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martes, 21 de octubre de 2014

LOS ERRORES OBJETIVOS DEL 9-N



Artur Mas, ha terminado engañando al pueblo catalán al que prometió un referendum y no una mera encuesta

Mientras que España entera contenía la respiración ante el primer caso confirmado de contagio de ébola fuera de África, el Presidente de la Generalitat Catalana anunciaba la renuncia de su ejecutivo a celebrar el Referéndum convocado para el mes que viene y que fue la propuesta estrella de su programa electoral en las elecciones autonómicas catalanas de 2012 dejándolo reducido a una puro y simple representación para engañabobos.

            El tema del Referéndum ha recibido desde el principio un tratamiento erróneo y errático por todas las fuerzas políticas situadas a ambas riberas del Ebro hasta convertirse en un despropósito político de enorme magnitud, empezando por la fecha misma elegida para su celebración, el 9 de Noviembre, que coincide curiosamente con aquel "Supuesto Anticonstitucional Máximo" que fue el Putsch de Múnich de 1923.

            Coincidencias y curiosidades aparte, es imprescindible analizar los errores cometidos por ambas partes a fin de vislumbrar una explicación, no a lo que ha pasado, sino a lo que va a pasar en los próximos años o, tal vez, meses.

            El gravísimo error del Gobierno que preside Mariano Rajoy ha sido no dialogar con el ejecutivo catalán y no pactar con el mismo la celebración del Referéndum dando una salida al deseo de votar de una porción, muy posiblemente mayoritaria, de la población catalana. Los puntos a concretar en la necesaria negociación (la cual debería haber sido extremadamente discreta) entre el gobierno autonómico y el gobierno central hubieran sido los siguientes: fijar la fecha adecuada (reiteramos que hacer coincidir la fecha de un Referéndum con la fecha del Putsch de Munich de 1923, no resulta de lo más apropiado para nadie), fijar la pregunta a formular para hacerla más clara y menos compleja y fijar el derecho a voto de quienes podrían votar en dicha consulta a fin de que fuera acorde con la legalidad vigente respecto a las consultas electorales. A cambio, el Gobierno popular debería haber tolerado la celebración de la consulta no recurriéndola ni poniendo obstáculo alguno a la misma. A este respecto es de indicar que el Referéndum convocado por Artur Mas, al igual que todos los celebrados desde la entrada en vigor de la Constitución de 1978, era consultivo y no vinculante por lo que ningún gobierno quedaba obligado a elevar su resultado a categoría de ley y que el Gobierno Español podía haberse limitado a no hacer nada, no recurriendo la convocatoria de la Generalitat ante el Tribunal Constitucional y limitándose simple y llanamente a permitirla sin entorpecerla ni apoyarla institucionalmente.

            La negativa del Gobierno que preside el señor Rajoy a que el Referéndum convocado por la Generalitat se celebrase incide aún más en "el problema español" del que Cataluña no es más que un síntoma, probablemente el más llamativo, pero no el único y que no es otro que un problema de concepto, organización y visión del estado que este país arrastra desde hace casi doscientos años.

            Por otra parte, Mariano Rajoy, su gobierno y su partido, así como el partido de la oposición, han demostrado individual y conjuntamente carecer de la capacidad, de la inteligencia y de la voluntad política imprescindible para solucionar el verdadero "problema español" deseando exclusivamente aplazar un debate existente y queriendo engañar a todos los ciudadanos españoles haciéndoles creer falsamente que el problema ni existe ni existió nunca.

Esquerra debería llevar inmediatamente al Parlament una propuesta de Ley que declarase la independencia
            Por su parte el Govern Catalá presidido por Artur Mas también ha cometido sus graves errores que pasan fundamentalmente por el objeto mismo de la convocatoria del Referéndum porque ¿Para qué se convoca ese Referéndum?. En principio el Referéndum se convoca porque es una promesa electoral del candidato de Convergencia i Unió, Artur Más, cuyo cumplimiento es requisito "sine qua non" para conseguir el apoyo de los 21 diputados de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) en el parlamento catalán y así poder formar una mayoría estable de gobierno. Es decir, originariamente, el Referéndum no es más que una medida electoralista lanzada por Convergencia i Unió a fin de conseguir el poder político y lo que el mismo lleva aparejado. Una vez formado gobierno, la idea va tomando forma hasta que, por fin, el año pasado se fija la fecha de celebración del Referéndum, el 9 de Noviembre de 2014, y las preguntas a formular en el mismo. No obstante, la gran pregunta sigue en el aire: ¿Para qué se quiere celebrar el Referéndum?. En palabras del presidente catalán es para "saber que opinan los catalanes" por lo que el referéndum vendría a ser solo algo más que una simple encuesta que es a lo que parece reducirse ahora lo que va a acontecer el próximo 9 de Noviembre. Por otra parte, el socio del gobierno convergente, Oriol Junqueras, siempre se ha referido al referéndum como "el derecho a decidir". Y aquí, precisamente se encuentra el meollo de la cuestión: si el fin último de este referéndum es la independencia de Cataluña como el transcurso del tiempo parece demostrar ¿Para qué se quiere celebrar?. En el Parlament hay una amplia mayoría de representantes del pueblo catalán, libre y legalmente elegidos, que podrían votar favorablemente una moción política que implicara una declaración unilateral de independencia y, en todo caso, luego, una vez proclamada esa independencia y ya bajo una legalidad propiamente catalana se podría hacer un referéndum para pulsar la opinión de los catalanes al respecto de la misma.           
Por otro lado, si la finalidad última del Referéndum es la independencia de Cataluña, que es un supuesto clara y manifiestamente inconstitucional a tenor de lo dispuesto en el artículo 2 de la Constitución de 1978, ¿Por qué hay tanto empeño en que el medio para llegar a esa independencia, el referéndum, sea legal cuando su finalidad es ilegal?. Parece realmente absurdo, máxime si consideramos que siendo el fin último la separación de Cataluña ello implica la ruptura de todos los vínculos que la unen al resto de las Españas, pero sobre todo implica la ruptura de todos los vínculos jurídicos; es decir, si Cataluña se independizara, ello implicaría en primerísimo lugar que las leyes de este lado del Ebro no serían de aplicación allí y que la autoridad judicial representada por los actuales Tribunal Supremo, Tribunal Constitucional y Audiencia Nacional no tendrían competencia ni jurisdicción territorial en el nuevo estado catalán independiente.

            Así pues, el Referéndum y su convocatoria constituyen objetivamente un grave error del Govern catalá y de sus socios porque si lo que realmente deseaban era la independencia deberían haberla proclamado unilateralmente con la legitimidad que les concedía las mayorías parlamentaria de que disponen en el Parlament ya que los dos años de debate sobre un referéndum fallido han contribuido a sentar las bases de un problema que hasta ahora no existía, un "problema catalán en Cataluña", que el tiempo dirá en qué queda siendo extremadamente curioso comprobar cómo la formación política supuestamente más partidaria de la independencia que es Esquerra Republicana de Catalunya y cuya bandera partidaria ha logrado eclipsar a la Senyera como bandera nacional catalana, no ha retirado todavía su apoyo al gobierno de Artur Mas, quien verdaderamente ha engañado a los catalanes, y no lleva al parlamento catalán una propuesta de Ley que conllevara la proclamación unilateral de independencia a fin de obligar a la siempre ambigua Convergencia i Unió a posicionarse claramente al respecto dándola el golpe de gracia, políticamente hablando, si no lo hace. Cada minuto que pasa sin que Esquerra Republicana de Cataluña rompa su alianza con Convergencia i Unió o sin que presente una propuesta de Ley a favor de la declaración unilateral de independencia es una prueba más de que la casta política catalana en su conjunto poco o nada tiene que echar en cara a la casta política nacional a la hora de engañar al pueblo y de conducirle a la ruina material y moral en aras de seguir encaramados en el poder y en sus prebendas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bien sintetizado en el último párrafo. Eso sí, en Euskadi, ni los de Bildu se atreverían a una copia del paripé catalán. Cada vez se sienten más cómodos en las instituciones. Cada vez se parecen más al PNV.

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