Las tres figuras de la generalísima instauración |
El pasado Lunes, día 2 de Junio del
2014, Su Excelencia el Jefe del Estado a Título de Rey hacía pública su clara y
rotunda renuncia a la
Jefatura del Estado, lo que provocó una sesión continua de
“especiales informativos” y tertulias en las distintas cadenas televisivas que recopilaban
enormes alabanzas a la persona del jefe cesante (alguna de ellas recogidas en
residencias de la Tercera Edad )
mientras en las calles se sucedían numerosas críticas a la Monarquía del 22 de
Noviembre de 1975 que culminaron con manifestaciones a favor de la República en todas las
capitales de provincia de las Españas. Los primeros momentos que siguieron a la
noticia de la renuncia de don Juan Carlos se repartieron entre la alegría de
muchos, que ya veían proclamarse la III
República , la indiferencia de la mayoría y el respeto
elogioso de unas instituciones que cumplían con lo esperado deshaciéndose en
alabanzas al ya ex Jefe del Estado no existiendo en ningún caso la más mínima
reflexión sobre la forma y la sustancia de la renuncia o, lo que es lo mismo,
sobre la forma y el momento de la renuncia.
En cuanto a la forma, llama
poderosamente la atención su precipitación porque es innegable que tal
precipitación existió. Una semana después de la celebración de las elecciones
al Parlamento Europeo y sin que hubiera un anuncio previo, el Presidente del
Gobierno, Mariano Rajoy, anuncia sobre las 10.30 horas del Lunes 2 de Junio que
don Juan Carlos va a renunciar a la
Jefatura del Estado y que se dirigirá a los españoles por
televisión. Posteriormente, el todavía Jefe del Estado se dirige al pueblo
español sobre las 13.30 horas en un mensaje televisado donde, según los
expertos en iluminación, aparece deficientemente iluminado. Transcurridos unos
días se ha dicho por distintos medios de comunicación que el ya ex Jefe del
Estado había comunicado, durante la festividad de la Pascua Militar (6 de Enero del
2014), su intención de renunciar al Príncipe de España y al Presidente del
Gobierno.
No obstante ante estos hechos surgen
las siguiente incógnitas: ¿Cómo es posible que el Jefe del Estado anuncie a su
sucesor, el Príncipe de España, que va a abdicar el 6 de Enero del 2014 cuando
en su Mensaje de Navidad del día 24 de Diciembre del 2013 (12 días antes) manifestó
a los españoles que no lo iba a hacer? ¿Por qué no hubo por parte de Su
Excelencia el Jefe del Estado, unos meses antes, un comunicado previo a los
españoles que expresase su intención de renunciar a partir de tal fecha y que
hubiera permitido al gobierno redactar y aprobar una la
Ley Orgánica de Sucesión sin prisas? ¿Por
qué es el Jefe del Gobierno el que anuncia,
unas horas antes, la renuncia del Jefe del Estado? ¿Por qué se emite el
comunicado televisivo de Su Excelencia el Jefe del Estado por la mañana cuando
lo más aconsejable hubiera sido hacerlo tras la segunda edición del telediario,
sobre las 21.30 horas, cuando más ciudadanos están en sus casas frente a la
televisión?
La precipitación sería también la
que estaría detrás de la deficiencia en la iluminación del mensaje emitido por
televisión ya que, si se descarta la más que improbable impericia del técnico,
solo se explicaría por las prisas con las que se hubo de grabar el mensaje.
Mensaje éste que, de no existir dicha precipitación, bien podría haberse
grabado con toda tranquilidad semanas o meses antes.
