Es propio de periodos más o
menos convulsos de la historia política acudir a un pasado idealizado para
justificar determinadas acciones o pensamientos del presente. Así, durante la
"Revolución Francesa" no había orador ni club que se preciase que no
hiciera constantes referencias a las glorias de la "ciudadanía"
romana recurriendo a Mucio Escévola metiendo la mano en el brasero o a Catón el
Joven sacándose los intestinos con su propia mano al preferir la muerte antes
que vivir bajo la tiranía de César.
Actualmente, cuando ha reaparecido cierta convulsión
política dimanante de la crisis de la cosmovisión liberal-parlamentaria
imperante en occidente, vuelve a surgir el fenómeno de buscar en el pasado un
modelo a seguir y no son pocos los que se han fijado en la "Democracia Griega"
clásica, personificada en Pericles, Sócrates, Platón, Aristóteles, etc... Ahora
bien, ¿Son conscientes los que vuelven la vista a la clásica "Democracia Griega"
de lo que era Grecia en aquélla época?, ¿Existió realmente una "Democracia
Griega" y era tan perfecta cómo se pretende?.
La Grecia clásica y, por lo menos, hasta el triunfo de
Filipo II en la Batalla de Queronea en el año 338 a.C., era una suma de
individualidades políticas en forma de Ciudades-Estado (Polis) tributarias,
cosa que se suele ignorar, del Imperio Persa hasta el final de las Guerras
Médicas, cien años antes, y prácticamente en constante guerra entre ellas desde
que desapareciera el peligro de expansión persa por Grecia. Así pues, no se
puede hablar de Grecia como una única comunidad política con una única forma de
estado o de gobierno porque cada Ciudad-Estado (Polis) griega tenía su
particular y exclusiva forma de gobierno. En la misma zona geográfica denominada Grecia
coexistían diversas Ciudades-Estados con distintos sistemas políticos
pudiéndose identificar al menos cinco: Monarquía (Esparta), Aristocracia,
Tiranía, Timocracia y Democracia (Atenas) y, siendo tan griegos los espartanos
como los atenienses, resulta más propio y adecuado hablar de una
"Democracia Ateniense" y no de una "Democracia Griega". Ahora
bien, la "Democracia Ateniense" ¿Era el modelo de perfección suprema
que se pretende por sus actuales apologetas?.
Se argumenta que la "Democracia Ateniense" fue
una verdadera democracia porque era directa y no representativa como las
actuales, siendo un modelo político a seguir su "Asamblea" o Ekklesia,
que reunía a todos los ciudadanos atenienses mayores de veinte años en el Ágora
para discutir las grandes cuestiones políticas de la ciudad. No obstante, tal
argumento es un mito interesado porque no todos los habitantes de Atenas eran
"ciudadanos atenienses" y no todos los ciudadanos atenienses mayores
de veinte años tenían el derecho a acudir a la "Ekklesia" o
"Asamblea". Para empezar, en
la idealizada Atenas clásica y "democrática" no pocos ciudadanos de
pleno derecho tenían esclavos, con lo que, por el simple hecho de la existencia
de una institución tan execrable como la esclavitud, ya habría que dudar del
carácter democrático de tal sociedad; por otro lado, no todos los ciudadanos
atenienses tenían el derecho y el deber de participar en la Asamblea para
discutir los asuntos públicos sino solo los varones y dentro de estos
exclusivamente aquellos mayores de veinte años que hubieran cumplido con sus
obligaciones militares y no tuvieran sus derechos en suspensión, cosa que generalmente
ocurría por no haber pagado alguna deuda a la ciudad, y que podía significar
una incapacitación permanente e incluso hereditaria. Todos estos
requisitos excluían de la participación
política a la mayoría de la población integrada por mujeres, niños, esclavos y
metecos.
En la sociedad ateniense, que era una sociedad
perfectamente estratificada, además de los esclavos que carecían de todo
derecho, había otro estrato social que se situaba por encima de los esclavos y
por debajo del "Demos", o de los ciudadanos atenienses de pleno
derecho, que eran los "Metecos". Los "Metecos" eran los
extranjeros residentes en Atenas a los que se prohibía adquirir propiedades
inmobiliarias, debían pagan un impuesto especial, podían beneficiarse de
algunas garantías judiciales en los procesos que iniciaran y debían tener un
protector entre los ciudadanos atenienses de pleno derecho, así pues ningún
"meteco" podía participar en las deliberaciones de la
"Asamblea" ni formar parte de ninguna de las instituciones de
gobierno de Atenas.
De esta forma la "Democracia Griega", tan
idealizada por los contestatarios contemporáneos como posible respuesta a los
problemas actuales de representación política, no es verdaderamente griega sino
tan solo ateniense y ésta "Democracia Ateniense", lejos de ser tan
perfecta como se nos pretende hacer creer, incurría en injusticias evidentes,
más que en simples imperfecciones, dimanantes de una estratificación social en
la que una mayoría de la población carecía de cualquier derecho político.
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