de esa “Responsabilidad Colectiva” frente a las futuras generaciones.
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