El ya ex Jefe del Estado |
Realmente, todas estas incógnitas se
pueden reducir a una sola que es la siguiente: ¿Qué paso el fin de semana del
31 de Mayo al 1 de Junio o en la semana del 26 de Mayo al 1 de Junio para que
don Juan Carlos se decidiera a renunciar?. No es creíble lo que afirman muchos
que, ante la pérdida de votos del Partido Popular y la debacle del Partido
Socialista Obrero Español en las Elecciones Europeas, el Jefe del Estado
temiera que las futuras elecciones generales arrojasen un resultado que hiciera
imposible la existencia en las Cortes de una mayoría absoluta que aceptase su
renuncia y proclamase sucesor al Príncipe de España, don Felipe de Borbón y
Grecia, porque hasta las próximas elecciones generales falta más de un año,
tiempo suficiente para renunciar con calma y preparación. Tampoco es creíble lo
que dicen varios medios de comunicación al respecto de que don Juan Carlos decidió
renunciar el día 2 de Junio y no antes ni después para no interferir en los
procesos electorales del 25 de Mayo pasado, ni en los comicios municipales del
año que viene que serán también en Mayo, porque tal interferencia se habría
eliminado completamente, primero, si hubiera existido un anuncio previo de su
intención y, segundo, si la renuncia se hubiera producido, por ejemplo, en
Enero del 2015 cuando habrían transcurrido más de seis meses de las elecciones
europeas y faltarían cuatro meses para las elecciones municipales.
Así pues, las únicas explicaciones
lógicas posibles a la precipitada renuncia del Jefe del Estado es que, o bien,
éste tuviera legítima información dada por el propio Presidente del Gobierno
sobre la intención de éste último de convocar elecciones generales antes de fin
de año o bien, que algo, que no sabemos, ocurrió en la semana del 26 de Mayo al
1 de Junio o en el fin de semana del 31 de Mayo al 1 de Junio que le obligase a
cesar. En este último caso, si la precipitación claramente mostrada en todo el
proceso se debe a que algo hubiera obligado a Su Excelencia a tomar la decisión
de renunciar a la Jefatura
del Estado, se estaría ante un golpe de estado palaciego cuya finalidad solo
podría ser el asegurar la permanencia del régimen político de 1978,
sacrificando a la persona que hasta ese momento encarnaba la Jefatura del Estado y
sustituyéndola por la nueva cara del Príncipe de España salvando todas las
demás instituciones políticas.
Otro hecho que refuerza la teoría de la decisión
precipitada es que durante los cuarenta años que ha estado don Juan Carlos
ocupando la Jefatura
del Estado muchas han sido las voces de renombrados juristas que pedían una Ley
Orgánica que regulase y desarrollase el Título II de la Constitución
Española de 1978 sin que se les hiciera caso alguno afirmando
que ya estaba la Ley
de Sucesión a la Corona
de Felipe V, la cual prevé todos los aspectos incluido el de la renuncia a la
misma. En cambio ante la decisión tomada por el Jefe del Estado, el pasado 2 de
Junio, el Gobierno ha procedido, de forma no menos precipitada, a enviar a las
Cortes Generales una Ley Orgánica de setenta palabras que si no es una nueva
Ley de Sucesión a la Corona
es la concreta regulación de la actual renuncia siendo necesarias nuevas Leyes
Orgánicas para cada una de las futuras renuncias y sucesiones.
Hasta en el porte. Un digno sucesor |
Por lo que respecta a las causas que
han provocado la decisión de don Juan Carlos es de indicar que en su mensaje
televisado a los españoles no las explica ni motiva suficientemente limitándose
a mencionar un “relevo generacional”, pero tal “relevo generacional” no es
suficiente razón para explicar dicha renuncia ya que hace surgir otras dos
preguntas fundamentales:
1ª. ¿Por qué ahora es necesario ese relevo
generacional y no lo era hace un año o año y medio cuando la valoración de la
institución que encarnaba don Juan Carlos empezaba a caer en barrena?
2º ¿Por qué no habló o se refirió a un necesario
relevo generacional en su discurso navideño?.
En definitiva, si el pueblo español analiza desapasionada
y racionalmente el mensaje en el que don Juan Carlos le anuncia que se va no existe
en el mismo ninguna explicación, ni razón, ni motivo con suficiente entidad que
justifique tal decisión pareciendo todo el mensaje un simple “hay te quedas” brindado
a todos los españoles.
