El
aterrizaje de la Vicepresidenta de la República Bolivariana de Venezuela, Delcy
Rodríguez, en el aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid-Barajas, el pasado 19 de
enero, está suponiendo para el gobierno presidido por Pedro Sánchez un
escándalo político al tener esta ilustre señora prohibida su entrada en
territorio Schengen y al haberse entrevistado supuestamente con el Ministro de
Transportes, señor José Luis Ávalos, en dependencias del aeropuerto. No obstante tal escándalo nos sirve para
recordar y reflexionar sobre otro mucho mayor al ser a escala internacional y
estar auspiciado por Estados Unidos, imitado por la Unión Europea y servilmente
obedecido por una España que cada vez es menos una, más ente absurdo y
acomplejado y más marioneta en la cuerda de unas potencias europeas que se pitorrean
de ella. Este escándalo internacional al que nos referimos no es otro que el
protagonizado por Juan Guaidó Márquez.
Juan Guaidó Márquez es un político
venezolano que en enero de 2019 fue elegido
Presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, cargo desde el cual
declaró ilegítimo al dirigente venezolano Nicolás Maduro y proclamó a la
Asamblea Nacional Venezolana como único poder legítimo del país, lo cual le
llevó a ser detenido y posteriormente puesto en libertad por la policía de
Venezuela. Desde ese momento la Organización de Estados Americanos (O.E.A.),
Estados Unidos, la Unión Europea y, por supuesto, España, ya entonces gobernada
por Pedro Sánchez, reconocieron a Juan Guaidó Márquez como único representante
legítimo de Venezuela y como "Presidente encargado de la República
Bolivariana de Venezuela". Hasta aquí todo aparentemente normal: un
dirigente político se enfrenta al poder constituido, le anatemiza afirmando que
carece de legitimidad y obtiene un relevante apoyo internacional. Ahora bien,
el tiempo pasa y el "depuesto" presidente Nicolás Maduro sigue
ejerciendo su cargo, sigue controlando la economía y las instituciones del país
(judicatura, policía, ejército, etc...), sigue gozando de no poco predicamento
entre el pueblo venezolano y, curiosamente, sigue teniendo acreditadas las
embajadas de los estados que dicen haber reconocido a Juan Guaidó. Así pues
¿Qué significa Juan Guaidó y su "Presidencia encargada"?.
Juan Guaidó Márquez, es una anomalía
jurídica, un personaje típico del realismo mágico de la literatura
hispanoamericana y, por tanto, un absurdo político sin precedentes en la
Historia Universal. Para empezar, la denominación de su cargo suena raro y
extraño: "Presidente encargado de la República Bolivariana de
Venezuela"; acaso un revolucionario, un rebelde o un luchador por la
libertad ¿No se hubiera denominado más apropiadamente Presidente Provisional de
la República?, pero denominaciones a parte pasemos a analizar en qué consiste el
absurdo en el que están incurriendo Juan Guaidó y aquellos estados que dicen
reconocerle como único legítimo representante de Venezuela.
Juan
Guaidó Márquez, como "Presidente encargado de la República Bolivariana de
Venezuela" o como Presidente Provisional de la República, no controla el
más mínimo territorio venezolano en el que asentar su gobierno provisional o
encargado, no tiene el más mínimo control sobre ninguna de las instituciones
venezolanas pues el ejército, la policía, la judicatura etc.. parecen
permanecer fieles a Nicolás Maduro y por si todo esto fuera poco, los estados
que dicen reconocerle mantienen sus representaciones diplomáticas en Caracas
ante el Gobierno de Maduro, siguen comerciando con él y siguen dando por buenos
los pasaportes y demás documentos que expide el gobierno al que dicen no
reconocer (¡Curiosa forma de reconocer a Guaidó e ignorar a Maduro!).
Se podrá argumentar que en la
Historia existen ejemplos de mandatarios que careciendo de poder real e incluso
sin controlar ninguna parte de territorio dirigieron grandes movimientos de
liberación y los hicieron triunfar. Se
podrá mencionar a Benito Juárez o a Charles De Gaulle, pero lo cierto es que
cualquier comparación de Juan Guaidó con tales personajes históricos es pura
ficción cuando no una burda farsa porque Benito Juárez, aun siento Presidente
nómada de México, disponía de un ejército y de un pequeño territorio en el que
radicaba la Presidencia de la República Mexicana y desde el que emitía órdenes y Charles De Gaulle a pesar de no estar
asentado en ninguna parte del territorio francés en 1940 al menos disponía de
una fracción, aunque minúscula, de las Fuerzas Armadas Francesas que se dieron
el nombre de Fuerzas de la Francia Libre (FFL) constituyendo ambos líderes gobiernos
que contaban a su alrededor con representantes oficiales u oficiosos de las
potencias que les habían reconocido; por el contrario, el poder de Juan Guaidó
no se asienta en más territorio que en los metros cuadrados que tenga su
vivienda careciendo de autoridad hasta el extremo de que si tuviera que
requerir la presencia de algún policía para retirar un vehículo aparcado en el
vado de su casa tendría que acudir a los agentes de la autoridad del gobierno
de Nicolás Maduro.
Juan Guaidó y su "Presidencia
Encargada" no son más que una pura ficción política que se encuentra entre
lo cómico y lo patético; no puede ser considerado una realidad política al no
contar ni con la más mínima infraestructura gubernamental en el interior de
Venezuela ni con el más mínimo apoyo real de las potencias que dicen
reconocerlo ya que tal reconocimiento debería conllevar, en puridad lógica y
como mínimo, la retirada de embajadores de Caracas, la negativa a comerciar con
el gobierno de Maduro y el no reconocimiento de los documentos que este pudiera
expedir. Lo que no sea eso es, simple y llanamente, seguir reconociendo al
gobierno de Nicolás Maduro lanzando a escena a un "payaso triste"
para el entretenimiento del personal.
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