Si en la primera obra de la trilogía
el autor se centraba en los objetivos y finalidades que marcan la estrategia de
las distintas potencias internacionales en su política exterior y en la segunda
repasaba los medios materiales de los que disponen esas potencias para alcanzar
dichas finalidades y objetivos; en "El Dominio Mental" Pedro Baños expone
las diversas técnicas psicológicas y sociológicas que tienen los estados para
influir y dominar a sus respectivas sociedades a fin de que los ciudadanos
acaten sin crítica y complacientemente todas las decisiones de sus gobernantes,
muchas de las cuales son contrarias a los intereses de esos mismos ciudadanos.
En "El Domino Mental", su
autor, Pedro Baños, no descubre realmente nada nuevo pero sí consigue, con la
gran técnica pedagógica de la que ya hizo gala en sus dos libros anteriores, explicar
y razonar magistralmente el hecho de que las sociedades son menos libres de lo
que creen y que están siendo constantemente influenciadas y manipuladas de
formas y maneras que ni sospechan, corriendo el grave peligro, en un futuro a
medio plazo, de perder la libertad residual de la que aún disponen.
Desde el principio de los tiempos,
incluso antes del "Pan y Circo" de los antiguos romanos, los
gobiernos siempre han utilizado formas sutiles o psicológicas de controlar,
dirigir y manejar a las sociedades sin tener que emplear el medio más evidente
que es la fuerza represiva, lo único que el transcurso del tiempo ha cambiado en
esta finalidad son las técnicas y los medios que se emplean. Así el "Pan y
Circo", que en nuestro país pudo tener la variedad de "Pan y
Toros", se ha modificado por toda una serie de divertimentos que alejan a
las gentes de los conocimientos imprescindibles para analizar las situaciones en
las que viven y de subsidios que mantienen a los pueblos alejados de las
reivindicaciones de pan y de demandas de justicia más profunda.
En "El Dominio Mental", Pedro
Baños apunta también a que la actuación de las temibles policías políticas, que
de un modo u otro siempre han existido perviviendo hasta la actualidad y cuya
finalidad es la recolección de datos de los ciudadanos o de determinados grupos
de ciudadanos, se ha transformado radicalmente con la aparición de internet y
de las redes sociales. Si antes el método de vigilancia era seguir a un
individuo para obtener datos o infiltrar a un agente en determinado grupo
ahora, en gran medida, basta con monitorizar internet o los distintos
dispositivos electrónicos (moviles, tablets, etc..) de los que disponen los
ciudadanos para obtener muchísimos datos que nosotros mismos, consciente o inconscientemente,
hacemos públicos y ponemos a disposición de no se sabe bien.
A este respecto, si bien está que se
advierta a los ciudadanos de los peligros de las redes sociales y de internet,
es de indicar que era de una gran ingenuidad el pensar que internet, que nace
como un complejísimo sistema de comunicación e información militar, iba a
transformarse en un instrumento de generalizado uso civil sin que sus creadores
conservaran el pleno dominio sobre el mismo e incluso el poder de, llegado el
caso, suprimir tal instrumento.
Aunque puede pensarse que en "El Dominio Mental", Pedro Baños, se adentra en el terreno de la ciencia ficción, la realidad a la que nos enfrentamos o nos enfrentaremos en un futuro próximo no se aleja mucho de la descrita en esta obra, lo que hace imprescindible su lectura para conocer algo más del universo distópico al que, si no ponemos remedio religando a la sociedad con los viejos valores, nos encaminamos.
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