La derecha
empresarial, más lista que la política y mediática, fuerza cambiar la
estrategia de confrontación por la de unidad para que el Estado pague la crisis
sin subir impuestos a los ricos sino, de nuevo, recortando Con la alarma del 14
de marzo la vida cambió en un día. Como nuestra única defensa ante el virus era
una sanidad y ciencia debilitados por décadas de ultracapitalismo, no tuvimos
más remedio que encerrarnos. Vimos y se escribió, incluso en diarios tan afines
al sistema neoliberal como el Financial Times, que urgía reforzar el papel del
Estado en la economía para evitar el colapso.
Pero el capitalismo es un virus
ultrarresistente. Muta veloz para protegerse. Sin importarle el dolor de la
gente.
Ahora dos fenómenos confluyen para
dar vigor a la pandemia ultracapitalista y nos pilla aletargados por el verano,
los efectos del confinamiento y el miedo a perder salud y empleo.
De un lado, se ha pasado de creer
bárbaros a quienes en marzo defendían que por encima de la salud primaba la
economía a, hoy por hoy, normalizar que la reactivación bien vale grandes
riesgos. Los europeos nos mofábamos del vicegobernador de Texas, Dan Patrick,
por decir que abuelos como él debían aceptar morir para dejar a sus nietos un
capitalismo sano. Creíamos que el club presidido por la sofisticada Von der
Leyen no era comparable al rancho del burdo Trump. No obstante, Europa abre
fronteras sin más control que la declaración del pasajero, la medición de
temperatura ¡y la observación visual!? Que "no sirve de nada", según
la presidenta de los Médicos de Sanidad Exterior, Mar Faraco. ¿Cabía
dudarlo?
"El riesgo cero no
existe", nos repiten como mantra. Pero entre riesgo cero y llenar aviones,
entre riesgo cero y no dar protección en la vuelta al cole: ni metro y medio
entre alumnos, ni entrada y salida escalonados, ni recreos por grupos burbuja…
Se pondrá en riesgo a los niños y, de nuevo, a los abuelos. Por dinero.
La derecha española cambia de estrategia
Por otra parte, en España, la
confrontación a que estaba lanzada la derecha política y mediática ha sido
reconducida por la empresarial. La CEOE monta un foro de relumbrón: la
presidenta del Santander, el de Zara o el ricachón de Ebro Food (cuya fortuna
viene del franquismo), esa élite del 2,09% de empresarios españoles con más de
20 empleados frente al 87,2% que solo tienen un trabajador o dos. Y con el
poder que el capital y ningún voto les otorga adoctrinan sobre la vital unidad
para mantener los ERTE, las ayudas estatales a empresas y autónomos pero sin
subirle a ellos los impuestos. Tan pragmático como dice ser el alto
empresariado, ¿de dónde saldrá el dinero ya que se niegan a la justicia fiscal?
Les veo pelín demagógicos y muy ideológicos.
Tras el acercamiento de Cs al
gobierno de PSOE-UP que ha llevado al Ejecutivo a incumplir su compromiso de
subir impuestos a las fortunas y derogar la reforma laboral, ahora el PP deja
de conspirar en Europa con Holanda, Suecia, Dinamarca y Austria para dificultar
las ayudas a España y respalda que presida el Eurogrupo la ministra de Economía
Nadia Calviño. Hasta Vox, vía Espinosa de los Monteros, la apoya porque es
"lo menos malo" del Gobierno. A buen entendedor, ¿verdad?
Vuelta de tuerca capitalista y recortes
La reconstrucción que, con puño de
hierro en guante de seda, nos prepara la derecha es la enésima vuelta de tuerca
capitalista a base de recortes y precariedad. Las previsiones -FMI, Banco de
España…- son para llorar. El paro en nuestro país que antes del covid-19 era
del 14% sube al 20% y sería del 34% sin los ERTE. Lo peor le caerá a los
jóvenes, la mayor mano de obra en comercio y hostelería, sectores muy dañados.
Una juventud española que ya sufría un 32% de paro, el segundo peor de la UE, que
se independizaba a los 29 años, tres más tarde que la media. Para las mujeres
cualquier parámetro peor siempre.
¿Qué
decisión estratégica se prevé para que la gente, no ya nuestros hermanos del
tercer mundo contra los que Europa recrece sus muros, sino más y más de aquí
podamos vivir? Ninguna.
El capitalismo matará al capitalismo
El capitalismo, como la fiesta de
los toros, morirá no porque haya quien abomine, sino porque es un desastre
insostenible. Caerá sí o sí.
Hay dos caminos posibles:
O los excluidos llegarán a ser
tantos y tan desesperados que al fin se fraguará la traída, llevada y hasta
ahora imposible unidad por una alternativa de derechos humanos y
sostenibilidad. O la voraz rueda de productividad, consumo, beneficio y
explotación seguirá devorando recursos y vidas hasta el colapso del
planeta.
El más ultracapitalista lo sabe.
Aprietan para que sus descendientes mantengan los privilegiados, sí, pero en un
mundo condenado.
Este junio, en Siberia, se registran
30º grados de media, con picos de 38º. El deshielo allí triplica el ya veloz en
el resto del globo.
Esto debería obsesionarnos.
Eclipsada Greta Thunberg, no parece prioritario. Pero el activismo se
reactivará. Voces nuevas surgen siempre, se reemplazan, en defensa de la
democracia y el pacto humano. Heroínas y héroes frente a la dictadura china en
Hong Kong, jóvenes como Olga Mísik, que desafía el autoritarismo de Putin en
Rusia, el movimiento antirracista que irradia de EEUU... Otras primaveras y
otros 15M vendrán.
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