El
día 8 de marzo se convocan diversas movilizaciones sociales para reivindicar
los derechos de la mujer frente a lo que ha sido el dominio de la sociedad
machista y patriarcal. Todos los grupos políticos se sienten defensores de los
derechos de las mujeres sin atender a la realidad de la brecha salarial, la
maternidad, el reconocimiento de su trabajo dentro del mercado laboral y en el
hogar. Por ello reivindicamos los derechos de la mujer como nuestros derechos,
porque nos afectan a todos.
Lucha
de clases:
No
podemos perder de vista este principio, ya que en origen, la oligarquía
capitalista declaró la guerra al pueblo, mediante el proceso de robo,
expropiación y expoliación de los recursos y medios de producción que eran
públicos y comunales, y por tanto no eran privados. El endeudamiento financiero
en el que está basado el sistema capitalista, somete a los pueblos y les roba
sus bienes, recursos y medios de producción comunitarios.
Socialismo
frente al Capitalismo:
Así
nace el socialismo como idea económica y social que se contrapone al
egoísmo burgués capitalista, el cual trata de concentrar los recursos, bienes y
medios de producción comunales en pocas manos atendiendo a la privatización de
lo público, de la res-pública o cosa pública.
El
desarrollo del movimiento obrero decimonónico en su lucha por los derechos de
las personas, defendía la dignidad humana reclamando justicia social basada en
salarios dignos, viviendas públicas, jornadas de ocho horas o menos, igualdad
salarial entre hombre y mujeres ante el mismo trabajo.
Recordemos
que el origen del capitalismo nace en el siglo XVI y XVII con el desarrollo del
mercado y comercio de esclavos completamente ajeno a la realidad de los Estados
monárquicos de entonces. El tráfico de personas enriqueció a las burguesías y
oligarquías que posteriormente defendieron el señuelo de la “democracia” basada
en las Constituciones liberales que reconocían el libre comercio, la propiedad
privada y por tanto el ejercicio del caciquismo mediante la dinámica de hacer
transmutar a la democracia en un mercadillo, donde quienes son elegidos en
realidad, no son los representantes populares sino los designios de la
oligarquía capitalista y sus intereses explotadores.
La
lucha de clases molesta a la oligarquía capitalista, la cual aprovecha la caída
del muro de Berlín en 1989, pues ya no existe amenaza comunista alguna de
ningún bloque soviético, y ello posibilita el desarrollo y ejecución de
políticas neoliberales encaminadas en favorecer la privatización de los
recursos, bienes y medios de producción comunales. Estas políticas han dejado
al pueblo desnudo y sin recursos propios, de manera que se ve postrado ante las
sucesivas hipotecas de sus ingresos, ya que los ingresos del Estado quedan
mermados por los crecientes intereses que incrementan la deuda pública.
La
inestabilidad económica de las familias víctimas del sistema neoliberal
capitalista les lleva a perder su empleo y por tanto su salario. No tienen
ingresos dignos con los que hacer frente a los gastos del hogar. Esa
inestabilidad laboral se traduce en fracaso emocional con la pérdida del puesto
de trabajo y del hogar. El capitalismo y su dinámica neoliberal lleva a las
personas a una situación de estrés y ansiedad, dejando a las mujeres
desamparadas, cuando por otro lado se les exige ser madres a toda costa.
Brecha
Salarial:
El
capitalismo se basa en la especialización productiva, y divide a los
trabajadores de acuerdo a su puesto de trabajo en la búsqueda de la eficiencia
productiva. Para ello las fuerzas burguesas de la oligarquía capitalista
inventaron diferencias salariales ante un mismo trabajo. Supuestamente este
sistema depende del nacimiento de más seres humanos que vengan al mundo a
reemplazar a sus padres, y convertirse en mano de obra del “ejército de
reserva”, nuevos trabajadores que para acceder al futuro mercado laboral
deberán aceptar las condiciones impuestas por la realidad de la oferta y la
demanda de trabajo.
El
neoliberalismo capitalista trae consigo el libre movimiento y circulación de
capitales, aunque paradójicamente viene limitando la libre movilidad de las
personas. Si imaginamos la plena libre movilidad de las personas que buscan
empleo, y además a ello le sumamos las condiciones de la aplicación del
neoliberalismo capitalista en su faceta anarco-capitalista, llegaremos a
obtener unas condiciones laborales salariales paupérrimas.
Es
lógico y de justicia social que ante la ejecución y elaboración de un mismo
trabajo, el salario de la mujer y del hombre sea exactamente el mismo. No tiene
ningún sentido y es completamente injusta la existencia de la brecha laboral
salarial.
