Confieso que me gusta leer a Eduardo Punset. Sus comentarios reflexivos y divulgadores de los avances científicos me hacen pensar, aunque a veces críticamente con ellos. No por la base en que se sustentan, la experimentación empírica, sino por su extrapolación al campo metafísico, como si no hubiera más realidad que la matemáticamente expresada y observada. El llamado materialismo científico es otro dogmatismo más que abusivamente pretende colarse como algo irrefutable.
En el XL Semanal de Vocento, de fecha 4 de Abril último, contesta a preguntas de los lectores sobre en qué se educa mejor a los niños hoy. Según se transcribe, los niños “aprenden a concentrarse, a gestionar emociones, a enfrentar conflictos y a ser altruistas”. ¡Ojala fuera verdad!. Para mí eso es un ideal pedagógico, muy alejado de la realidad. Porque puede que haya familias, centros educativos y planes de enseñanza que vayan en esa dirección, pero, desgraciadamente ni los medios de comunicación escritos o audiovisuales, ni los videojuegos, ni la publicidad, ni la calle, ni las pandillas, siguen precisamente esa orientación.
¿Aprenden a focalizar su atención los millares de estudiantes que caen en el fracaso escolar, esa lacra de nuestro sistema educativo?. ¿Gestionan sus emociones, se les ejercita en el aprendizaje social y emocional a los educandos envueltos en el maltrato escolar, como verdugos o víctimas?. ¿Se les prepara para la resolución de conflictos o se les convierte en pasotas o incendiarios de los mismos?.
La última afirmación optimista del Punset me ha dejado estupefacto. Asegura que están disminuyendo los índices de violencia a nivel mundial y aumentan los de compasión y altruismo y que nos lo enseña tanto la ciencia como la experiencia, en contra de lo que siguen opinando muchos sectores, sobre todo mediáticos. El silencio de los grandes medios de (des)información sobre violencias colectivas y guerras locales, sobre todo en África, es constante, salvo en contadas ocasiones. Que cada vez hay mucha más gente comprometida en la ayuda a las víctimas de todas las violencias es cierto. Pero también lo es que el tráfico, legal o clandestino, de armas, junto a al narcotráfico y la prostitución, son los negocios más rentables del planeta.
La coletilla última no tiene desperdicio:”cualquier opción política emparentada con la vieja lucha de clases está…condenada al fracaso y sólo pueden consolidarse las políticas basadas en el consenso y la reflexión colectiva”. ¿Cuándo ha habido más explotación clasista que tras la caída del muro de Berlín, cuando el capitalismo salvaje, ya sin enemigos, puede expoliar sin piedad?. La crisis que padecemos, ¿acaso es fruto del consenso y la reflexión colectiva?. En “defensa de la democracia” y para la lucha contra el terrorismo ¿no están retrocediendo las garantías de las libertades individuales?. ¿Y esos derechos fundamentales económicos, sociales y culturales no se niegan y pisotean constantemente?. ¿Por qué el derecho de todas las personas a la alimentación y al agua potable retrocede ante el “sagrado” libre comercio?. Es la hora del derecho al disenso, ejercitado por la vía de la no-violencia activa, y en él debería educarse a las nuevas generaciones.
Pedro Zabala
2 comentarios:
Dentro del mismo planeta existen saltos sujetos al espacio y el tiempo, conforme a determinadas areas geográficas. No hace falta viajar al pasado para observar los inicios crueles o sublimes del desarrollo de la naturaleza humana, y el futuro igualmente sublime y cruel, pero por otros motivos que nos acecha. Un abrazo.
Parece que estos científicos viven dentro de sus laboratorios y que pierden el contacto con la realidad.
El abuso y los viejos idelaes políticos siguen incrustados en las altas esferas del poder político...
Un saludo!
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