Tras un verano lleno de llamativas noticias en la que la Sociedad General de Autores y Editores pretendía cobrar a dos literarios pueblos ibéricos, concretamente a Zalamea de la Serena (Badajoz) y a Fuenteovejuna (Córdoba) por representar dos obras clásicas del teatro español como son “El Alcalde de Zalamea” de Calderón de la Barca y “Fuenteovejuna” de Lope de Vega, ha saltado la noticia, no menos llamativa, de que la SGAE pretende que el Partido Socialista Obrero Español pague un canon, tasa o similar cada vez que se cante “La Internacional” en sus actos públicos.
Es justo y lógico que una entidad privada de gestión colectiva como es la Sociedad General de Autores y Editores intente defender y velar por los derechos de sus miembros y socios, pero esa defensa termina donde empiezan los derechos de los consumidores y los derechos generales no resultando tan lógico ni justo que la mencionada entidad reclame el pago por reproducir obras literarias, artísticas o musicales de autores que no son miembros de la misma por ser extranjeros o llevar fallecidos varios siglos.
Si lo que se pretende es tener alguna justificación, aunque sea discutible, para cobrar por todo y engordar los bolsillos, también podrían exigir las poblaciones de Zalamea de la Serena o de Fuenteovejuna el pago de una cantidad a la Real Academia de la Lengua, a la SGAE, al estado español o a toda empresa editora o teatral cada vez que se publiquen o representan las obras inspiradas en sus respectivas localidades porque, al fin y al cabo, sin su inspiración no habrían existido esas dos conocidas piezas del teatro del Siglo de Oro y el repertorio clásico español seria más breve.
En esta misma línea argumental se puede afirmar que la adaptación de una obra clásica puede generar algún derecho para aquel que la adapta, pero en puridad lógica, no puede generar los mismos derechos que al autor que la ha creado, siendo el adaptador, en realidad un intruso que, en la mayoría de los casos, sin permiso del genio creador trabaja sobre la genialidad para apropiársela o, como poco, compartir una fama que no le corresponde. Acaso un adaptador de Cervantes ¿Paga al insigne manco por comentar, anotar o modificar su texto original?. Más aún, el adaptador, que en realidad es incapaz de crear y que con sus adaptaciones pretende igualarse al creador, en parte recibe una recompensa por ver unido su nombre al del genio.
Por otro lado, y en el caso concreto de La Internacional, se impone hacer un seguimiento muy próximo de la SGAE, pues en primer lugar la Sociedad General de Autores y Editores debería acreditar que el adaptador de la letra o de la música es socio de dicha entidad y en segundo lugar que la reproducción de la letra o música de “La Internacional” genera derechos en España, pues es de indicar que la letra original de tan proletaria canción data de 1871 y se debe a Eugene Pottier quién la escribió en francés mientras que la música fue compuesta en 1888 por Pierre Degeyter, quién falleció en 1932 y del que se puede dudar que haya sido alguna vez miembro de la SGAE y a cuyos herederos, si es que los tiene, les corresponderían los derechos de “La Internacional” y no, desde luego, a la Sociedad General de Autores y Editores. Por otro lado, teniendo en cuenta que existen al menos tres versiones de la letra de “La Internacional” que se cantan en España (la versión comunista cantada por el Partido Comunista de España, la Anarquista cantada ocasionalmente por la CNT-AIT y la socialista cantada por el PSOE) con sus correspondientes adaptaciones musicales cabe la duda de que la Sociedad General de Autores y Editores realmente no haya pretendido lanzar un “aviso” a su socio político para que muestre más entusiasmo en el apoyo a sus demandas.
Teniendo en cuenta que parece ser que el lema de la Sociedad General de Autores y Editores es “Cuando hablan de Cultura, pongo en marcha mi caja registradora”, sería interesante que los amantes de la cultura nos planteásemos la insumisión ante tal entidad y sus amigos, porque la cultura nos pertenece a todos y el acceso a la misma ha de ser libre y sin restricciones. Considerando la postura totalmente recaudadora que ha tomado la SGAE y recordando que también agrupa a los editores no se puede menos que recordar la última carta escrita por el magnífico autor italiano Emilio Salgari antes de suicidarse huyendo del hambre:
"A mis editores: A vosotros, que os habéis enriquecido con mi piel, manteniéndome a mí y a mi familia en una continua semimiseria o aún peor, sólo os pido que en compensación por las ganancias que os he proporcionado, os ocupéis de los gastos de mis funerales. Os saludo rompiendo la pluma. Emilio Salgari"
4 comentarios:
Estoy plenamente de acuerdo contigo en el planteamiento. Solo quería hacerte una precisión: la "E" de Editores de la SGAE no se refiere a editores de libros. La SGAE representa solo al sector audiovisual: musica y cine, básicamente, y lo qu ellos llaman artistas (teatro, de aquí la movida con las adapctaciones de las obras del siglo de Oro)
Los editores de libros y los escritores van por otro lado y no reciben un céntimo de la SGAE.
Los escritores están en CEDRO, que reparte unas migajas provenientes de la reprografía, fotocopiado, etc.
Un saludo
Muchas gracias por su comentario y su aclaración. Realmente ignoraba ese extremo.
La verdad es que ahora el final de mi artículo carecería de fundamento si no mantuviera una guerra particular con los editores de libros por sacar obras clásicas que forman trilogías y solo sacar una de las novelas y no las tres.
De todas formas lo de la SGAE ya no tiene nombre... a este paso van a cobrar a los escolares por las representaciones teatrales de navidad.
Salud y Amistad
Hola! Discúlpame el comentario pero ya era hora de que nos sirvieras otró jugoso apunte de la realidad. Los señores de la sgae son de un cínico que tira de espaldas. Yo no sé quienes son los herederos de los dos mencionados autores del siglo de oro (tiene, además,"gónadas" porque eran sacerdotes)pero yo soy de alguna de estas dos poblaciones y demando a la sgae por utilizar el nombre de dichas villas al autorizar publicaciones en las que se recoja el nombre de estas. Hay una historia muy curiosa de un músico canario,sus propias canciones y la sgae: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=90399
Estimada Lectora:
Agradezco su comentario y no tengo nada que disculparla.
En España, los derechos de autor duran toda la vida del autor y ochenta años después de su muerte (Ahí cobran los derechos los herederos). En el caso de Lope de Vega o de Calderón... Evidentemente los derechos son públicos pues han fallecido hace más de doscientos años.
Durante años se ha abusado de los autores por parte de las editoriales... podemos poner de ejemplo el caso de Galdós con su editorial (Me callo el nombre que aun existe) o el propio ejemplo de Emilio Salgari que pongo en el artículo, pero es que realmente la SGAE pretende cobrar no ya por escribir o componer una cancion sino por sus adaptaciones como si alguien tuviera derecho a modificar una obra artística.
En definitiva... todo esto responde a una mera y simple intención recaudadora.
Sin duda alguna lo mejor que se podría hacer es que el Estado protegiese sus bienes públicos (obras literarias y musicales cuyos derechos son públicos), impidera que nadie hiciera negocio con ellos y por supuesto... retirara toda subvención a la SGAE.
Salud y Amistad
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