Matriarcado
versus Patriarcado:
La
lucha de clases se ha sustituido por la lucha de sexos. Matriarcado y
patriarcado son sinónimos de sexos opuestos. El hombre no es malo por el hecho
de ser hombre, no es violador en potencia por el hecho de ser hombre, no es
asesino en potencia por el hecho de ser hombre. Si en cambio es verdad que las
víctimas de malos tratos son mujeres, son víctimas de violencia de género que
estamos viendo que acaban siendo asesinadas por sus ex-amigos, ex-compañeros
sentimentales,… No podemos pensar que la solución al problema machista se
realiza sustituyendo el patriarcado actual vigente por el matriarcado. La lucha
feminista no es, ni puede ser una lucha para imponer ningún modelo de sociedad
matriarcal bajo parámetros copiados del actual y vigente modelo patriarcal.
Lucha
de Sexos:
La
lucha de sexos trata de secuestrar el feminismo, las ideas y valores feministas
que enarbolaban y asumían desde un principio la lucha de clases. El
enriquecimiento de los países occidentales del bloque capitalista, ha llevado a
la mayoría de mujeres y hombres ciudadanos de los mismos a aceptar el sistema
económico capitalista, desechando por completo el origen del problema radicado
en la lucha de clases, para sustituirlo por un nuevo desenfoque del análisis de
la realidad: la guerra de sexos. El hecho que en los consejos de administración
de las grandes corporaciones estén dirigidos por hombres y no por mujeres no es
suficiente crítica para reclamar una mayor justicia social, ya que de ser
sustituidos esos hombres por mujeres, el problema seguirá existiendo igual y se
llama neoliberalismo capitalista. Una buena parte de las mujeres de derechas
asumen este desenfoque que se ha hecho de las ideas feministas, para defender y
reclamar, que es a ellas a quienes corresponde sustituir a los hombres en esos
puestos de responsabilidad para ejercer la explotación neoliberal capitalista.
Es
decir, el nuevo feminismo que redescubrimos o la manipulación que se está
haciendo del mismo no está atacando la raíz del problema surgido de la dinámica
de la explotación neoliberal capitalista, sino, que simplemente se conforma con
sustituir a los hombres por las mujeres en todos aquellos puestos de
responsabilidad para la explotación, robo y expoliación capitalista. Es decir
que el principal problema para esta visión del feminismo desenfocado se
soluciona teniendo a muchas más Ana Patricia Botines (Banco Santander), como
presidentas de las grandes corporaciones financieras, y no poner atención en el
origen o la raíz de donde proviene la desigualdad de la brecha salarial y
laboral.
Para
esta visión desnortada de este falso feminismo que trata de arrebatar las
marchas de reivindicación social en favor de los derechos de las mujeres que
son los mismos que los de los hombres, o al menos así debería ser, es
fundamental que los partidos políticos estén dirigidos por personas como
Cristina Cifuentes, Andrea Leví, Esperanza Aguirre o Margaret Thatcher, ya que
para este falso feminismo, el problema no es la existencia del sistema
neoliberal capitalista, sino que las mujeres no lideren los procesos de
expoliación, robo, privatización, dependencia y alienación propios de este
sistema. Este desenfoque de este falso feminismo trata de dar a entender que el
feminismo es hembrismo, el cual basa su ideología en el odio al hombre, en
adquirir y hacer propios lo que entiende como “roles de los hombres”.
Mujer
trabajadora
Señalar
que la mujer trabajadora, lo es todos los días, aunque el día ocho de marzo de
cada año se celebren movilizaciones sociales en las que tod@s participamos para defender los
derechos y libertades de tod@s
l@s ciudadan@s . Que el sistema capitalista no está
por reconocer derechos y libertades que nos afectan a tod@s los ciudadan@s. Que vivimos inmers@s en un proceso
de regresión de lo público y del bien común que afecta a lo social debido al
olvido de la raíz del problema: la lucha de clases. Si no reivindicamos la lucha
de clases NO se es Feminista, ni Carlista.
*
Este artículo apareció el día 8 de Marzo pasado en la página oficial del
Partido Carlista, con motivo del día Internacional de la Mujer Trabajadora.
Como era de esperar que la semana pasada hubiera mucha repercusión mediática
por coincidir con la fecha del ocho de marzo, nosotros reproducimos este mismo
artículo esta semana donde otras noticias solaparán la magna jornada para
mantener viva, en la medida de lo posible, las reivindicaciones de las mujeres
y para recordar que la lucha por la justicia es cosa de todos los días y no
solo de una semana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario