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miércoles, 25 de septiembre de 2013

NO ES “AUSTERICIDIO”, ES “GENOCIDIO”

Dentro de la política de “austeridad” emprendida por el gobierno del Partido Popular, que curiosamente prevé recortes para todos menos para los miembros y grupos relacionados con la casta mal dirigente del país, la semana pasada se aprobó imponer el pago del diez por ciento a cincuenta medicamentos dispensados exclusivamente en las farmacias de los hospitales y destinados a combatir enfermedades graves así como imponer también el pago al paciente de otros servicios sanitarios imprescindibles como ambulancias, prótesis, sillas de ruedas, etc.…. 

            Los más afectados por estas medidas, evidentemente, serán los enfermos crónicos, los que padecen enfermedades graves y los pacientes integrantes de la Tercera Edad. Teniendo en cuenta que la mayoría de los pacientes que requieren este tipo de medicación y de servicios sanitarios no pertenecen ya a la población activa y son beneficiarios de algún tipo de pensión de invalidez o de jubilación y que las cuantías de estas pensiones no son muy grandes no se puede deducir nada más que estas medidas, unidas a otras adoptadas el año pasado, van dirigidas directamente contra un colectivo social muy concreto y que, casualmente o no, coincide con un colectivo que es económicamente deficitario para las arcas del estado al requerir la máxima protección social y sanitaria.

            Aunque este nuevo pago ordenado por el gobierno tiene un tope máximo en virtud del cual el paciente no tendrá que abonar más de cinco euros al mes hay que tener presente que cinco euros de aquí otros ocho de allí y veinte del otro lado suman una cantidad suficiente para disminuir la capacidad de supervivencia de una modesta economía doméstica como es la de los pensionistas poniendo en un riesgo cierto su salud y empujándoles hacia la extinción por consunción. Por otra parte, tal limitación es una completa ficción y este nuevo copago equivale a la implantación de un precio o tasa lineal para cada uno de los pacientes de unos cinco euros mensuales porque casualmente los medicamentos dispensados en las farmacias de los hospitales, además de tener que estar sometidos a un férreo control por ser extremadamente perjudiciales en caso de utilización indebida, no son nada baratos y suelen superar todos el precio de los cien euros.

            En los inicios del gobierno del señor (por llamarle de alguna forma) Rajoy, cuando se adoptaron los primeros recortes, mientras los portavoces del Partido Popular hablaban de “austeridad” en algunos medios de comunicación se hablaba de una política de “austericidio”, pero en realidad el gobierno nunca ha tratado de llevar a cabo una política austera porque la austeridad consiste en eliminar lo superfluo y tal vez, solo tal vez, disminuir en lo necesario, pero jamás, en ningún caso, reducir lo imprescindible y hoy en día el gobierno sigue gastando o permitiendo que se gasten miles de millones en lujos superfluos como el despliegue de tropas a miles de kilómetros de distancia, charadas como las olimpiadas o subvenciones a partidos políticos, sindicatos y organizaciones empresariales.

            Por otra parte tampoco se puede hablar de “austericidio” porque las personas que acuñaron este término lo razonaban diciendo que el presunto ahorro que se iba a generar con las llamadas medidas de austeridad emprendidas por el gobierno iban a tener como consecuencia final un gasto público mayor al disminuirse los ingresos y desplazarse el gasto a otras partidas como el paro. Es decir, el término “austericidio” implica la realización de una acción inconscientemente errónea que lleva al resultado contrario al que se pretende conseguir. En cambio, resulta muy difícil (por no decir imposible) de creer que el actual gobierno no sea consciente de que las medidas de recortes, privatizaciones y copagos adoptadas en un servicio público tan imprescindible como es la sanidad no va a perjudicar seriamente a la salud de decenas de miles de personas que padecen enfermedades graves sometiéndoles a condiciones de existencia que pueden acarrear su extinción física.   
        
Los perjudicados por las nuevas medidas adoptadas por el gobierno popular en el ámbito sanitario constituyen un grupo social homogéneo claramente identificado entre la población y que esta constituido por los enfermos graves y los ancianos con rentas bajas; es decir los enfermos graves y ancianos con rentas altas quedan excluidos de los perjuicios que ocasionan estas medidas porque los gastos que la imposición del nuevo copago les van a provocar solo supondrán un ínfimo porcentaje mensual de su renta. Así pues, si el grupo esta claramente identificado (enfermos y ancianos de rentas bajas) ¿No estamos claramente ante una medida que se toma de manera voluntaria y consciente contra un grupo social concreto?. Considerando que este colectivo social es un grupo que genera demasiados gastos al estado en concepto de sanidad y pensiones ¿No es posible que exista un deliberado interés en acortar su vida a fin de conseguir un ahorro en tales conceptos?.

