La semana pasada razonábamos en
nuestro artículo "Un Brindis al Sol: La Reforma Imposible" el por qué
no era posible la tan cacareada reforma constitucional y afirmábamos que los
españoles estaban más próximos a constituir una simple "población"
que un verdadero "pueblo" aunque no entrábamos en profundidades
explicando las fundamentales diferencias políticas entre ambos conceptos, cosa
que nos proponemos hacer en la presente reflexión.
Estrictamente hablando y conforme a
la correctísima definición que nos ofrece el Diccionario de la Real Academia de
la Lengua Castellana, una "población" no es más que "un conjunto de personas que viven en
un lugar determinado". Por su parte, "pueblo" es un término
mucho más ambiguo, complejo y manipulado por lo que debemos buscar su más
primigenia concepción en un texto legal tan antiguo como "Las Siete
Partidas" (1265) del Rey Alfonso X, que en la Partida Segunda, Título
Décimo, Ley Primera decía textualmente que:
"Algunos hombres dicen que
pueblo se llama a la gente menuda, así como menestrales y labradores, mas esto
no es así, y antiguamente en Babilonia y en Troya, que fueron lugares muy
señalados y ordenaron todas las cosas con razón y pusieron nombre a cada una según
convenía, pueblo llamaron al ayuntamiento (1) de todos los hombres
comunalmente: de los mayores, menores y de los medianos, pues todos estos son
menester y no se pueden excusar, porque se han de ayudar unos a otros para
poder bien vivir y ser guardados y mantenidos".
Atendiendo a estas definiciones ya encontramos
la diferencia fundamental entre ambos conceptos. Mientras que una
"población" es objeto pasivo, un "pueblo" es un sujeto
activo. Conciencia de ser y voluntad de crear se dan en los "pueblos"
cosas ambas que no existen en las meras "poblaciones".
Una "población", en cuanto
objeto formado por un conjunto de personas que viven en determinado lugar
presenta unas necesidades que deben ser satisfechas a fin de que el lugar no se
convierta en un foco de conflicto permanente por lo que requiere una mera
estructura administrativa que organice y preste los servicios básicos que son
alimentación, vivienda y vestuario, pudiéndose extender éstos también a la
sanidad y a la educación, aunque no es imprescindible ya que la carencia de
estos servicios no afectará a la estabilidad del lugar en el que radica la
población aunque la entidad administrativa tenderá a proporcionarlos por salud
pública, ya que un problema sanitario suscitado en una "población"
concreta puede extenderse fuera de ella y afectar a otras
"poblaciones" y "pueblos", y por interés del propio cuerpo administrativo,
porque éste requerirá de manera constantemente cíclica de personal técnico y
especializado que organice y preste los servicios necesarios. Una
"población" se conformará con sobrevivir lo mejor posible siendo su
única aspiración que sus necesidades queden totalmente cubiertas por lo que son
entidades puramente estáticas. El ejemplo más claro de "población" lo
constituyen las antiguas colonias africanas donde una colectividad de personas
era simplemente administrada por unos cuerpos administrativos foráneos, en ese
caso a cambio de la explotación de sus recursos naturales.
Por
su parte, un "pueblo" es consciente en todo momento de sí mismo, de
sus limitaciones, defectos, virtudes y, sobre todo, de sus necesidades surgiendo
de la imprescindible y vital unión de individuos para la ayuda mutua. Un
"pueblo" se organizará por sí mismo e inspirará la creación de unas
instituciones políticas para conservar la paz interna y la seguridad externa
dotándose de una administración propia y proporcionada a las necesidades que
presente en cada momento. Los "pueblos" son los creadores de las
instituciones políticas y de la Administración como medios que están a su servicio,
no al revés, y mostrarán siempre tendencia a la superación, a llegar más lejos,
a prosperar más, a perfeccionarse cualitativamente no dudando en afrontar
sacrificios y riesgos si es en beneficio de la comunidad; por ello los
"pueblos" son entidades dinámicas que siempre miran al futuro y van
hacia adelante.
Ciertamente un "pueblo"
por grande que sea o haya sido puede decaer y degenerar hasta dejar de serlo y
convertirse en una simple "población", o incluso, desaparecer
totalmente siendo víctima de una diáspora, pero tal proceso, que siempre y
exclusivamente se debe a causas endógenas, tiene como punto de partida la
pérdida de conciencia de sí mismo que le lleva a permitir la perversión de las
instituciones políticas y la corrupción del cuerpo administrativo que
progresivamente van anulando y/o envenenando la conciencia colectiva imponiendo
la idea de que lo único importante, lo único que define o une, es la
satisfacción de las necesidades materiales, lo que hace que los
"pueblos" se estanquen en sus afanes de prosperar y superarse
colectivamente y surjan conflictos
internos y externos que hacen que se confunda el sobrevivir con el vivir
plenamente.
(1)
Evidentemente, el término "ayuntamiento" empleado aquí debe
entenderse como "unión" o "conjunción" no como
"municipio".
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