En 1950 la publicación de un libro
titulado "Operación Cicerón" (1) escrito por Ludwig Carl Moyzisch
generó una gran controversia en la sociedad británica de postguerra dando lugar
a una muy seria interpelación parlamentaria al gobierno de Su Graciosa Majestad
ya que dicho libro no era otra cosa que las memorias de su autor, un agente
alemán en Turquía durante la II Guerra Mundial, en las que ponía de manifiesto
como el ayuda de cámara del embajador británico en Ankara, Elyesa Bazna, había
proporcionado a los alemanes entre 1943 y 1944 detallados informes e importante
documentación microfilmada sobre las conferencias de El Cairo y Teherán así
como sobre la invasión de Normandía (2).
El 4 de Mayo pasado la editorial
Galaxia Guttemberg presentaba en Madrid un libro colectivo que bajo el título
"Juan Carlos I, el Rey de la Democracia" reúne ocho trabajos que abordan desde distintas facetas el papel
histórico del Jefe del Estado, hoy emérito. Pues bien, uno de los trabajos
comprendidos en el libro, concretamente el escrito por Charles Powell,
historiador y Director del Real Instituto Elcano; desvela una información desclasificada por EstadosUnidos en 2014 según la cual el entonces Jefe del Estado habría manifestado al
Senador norteamericano Ed Muskie, enviado especial del Presidente Jimmy Carter,
y al embajador de Estados Unidos en España, Terence Todman, que "él (Juan Carlos) consideraba que
Melilla se podría ceder a Marruecos en un plazo relativamente corto de tiempo
porque allí solo vivían 10.000 españoles" y que Ceuta podría
convertirse en un protectorado internacional tal y como lo había sido Tánger
entre 1923 y 1956 y que, aunque estas decisiones podrían generar un malestar en
el ejército éste solo duraría dos meses y nuevamente él (Juan Carlos) podría
controlar la situación. Esta conversación quedo resumida en un telegrama
secreto enviado por la Embajada Norteamericana en Madrid al Departamento de
Estado y que, tras ser desclasificado su contenido, es mencionado en el citado
libro.
Han pasado casi dos semanas de la
presentación del libro y de que la prensa se hiciera eco de la sorprendente
noticia y nadie dentro de las diferentes castas institucionales ha dicho ni
hecho nada. Aquí, en nuestro cada vez más destartalado país, no ha habido
controversias sociales ni interpelaciones parlamentarias ni solicitud alguna de
depuración de responsabilidades a pesar de la crucial trascendencia de esta información.
La enorme trascendencia de la
noticia radica en que estas conversaciones tuvieron lugar el 30 de Abril de
1979, es decir, cuatro meses después de la entrada en vigor de la Sacrosanta
Constitución Española de 1978 que establecía que "la soberanía nacional
reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado",
preveía que Ceuta y Melilla pudiera constituirse en Comunidades Autónomas
(Disposición Transitoria 5ª) y que enviasen representantes al Congreso y al
Senado (Art.68.2 y Art. 69.4). Asimismo,
resulta curioso que el anterior Jefe del Estado solo se refiriera al
"malestar del ejército" y no a la posibilidad de que las Cortes
Generales denegasen esa cesión territorial lo que implica un cierto desprecio a
esa institución. Igualmente resulta extremadamente curiosa la posición del
Gobierno del Partido Popular que, quitando importancia a la noticia, ha situado
las opiniones del Jefe del Estado emérito en el "Paleolítico
Inferior", cuando afectan de manera radical a "la soberanía
Nacional" que tanto enarbola el gobierno frente a las pretensiones de
Cataluña.
En
el fondo la noticia, de ser cierta, trata de una conversación de carácter
delictivo sostenida por el ex-Jefe del
Estado con representantes extranjeros pues la supuesta cesión de Melilla y la
conversión de Ceuta en un protectorado internacional atentaba directamente
contra la Constitución 1978 modificándola sustancialmente sin acudir a los trámites previstos en la propia
Constitución para su modificación lo que constituye, como poco, un golpe de
Estado y afectaba colectivamente a multitud de ciudadanos españoles que podrían
haber dejado de serlo o verse obligados a trasladarse forzosamente por la
unilateral decisión del ex-Jefe del Estado, lo que podría constituir un delito
de genocidio.
Así pues, sentado y argumentado la
gravedad de la información y el carácter presuntamente delictivo de la
conversación a la que se refiere es preciso que se aclare urgentemente si tal
noticia es falsa o verdadera realizándose para ello la correspondiente
investigación judicial y parlamentaria. Si la noticia es falsa debe dar lugar
al correspondiente procedimiento por injurias y calumnias contra el autor del artículo
contenido en el libro "Juan Carlos I, el Rey de la Democracia" y de
ser verdadera debe ser el ex-Jefe del Estado, hoy emérito, quién rinda cuentas
judiciales y políticas porque de no hacerlo se deslegitimarán aún más las
Instituciones del Estado y una casta política que parece no haberse enterado de
la extrema gravedad del asunto y permanece extasiada mirando al tendido ensimismada
con su ansia de poder y con sus propios problemas que, evidentemente, no son
los del pueblo español en vez de exigir la justa rendición de cuentas en vida a
un ex-Jefe del Estado que, esta vez, no tiene extinguida la posible
responsabilidad criminal por fallecimiento (3).
(1)
Este libro inspiró en 1962 la película "Cinco Dedos" u
"Operación Cicerón" dirigida por Joseph L. Mankiewicz y protagonizada
por Charles Mason.
(2)
Se considera que la información proporcionada por Elysea Bazna a los alemanes es
la más graves e importante información transmitida por un espía al enemigo
durante la II Guerra Mundial.
(3)
Hemos de tener en cuenta que en estos momentos hay personas que están yendo a
la cárcel por robar una gallina o por casos de corrupción mientras que la
información vertida en el libro pone de manifiesto que el emérito Jefe del
Estado estaba dispuesto a jugar con la vida y la hacienda de unos cincuenta mil
españoles (diez mil en Melilla y cuarenta mil en Ceuta) en lo que implicaría
una quiebra constitucional y un acto de corrupción inaudito. Asimismo resulta
difícil, por no decir imposible, apelar a la unidad de la soberanía nacional
frente a los nacionalismos periféricos cuando el propio Jefe del Estado español
estuvo dispuesto a romper con tal principio ante una potencia extranjera.
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