A mis queridos carlistas:
Hoy 10 de marzo celebramos la jornada instituida por mi antecesor Carlos VII para que el Pueblo Carlista honre con sencillez y lealtad la memoria de nuestros mártires. Al igual que ayer, hoy todos estamos llamados a esforzarnos diariamente y a entregarnos por la Causa. Los que nos precedieron bien se lo merecen.
En este sentido quiero, como en años anteriores, evocar la lucha de todos los carlistas que a lo largo de nuestra dilatada historia han dado su vida, han sufrido persecución, han sido privados de libertad e injustamente separados de sus familias y han sido calumniados o forzados al exilio. Ellos constituyen el prototipo de carlista, ante el cual, nosotros, la generación que está obligada a mantener en alto nuestra bandera y nuestras propuestas, debe mirarse y evocar sus grandes sacrificios.
Pero hoy no sólo
celebramos una jornada nostálgica, sino también es una fecha clave de futuro.
Futuro esperanzador porque estamos inmersos en un momento histórico, en el que
a pesar del materialismo individualista que impera, nuestra alternativa
carlista se hace más necesaria que nunca. Una propuesta que tras 187 años de
historia forma parte del patrimonio común de todos los españoles, y que se
traduce en nuestros días en una defensa comprometida y activa de los
“descartados de la sociedad” a la que nos impele nuestro fundamento cristiano,
en una concepción federal para las Españas y en la necesidad de una ética que
promueva la transparencia en la gestión de lo público. Es el momento de la
batalla de las ideas, siempre desde la caridad como nos
enseña el Papa Francisco.
Junto con mi esposa, mis hijos y demás miembros de la dinastía, he querido dejar un testimonio de que los carlistas seguimos trabajando por lo que ha sido siempre nuestro compromiso con la sociedad.
Hoy como ayer, todos juntos en unión por una sociedad más justa.
La Haya, a 10 de marzo de 2021
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