Hubo
un momento de nuestra reciente historia en el que para referirse al Jefe del
Estado (en aquel entonces el dictador Francisco Franco) se utilizaba la
expresión "el hombre enviado por la Providencia para salvar a España"
envolviendo de este modo al tirano en cierto halo divino que lo hacía perfecto
e infalible. Este fenómeno, que bien se puede denominar como "Liderazgo
Providencial", no es patrimonio exclusivo de los españoles porque a lo
largo de la Historia Universal se ha hablado muchas veces de la aparición de
"Líderes Providenciales" que surgían en determinados momentos para
salvar situaciones complicadas siendo realmente escasos aquellos que reúnen las
características socio-políticas que debe poseer un "Líder
Providencial". Esto nos debe llevar y nos lleva a plantearnos cuál es el
origen del "Liderazgo Providencial", como surgen los "Líderes
Providenciales" y qué es lo que realmente son.
Atendiendo al origen, la idea de un
"Líder Providencial" es una idea indiscutible y puramente religiosa
que emana del "Mesianismo" Judeo-Cristiano, según el cual el cambio
de un estado del desarrollo de una sociedad será originado por la llegada de un
"mesías" o héroe, al que corresponde el establecimiento de un nuevo
periodo que, superando las dificultades del anterior, conducirá al pueblo a una
situación mejor y casi utópica. Así pues, la idea de los liderazgos
providenciales solo puede surgir en sociedades que conservan un sustrato religioso
en su psique colectiva. De este modo, el "Líder Providencial" no será
un líder religioso pero se le atribuirán unas características, evidentemente
irreales y ficticias, de perfección casi divina que harán que sus seguidores y
partidarios le consideren inmaculado e infalible.
El concepto de "Líder
Providencial" siempre subyace en el inconsciente de las masas y de los
pueblos y aflora en los momentos de crisis como una demanda clamorosa que
asciende hasta la consciencia de lo deseable; así pues el "Líder Providencial" no nace, ni
está predestinado ni se hace con el transcurso del tiempo sino que es exclusivo
fruto de la psicología de una sociedad que ante una situación grave, o más bien
desesperada, reconoce en tal o cual persona a su redentor. El "Líder
Providencial", curiosamente no se autoproclama o se autocalifica como tal
(como ocurría en el caso de Franco y de algunos más) sino que es proclamado por
el propio pueblo quien le encumbra a un poder que podrá ejercer de forma dictatorial
y totalitaria o no, pero al cual jamás accederá por imposición de su voluntad
pues aquel dirigente que accede al poder por la fuerza a través de un golpe de
estado podrá conseguir la dominación a través del miedo y de la violencia pero
jamás conseguirá el respeto y la veneración casi sobrenatural que requiere el
"Liderazgo Providencial" y que es lo que le llevara a imperar sobre
un pueblo del que obtendrá la sumisión voluntaria.
Por
su parte el "Liderazgo Providencial" se caracteriza por una
veneración cuasi-religiosa del Líder por parte de los seguidores, los cuales le
arropan en todo momento y se muestran impermeables a toda crítica justificando
y defendiéndole de todo indicio o prueba negativa que pueda existir en contra de
un jefe al que consideran exento de toda mácula. En un "Liderazgo
Providencial" no hay sometimiento de un pueblo sino entrega generosa y sin
restricciones de éste al Líder que hace que su condición sea indiscutible. En
un "Liderazgo Providencial" existe el culto a la personalidad del
líder pero a diferencia de cualquier dictadura clásica, este no es impuesto desde
arriba sino que surge desde abajo y va ascendiendo por los distintos cuerpos
sociales hasta convertirse en una exigencia de institucionalización que se le
impone al Estado (Por ejemplo, el caso de Eva Duarte de Perón).
Los seguidores de un "Líder
Providencial" no responden a una psicología política normal y racional
pues para ellos la ideas del Líder constituyen una especie de religión y él
líder mismo aparece embestido de un carácter sobrehumano que hace que sus
partidarios le consideren casi como a un Dios. La lealtad y fidelidad de los
seguidores es absoluta, incluso se podría calificar de fanática, mientras que el
"Líder Providencial" tiene que mostrar una imagen que, siendo o no
reflejo de la realidad, transmita certeza absoluta y claridad de pensamiento,
seguridad en sí mismo y en sus propias capacidades e integridad absoluta con lo
que en realidad la influencia de la personalidad del Jefe sobre sus masas
partidarias se asienta en una pura operación de imagen para construir un icono
mediático inatacable. Por otro lado un "Líder Providencial", a
diferencia de un liderazgo político normal, no solo debe ser capaz de administrar
un estado sino que, sobretodo, debe ser capaz de gobernar a un pueblo interpretando,
en cada momento, sus deseos por lo que también tiene cierto carácter de augur.
De todo lo anteriormente expuesto se
puede concluir a modo de resumen, que el "Líder Providencial" surge de
la necesidad de unas masas cómodas cuyo inconsciente psicológico, en unos
tiempos muy concretos que suelen coincidir con momentos de crisis prologadas,
reclama una autoridad fuerte e inapelable que, estando en posesión absoluta de
la verdad, les solucione los problemas. Para ello, los pueblos no dudan en
entregarse ciegamente a ese "Líder Providencial" mostrándose
totalmente impermeables a cualquier crítica racional contra él y rechazando
visceralmente toda objeción que pueda hacerse por muy racional que esta pueda
ser. De esta forma el "Líder Providencial", nunca discutido, es
siempre encumbrado pacífica y legalmente al poder por unas masas que siempre le
veneran y le serán fieles hasta el fanatismo no siendo asequibles al desengaño hasta
que no se enfrenten a una trágica realidad que les haga apurar el Cáliz hasta
las heces.
Hasta aquí hemos planteado la teoría
del "Liderazgo Providencial" o del "Líder Providencial" así
como sus características, ahora corresponde al lector analizar libremente quien,
de los muchos líderes políticos habidos en el pasado, reúne las características
señaladas sobre todo para prevenirse de los que puedan venir en un futuro que
ya es presente.
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