Don Luis Doreste con Don Carlos Hugo de Borbón Parma en 1970 |
El
pasado 29 de diciembre de 2017 falleció en Las Palmas de Gran Canaria, Luis
Doreste Manchado, a la edad de cien años y ocho meses, que fuera jefe regional
del Partido Carlista de Canarias y Caballero de la Real Orden de la Legitimidad
Proscrita.
Su padre, Luis Doreste Morales, había
sido jefe regional de la Comunión Tradicionalista, nombrado por Don Alfonso
Carlos, Comisario de guerra durante la Guerra Civil y Caballero de la Orden de
la Legitimidad Proscrita por nombramiento de Don Javier en enero de 1965. Su
abuelo, Domingo Doreste Falcón, también había sido miembro de la Junta
Carlista/Jaimista grancanaria, en la época de Don Jaime.
Movilizados los carlistas por orden de
Don Javier y Fal Conde para su participación en la guerra civil, en noviembre
de 1936, con 19 años, se alistó como voluntario, Boina Roja, y embarcó a la
península, junto con su hermano Antonio y otros 87 requetés canarios. Años más
tarde se sentiría vencido en el campo de los vencedores, por su postura
contraria a la unificación y la dictadura que se estaba fraguando con total
predominio falangista, comenzando a participar activamente, en los años 60 del
pasado siglo, en la actividad del carlismo.
Hito importante para su compromiso carlista fue la
boda de los príncipes don Carlos Hugo y doña Irene, en Roma, en abril de 1964,
a la que asistió en representación de su padre, enfermo, y la posterior visita
de los príncipes, en viaje de luna de miel, a Canarias, participando
activamente en las reuniones organizadas con las autoridades locales y
provinciales, con el obispo monseñor Pildain y Zapiain, con carlistas y
simpatizantes, la misa multitudinaria en la basílica de Teror (Gran Canaria) y
la visita de los príncipes a la casa de sus padres, con la familia Doreste
Manchado en pleno.
A partir de entonces asistió a los actos de
Montejurra, todos los años, hasta 1978, acudiendo también esporádicamente a los
actos de Montserrat, El Quintillo, Villareal y Haro. Y como adjunto a la jefatura
regional asistía a las reuniones de la entonces Junta Suprema de la Comunión
Tradicionalista, que se celebraban en la calle Marqués de Valdeiglesias de
Madrid.
Al fallecimiento de su padre en junio de 1965, fue
nombrado por Don Javier, el 10 de marzo de 1967, jefe regional de Canarias. En
diciembre de ese año acudió al multitudinario y emotivo acto celebrado en
Fátima (Portugal), con presencia de la Familia Real Carlista en pleno,
asistiendo también al banquete que se les ofreció en el Hotel Ritz de Lisboa.
Por la controversia suscitada es de reseñar que en febrero
de 1967 se publicó en el diario “La Provincia” de Las Palmas de Gran Canaria,
una Nota informativa que había remitido sobre unas declaraciones del entonces
príncipe Juan Carlos, de visita en la ciudad, en las que este decía que podía
entenderse perfectamente con los carlistas y tachaba de extremistas a los
periodistas y colaboradores carlistas del diario “El Pensamiento Navarro”.
Afirmaba en la Nota que no podía haber “entendimientos” con la línea ideológica
de la dinastía representada por Don Juan de Borbón, padre de Juan Carlos,
manifestando su oposición a su pretensión de ser instaurados en el trono de
España y que solo el augusto caballero español, abanderado de la Tradición, Don
Javier de Borbón Parma, encarnaba la doble legitimidad, la de origen y la de
ejercicio, generándose una serie de réplicas y contrarréplicas, publicadas en
el citado periódico, sobre el papel de carlistas y alfonsinos en la guerra
civil y que también tuvo reflejo nacional, en un editorial del diario ABC del 8
de marzo de 1967, bajo el título “La Monarquía en el Alzamiento Nacional”,
aunque no hiciera referencia al origen del
debate.
Don Luis Doreste en Montejurra en 1970 con la bandera elaborada por carlistas Grancanarios que luego sería la oficial de Canarias |
Tras
su nombramiento como Jefe Regional, fue entrevistado por el diario “La
Provincia”, publicación del día 14 de abril de 1967 con el titular destacado,
en portada: “La Falange ha ocupado una situación de privilegio dentro del
Movimiento Nacional”, con otro pequeño recuadro interior: “Don Javier aguarda
la decisión del pueblo soberano, mientras don Juan espera ser nombrado rey
directamente por Madrid”, con fotos de los príncipes Carlos Hugo e Irene y
comentario: “confianza en el pueblo soberano”, junto con la foto de los
príncipes Juan Carlos y Sofía y el comentario “confianza en Madrid”. Entre
otras cuestiones expuso las diferencias que, a su juicio, existían entre la
dinastía alfonsina y la carlista y la de sus representantes, Don Juan y Don
Javier, así como su diferente perfil: “Las diferencias humanas y políticas
entre ambos pretendientes son, por tanto, bien notorias. Sintetizando… es el
enfrentamiento entre el hermetismo y la imposición autoritaria de los
alfonsinos frente a la apertura a una auténtica participación popular,
preconizada por los carlistas. En definitiva, mientras Don Juan está a la
espera de que Madrid lo nombre directamente Rey, Don Javier aguarda
prudentemente a que el pueblo soberano decida por su propia y legítima
participación”.
Preguntado
sobre el papel de los carlistas tras la unificación decretada por Franco en
1937, fue terminante: “La Falange ha ocupado, a partir de la Unificación, una
situación de evidente y excesivo privilegio. Como bien señaló don Juan
Palomino, delegado regio en la Zona Sur, a su paso por Las Palmas, el Decreto
de Unificación tenía un fin limitado, ya que era para el momento de la guerra.
