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lunes, 24 de febrero de 2020

¿EL ASUNTO DELCY RODRIGUEZ?



 El aterrizaje de la Vicepresidenta de la República Bolivariana de Venezuela, Delcy Rodríguez, en el aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid-Barajas, el pasado 19 de enero, está suponiendo para el gobierno presidido por Pedro Sánchez un escándalo político al tener esta ilustre señora prohibida su entrada en territorio Schengen y al haberse entrevistado supuestamente con el Ministro de Transportes, señor José Luis Ávalos, en dependencias del aeropuerto.  No obstante tal escándalo nos sirve para recordar y reflexionar sobre otro mucho mayor al ser a escala internacional y estar auspiciado por Estados Unidos, imitado por la Unión Europea y servilmente obedecido por una España que cada vez es menos una, más ente absurdo y acomplejado y más marioneta en la cuerda de unas potencias europeas que se pitorrean de ella. Este escándalo internacional al que nos referimos no es otro que el protagonizado por Juan Guaidó Márquez.

            Juan Guaidó Márquez es un político venezolano que en enero de 2019 fue elegido  Presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, cargo desde el cual declaró ilegítimo al dirigente venezolano Nicolás Maduro y proclamó a la Asamblea Nacional Venezolana como único poder legítimo del país, lo cual le llevó a ser detenido y posteriormente puesto en libertad por la policía de Venezuela. Desde ese momento la Organización de Estados Americanos (O.E.A.), Estados Unidos, la Unión Europea y, por supuesto, España, ya entonces gobernada por Pedro Sánchez, reconocieron a Juan Guaidó Márquez como único representante legítimo de Venezuela y como "Presidente encargado de la República Bolivariana de Venezuela". Hasta aquí todo aparentemente normal: un dirigente político se enfrenta al poder constituido, le anatemiza afirmando que carece de legitimidad y obtiene un relevante apoyo internacional. Ahora bien, el tiempo pasa y el "depuesto" presidente Nicolás Maduro sigue ejerciendo su cargo, sigue controlando la economía y las instituciones del país (judicatura, policía, ejército, etc...), sigue gozando de no poco predicamento entre el pueblo venezolano y, curiosamente, sigue teniendo acreditadas las embajadas de los estados que dicen haber reconocido a Juan Guaidó. Así pues ¿Qué significa Juan Guaidó y su "Presidencia encargada"?.

            Juan Guaidó Márquez, es una anomalía jurídica, un personaje típico del realismo mágico de la literatura hispanoamericana y, por tanto, un absurdo político sin precedentes en la Historia Universal. Para empezar, la denominación de su cargo suena raro y extraño: "Presidente encargado de la República Bolivariana de Venezuela"; acaso un revolucionario, un rebelde o un luchador por la libertad ¿No se hubiera denominado más apropiadamente Presidente Provisional de la República?, pero denominaciones a parte pasemos a analizar en qué consiste el absurdo en el que están incurriendo Juan Guaidó y aquellos estados que dicen reconocerle como único legítimo representante de Venezuela.

 Juan Guaidó Márquez, como "Presidente encargado de la República Bolivariana de Venezuela" o como Presidente Provisional de la República, no controla el más mínimo territorio venezolano en el que asentar su gobierno provisional o encargado, no tiene el más mínimo control sobre ninguna de las instituciones venezolanas pues el ejército, la policía, la judicatura etc.. parecen permanecer fieles a Nicolás Maduro y por si todo esto fuera poco, los estados que dicen reconocerle mantienen sus representaciones diplomáticas en Caracas ante el Gobierno de Maduro, siguen comerciando con él y siguen dando por buenos los pasaportes y demás documentos que expide el gobierno al que dicen no reconocer (¡Curiosa forma de reconocer a Guaidó e ignorar a Maduro!).

            Se podrá argumentar que en la Historia existen ejemplos de mandatarios que careciendo de poder real e incluso sin controlar ninguna parte de territorio dirigieron grandes movimientos de liberación y los hicieron triunfar.  Se podrá mencionar a Benito Juárez o a Charles De Gaulle, pero lo cierto es que cualquier comparación de Juan Guaidó con tales personajes históricos es pura ficción cuando no una burda farsa porque Benito Juárez, aun siento Presidente nómada de México, disponía de un ejército y de un pequeño territorio en el que radicaba la Presidencia de la República Mexicana y desde el que emitía  órdenes y Charles De Gaulle a pesar de no estar asentado en ninguna parte del territorio francés en 1940 al menos disponía de una fracción, aunque minúscula, de las Fuerzas Armadas Francesas que se dieron el nombre de Fuerzas de la Francia Libre (FFL) constituyendo ambos líderes gobiernos que contaban a su alrededor con representantes oficiales u oficiosos de las potencias que les habían reconocido; por el contrario, el poder de Juan Guaidó no se asienta en más territorio que en los metros cuadrados que tenga su vivienda careciendo de autoridad hasta el extremo de que si tuviera que requerir la presencia de algún policía para retirar un vehículo aparcado en el vado de su casa tendría que acudir a los agentes de la autoridad del gobierno de Nicolás Maduro.

            Juan Guaidó y su "Presidencia Encargada" no son más que una pura ficción política que se encuentra entre lo cómico y lo patético; no puede ser considerado una realidad política al no contar ni con la más mínima infraestructura gubernamental en el interior de Venezuela ni con el más mínimo apoyo real de las potencias que dicen reconocerlo ya que tal reconocimiento debería conllevar, en puridad lógica y como mínimo, la retirada de embajadores de Caracas, la negativa a comerciar con el gobierno de Maduro y el no reconocimiento de los documentos que este pudiera expedir. Lo que no sea eso es, simple y llanamente, seguir reconociendo al gobierno de Nicolás Maduro lanzando a escena a un "payaso triste" para el entretenimiento del personal.

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