El
22 de julio pasado, justamente el mismo día en que se conmemoraba el cincuenta
aniversario del juramento de lealtad a las Leyes Fundamentales del Reino y
Principios Fundamentales del Movimiento por Juan Carlos de Borbón en su
condición de sucesor de Francisco Franco a la Jefatura del Estado, se inició el
debate de investidura de Pedro Sánchez Pérez-Castejón como Presidente del
Gobierno que culminó, tras las dos votaciones constitucionalmente
previstas, con el rechazo de tal
investidura por parte de la mayoría del Congreso de los Diputados, siendo la
opinión unánime de los medios de comunicación y de los distintos miembros de la
casta política de que la investidura había sido un fracaso.
Efectivamente, es un hecho objetivo,
que la investidura del líder del Partido Socialista Obrero Español como
Presidente del Gobierno fue una investidura fallida que no es lo mismo que una
investidura fracasada porque el fracaso es obtener los resultados contrarios a los buscados u obtener aquellos que no se
deseaban o no alcanzar los objetivos marcados. Así pues, cabe analizar cual ha
podido ser la jugada de los dirigentes socialistas y cuales han podido ser sus
intenciones.
Todo parece indicar, y los hechos
así lo corroboran, que tras las Elecciones Generales del 28 de abril de 2019 el
Partido Socialista Obrero Español inició una partida de ajedrez con sus más
directos contrincantes en el campo de la izquierda y de la supuesta
"social-democracia", "Podemos" y "Ciudadanos",
con la doble finalidad de hacer que descubrieran sus cartas ante sus bases y
electores y la de dividirlos internamente.
Durante los últimos tres meses los
ciudadanos españoles han asistido a unas conversaciones entre PSOE y
"Unidas Podemos" en las que ésta última formación ha confirmado a sus
electores y bases que su originario discurso de 2016, de hace tan solo tres
años, ha mutado sustancialmente y "allí donde antes decía digo, ahora dice
Diego". Hace tres años, el PSOE era para Podemos (actualmente Unidas Podemos)
una parte fundamental del bipartidismo, de la corrupción, de los recortes en
materia social, de "la casta política" y del falseamiento democrático
y aún así no ha dudado ni un minuto en sentarse a negociar un gobierno de
coalición con dicho partido por lo que, o bien el PSOE ha dejado de ser aquello
que Podemos decía que era o es que Podemos no era la gran alternativa
rupturista que venía a regenerar la vida política española. Esa es la gran
cuestión que el PSOE ha conseguido introducir entre los votantes y las bases de "Podemos".
Por otra parte, durante las
conversaciones previas a la sesión de investidura, el PSOE no ha pretendido
jamás llegar a la culminación de una investidura de Pedro Sánchez sino generar
en "Unidas Podemos" una crisis de liderazgo y una división interna,
cosa que ampliamente ha conseguido como
prueba el hecho de que Pablo Iglesias se encuentre cada vez más cuestionado
dentro y fuera de la formación morada y que Izquierda Unida y Equo, formaciones
políticas integrantes de "Unidas Podemos", renuncien a formar
gobierno de coalición y deseen dar su apoyo a un gobierno exclusivamente del
PSOE encabezado por Pedro Sánchez a cambio de unas vagas promesas programáticas,
lo que supondría, por otra parte, repetir el esquema del último gobierno
socialista de Felipe González surgido de las Elecciones Generales de 1993.
Podemos,
ahora denominado "Unidas Podemos", ha demostrado, o bien, que su
discurso de 2016 sobre el régimen
político de 1978 y la casta política era mentira, o bien, ha cometido un error
imperdonable en un político cual es el dejarse engañar por el contrario. Si
"Unidas Podemos" no creía en lo que decía en 2016, mal porque se han
revelado como unos hipócritas y unos falsarios y sí honestamente creía en aquel
discurso de hace tres años ¿Como se le ocurre sentarse a negociar con tales
tahúres y trapisondistas?. Un político que se deja engañar de forma tan burda y
descarada por su contrario no es digno de ninguna confianza y debe limitar sus
responsabilidades políticas al arte del intercambio de cromos en el patio de un
colegio o, todo lo más, a la ciencia del Mus que se desarrolla en las
cafeterías de las facultades de nuestras universidades.
Parece que el PSOE ha terminado con
"Podemos" y ahora se encamina a hacer lo mismo con "Ciudadanos".
"Ciudadanos" es un partido de aluvión que ha recogido militantes y
votantes entre los descontentos del Partido Popular y del Partido Socialista y
ahora el PSOE aspira a generar una
crisis de liderazgo en "Ciudadanos" y dividir la formación que
preside Albert Rivera, el bello Albert, el nuevo Emperador del Paralelo, entre
aquellos dirigentes y militantes de procedencia socialista que desearían
favorecer un gobierno de Pedro Sánchez y aquellos otro que, fieles a la
dirección, aspiran a que el partido naranja sustituya al Partido Popular como principal
organización política de la derecha española.
Lo más probable es que
"Ciudadanos" haga oídos sordos a Pedro Sánchez y mantenga la negativa
a su investidura lo que permitirá al PSOE atribuir la culpa de falta de acuerdo
y la responsabilidad de la convocatoria de nuevos comicios también a la
formación naranja además de a "Unidas Podemos".
Con este panorama, muy posiblemente se llegue al único
y verdadero objetivo deseado por el Partido Socialista Obrero Español y
planificado minuciosamente por sus estrategas desde las últimas Elecciones
Generales de abril y que no es otro que la convocatoria de nuevos comicios en
los que, tras culpar a "Ciudadanos"
y "Podemos" de la imposibilidad de formar gobierno, éstas formaciones
políticas concurrirán con unos liderazgos discutidos y con graves tensiones
internas que les llevarán a perder votos y escaños; situación que, en el caso
de "Podemos", puede verse agravada si concurriera una nueva fuerza
política (la que pudiera liderar Íñigo Errejón), que fragmentaría el voto situado
más a la izquierda del PSOE perjudicando el resultado en escaños que pudiera
obtener "Podemos" debido a los restos que se originarían en cada circunscripción. En este escenario, el PSOE
ya ha valorado la posibilidad de que el Partido Popular incremente notoriamente
su representación parlamentaria por la reagrupación del voto de la derecha que
pueda proceder de "Ciudadanos" pero sobre todo del hundimiento de
VOX, pero considera tal riesgo controlado y amortizado esperando superar los
ciento cincuenta escaños en una nueva convocatoria electoral que, de
celebrarse, tendrá lugar el 10 de noviembre del presente año 2019.
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