Y añadió que concluida esta los tradicionalistas no queríamos que la
Unificación derivase hacia un partido fascista. Esto sentó mal en algunos
círculos falangistas, pero había que decirlo.”
Como
consecuencia de dichas declaraciones, el mismo diario La Provincia publicó el 16
de abril de 1967 una Nota editorial titulada: “El papel de la Falange en el
Movimiento Nacional”, en la que decía: “En la edición del pasado viernes LA PROVINCIA publicó unas
declaraciones de don Luis Doreste Manchado, con motivo de su reciente
nombramiento como Jefe Regional de la Comunión Tradicionalista de Canarias. A
lo largo de la entrevista el señor Doreste expuso el particular criterio de los
carlistas sobre una serie de temas polémicos de la actualidad política
española.” (…). “…por la índole de las declaraciones del Jefe carlista era
preciso que fueran delimitadas y confrontadas con las opiniones sostenidas por
otros grupos actuantes en la política española. A tal objeto, y teniendo en
cuenta las directísimas alusiones del señor Doreste al papel de la Falange dentro
del Movimiento, nos dirigimos al Jefe Provincial del Movimiento para que
tuviera la oportunidad de exponer en estas columnas su responsable criterio
acerca de las opiniones vertidas por el Jefe tradicionalista. El señor
Fernández Galar… nos ha respondido que no estima oportuna su intervención en
este asunto, por considerar que, dado el carácter nacional de los temas
abordados por el señor Doreste, excede de sus funciones como Jefe del
Movimiento en la provincia… y que el Subjefe provincial del Movimiento se había
negado a hacer declaraciones sobre el tema”. La polémica
tuvo su repercusión en los círculos canarios de opinión más politizados.
Es de destacar también su participación en el
Montejurra de mayo de 1969, pese a la prohibición gubernativa, en los actos de
protesta contra la expulsión -en diciembre de 1968-, el más importante,
multitudinario y antifranquista de los celebrados hasta la fecha.
Asimismo, que en diciembre de 1972 participó en el
Manifiesto de las Fuerzas Democráticas de Canarias, en el que se hizo un
llamamiento al pueblo canario señalando el aislamiento del Régimen, obligado a
defenderse por la fuerza y afirmando la necesidad de una alternativa popular en
base a los postulados de libertad de asociación, reunión y expresión; reconocimiento de los partidos políticos y
sindicatos; abolición de tribunales especiales; convocatoria de una Asamblea
Constituyente que determinase el sistema político de España, con el
reconocimiento de sus nacionalidades y regiones, reivindicando, asimismo, el
reconocimiento constitucional de Canarias como región, con la creación de órganos
autónomos para terminar con el centralismo que sufría Canarias.
Como delegado provincial de la Hermandad Nacional de
Antiguos Combatientes de Tercios de Requetés, presidida por el marqués de Marchelina,
enfrentada a la Hermandad de Excombatientes del régimen que presidía José Antonio
Girón, ministro de Franco, dirigió a este, el 26 de noviembre de 1974, un
telegrama manifestando la contundente negativa de los carlistas al intento del
régimen de aglutinar a los Requetés dentro de una Confederación de
Excombatientes -una nueva “unificación”-, a la vez que le indicaba que, en vez
de tales intentos, debería hablarse de “auténtica paz con amnistía general superando
trauma guerra civil. Pueblo carlista anhela una evolución democrática del país
basada en la justicia, en la dignidad y en la libertad.”
Participó en el complejo proceso de modernización
del carlismo como partido democrático, federal y socialista, con un proyecto de
autogestión global, con reuniones clandestinas en Villa Valcarlos, Arbonne, en
el sur de Francia.
Asimismo es de destacar su participación en la rueda
de prensa celebrada por la dirección del partido en el Hotel Los Tres Reyes,
con ocasión de los graves y sangrientos sucesos de Montejurra de 1976, en un
ambiente de gran tensión y acoso policial, denunciándose el amparo que el
gobierno había dado a los organizadores de la “operación Reconquista”,
permitiendo, con la actitud pasiva y permisiva de la Guardia Civil, la
actuación criminal de comandos armados de extrema derecha nacional e
internacional, con resultado de dos muertos y numerosos heridos en la explanada
del monasterio de Irache y en las cercanías de la cumbre del monte.
Ya en esos años participaba activamente, en
reuniones y proclamas, en el seno de la izquierda agrupada en torno a la Junta
Democrática y, posteriormente, en la “Platajunta”, destacando la multitudinaria
manifestación en Las Palmas de Gran Canaria, en julio de 1976, con la que
concluía la “semana pro-amnistía”, que encabezó con otros dirigentes políticos,
sindicales y sociales, con gran pancarta bajo el lema “Amnistía y Libertad”.
Tras la debacle electoral de 1979, la renuncia de
Don Carlos Hugo al frente del partido y el nuevo escenario político, su
actividad política fue decayendo hasta ser meramente testimonial. Ya en mayo de
2009, con 92 años, con motivo de serle concedida la Cruz de Caballero de la
Legitimidad Proscrita, en el Real Monasterio de Santa María de Poblet, dentro
de los actos conmemorativos de los históricos 175 años del carlismo, compartió su
lealtad y recuerdos, por última vez, con su querido príncipe Don Carlos, quien
fallecería al año siguiente, asistiendo a su solemne funeral en la iglesia de
los Jesuitas de la calle Serrano de Madrid y al acto académico organizado en su
homenaje en el Ateneo de Madrid.
Descanse en paz Don Luis Doreste Manchado.
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