Por último, surge la cuestión de si el momento elegido por
Su Excelencia el Jefe del Estado a Título de Rey para renunciar a sus
obligaciones es el oportuno y lo cierto es que solo lo consideran oportuno los muchos “cortesanos” de
la prensa, de la política y de la sociedad que aspiran a vivir del hijo como
hasta ahora han vivido del padre y los republicanos que no dejan pasar ninguna
ocasión, como es lógico, para buscarle una oportunidad a su III República.
Ahora bien, el momento no ha podido ser menos oportuno por los siguientes
motivos:
1º. A una semana de unas elecciones europeas que han
supuesto un fuerte golpe al bipartidismo no resulta aconsejable renunciar a la Jefatura del Estado por
no dar la sensación de que los resultados electorales han influido en la
decisión al no gustar o al considerarlos peligrosos.
2º. Si se desea mantener incólume el régimen político
español de 1978 al considerarlo
maravilloso y el mejor del universo (y en este sentido se ha manifestado
siempre la casta política) no es razonable abrir la más mínima fisura que
permita cuestionar el vigente orden constitucional cuando además hay anunciada
una futura y próxima consulta que clara y rotundamente amenaza con romperlo.
3º. Si no se deseaba abrir el, no sé por qué tan
temido, debate Monarquía-República que durante años ha sido la justificación de
los sucesivos gobiernos del Partido Popular y Partido Socialista Obrero Español
para no emprender la reforma constitucional, no se puede negar que la decisión
de Su Excelencia el Jefe del Estado lo ha abierto de un solo plumazo y en muy
pocas horas.
4º. Si no es deseable que una renuncia pueda
interpretarse como un abandono, una deserción o una huída, lo más lógico
hubiera sido renunciar hace unos años cuando la institución que encarnaba don
Juan Carlos estaba mucho mejor valorada por el pueblo español y cuando el país
no se hundía en una profunda crisis económica generadora de enormes
desigualdades sociales y no afrontaba una crisis existencial que puede diluirlo
por completo
Hasta aquí un análisis de las grandes dudas y
posibles miserias de lo que ha sido y será la gran noticia de este mes de Junio
recién empezado y para concluir el mismo simplemente decir que si don Juan
Carlos se va pues… tanto gusto y que tanta paz se lleve como paz nos deja.
* Me gusta el cine. Tengo que
reconocer que el título de este artículo me lo inspira la película de Otto
Preminger “Anatomía de un Asesinato” (1959) pero tal vez hubiera encontrado
mejor inspiración en la película de John Frankenheimer “Siete Días de Mayo”
1964.
3 comentarios:
Creo que hay más miserias que no sabemos, y que en la Casa Real deben haber muchas historias sin contar. ¿Ha desaparecido de pronto Corina? ¿Qué pasa con la menor de las hijas del REy? y qué tienen que ver él con todo ese asunto?
Si sabía y consentía... si es una practica generalizada montar ONGs para fines propios como si fuese un negocio...
Está claro que hay gato encerrado y que el gato está muy preocupado. Y las elecciones tienen algo que ver.
EN Podemos hay un juez anticorrupción que va a llevar a Bruselas algo ... no podemos ver las cartas pe
ro sí intuimos que detrás del telón hay más....
Gracias por el artículo
Si ha habido un “golpe palaciego” no creo que le extrañe, cuando él es un golpista. Creo que está quedando meridianamente claro qué sucedió el 23-F. De todos modos, y desde una perspectiva más general, si la sociedad conociera el nivel intelectual de nuestros políticos o reyes, en verdad que actuaría de otra manera, pero una parte importante de esta mismas sociedad continúa creyendo eso de que tenemos “el gobierno de los mejores” que se decía antaño.
Lo de la iluminación creo que fue adrede, porque no querían que se le viese la cara de contrariado o triste o lo que fuera porque en realidad yo nunca lo vi de esa manera. Su causa tendría. En cuanto a las prisas etc...está claro, no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. Alguien ha considerado que mas bajo no podía caer la corona y ante las elecciones del año que viene había que parar los dimes y diretes acerca de lo que todos sabemos y eso unido a que posiblemente tengamos como probadas ciertas circunstancias dentro de poco...había que poner a alguien entre el rey y las elecciones. Es posible que muy pronto alucinemos, tiempo al tiempo . Muy buen articulo.
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