            La historia nos demuestra que en un pasado no demasiado lejano hubo estados, y no solo los estados totalitarios de entreguerras, que pusieron en marcha campañas eugenésicas con la finalidad de generar un ahorro en sus gastos asistenciales esterilizando a deficientes mentales, alcohólicos y marginados sociales muchos de los cuales no padecían ninguna patología o adicción sino que de lo único que sufrían era de una pobreza extrema. Por otra parte, también nos demuestra la historia que hubo estados que pusieron en marcha campañas de eutanasia forzada con la misma finalidad. Y aquí surge la cuestión, poner dificultades, por mínimas que estas sean, o limitar, por razones económicas, el acceso a tratamientos médicos posibles contra enfermedades existentes ¿No equivale a una eutanasia pasiva pero sobre todo inducida?.

            Atendiendo a lo expuesto a lo largo de este artículo, solo cabe concluir que la política neoliberal emprendida por el gobierno del Partido Popular con la complicidad tácita o el apoyo expreso de otros grupos políticos con representación en el Congreso de los Diputados no tiene ningún soporte moral ni científico sobrepasando largamente el concepto de “austericidio” para acercarse, con paso firme y pausado, a las fronteras del “genocidio” las cuales traspasará en el mismo instante en que fallezca el primer paciente que, por no poder hacer frente al nuevo copago farmacéutico, se vea privado de la medicación que le sea imprescindible.









NOTA.- La primera imagen que ilustra este artículo es un cartel a favor de la eutanasia de la época del III Reich cuya leyenda reza así: "Este enfermo hereditario cuesta 60.000 Marcos".

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya sé que Ud. es contrario a lo que voy a repetir aquí, una vez más, pero cada día que pasa, con cada medida que ponen en marcha esos genocidas, estoy convencido que que para sanear el país, tendrá que correr sangre por las calles. Hacer pagar a un enfermo de cáncer es motivo suficiente, entiendo, para tumbar este gobierno por el método que sea. Repito: por el método que sea.

Chouan dijo...

Estimado anónimo:
Centramos las quejas y protestas en el gobierno y en los políticos, pero ignoramos o no queremos ver que esta gente hace lo que hace con la colaboración necesaria de quienes han permitido la prostitución del Derecho, el falseamiento de la ley y, por supuesto, de todos aquellos sustentan a la casta política por ser detentadores bien pagados de la fuerza.

Una vez más se pone de manifiesto que este régimen no se basa en la legalidad ni en los principios sino en la pura fuerza y ya sabe... una fuerza solo cede ante una fuerza mayor.

Anónimo dijo...

Por supuesto que tiene Ud. razón. Hoy los gobiernos no son más que los actores que materializan el postulado económico del liberalismo –que no entiendo que se le llame neoliberalismo–. Es verdad que los conceptos de derecha e izquierda (de las siglas habituales) se han difuminado entre los tentáculos de las fuerzas económicas que rigen los destinos.

Lo que me haría feliz es ver que la sociedad rompe las cadenas de la inercia o pasividad. Sí, de acuerdo, hay movimientos, los hay ciertamente, pero en aquellas “movidas” que participo acostumbro a ver muchos rostros repetidos, no veo demasiada gente nueva. Por cuestiones laborales, sé que determinada acción, en un momento adecuado genera resultados positivos a largo plazo, pero no siempre se da la convergencia de los astros, y tomando como referencia a toda la sociedad, creo sinceramente que no nos queda tiempo para una de esas convergencias. Hoy toca moverse ya. Pero como algunas veces le he comentado, quizá por la edad, quizá por el cúmulo de desengaños, por lo que sea, pero –como dicen algunos– no veo “masa crítica” dispuesta a lanzarse al vacío que significa provocar un cambio. Entiendo que temamos al vacío, pero la Historia demuestra que ese es un paso necesario. Y mucho más en democracia. Desde mi punto de vista la sociedad aún es acomodaticia.

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