Las declaraciones textuales de la señora Mestre fueron las siguientes:
“El año 2009 y, sobre todo, el primer semestre va a ser difícil para la seguridad ciudadana. La crisis y el desempleo son dos elementos que contribuirán a que así sea”.”Estamos preparados para hacer frente a este reto; tenemos más efectivos, casi el 100% del nuevo catálogo de Policía Nacional en la capital y entre el 94% y el 96% en las comisarías locales. “Incluso podemos hacer bajar las cifras (de delincuencia se entiende; no de parados ni de afectados por la crisis), pese al desempleo y a la crisis que ha llegado desde Estados Unidos”.
Evidentemente de tales declaraciones se desprende con nitidez que el número creciente de afectados por la crisis económica y el desempleo provocará que gran número de desempleados se dedique a delinquir incrementando de este modo la actividad delictiva ya en imparable crecimiento en Madrid desde hace casi una década.
No obstante, ignora la señora Delegada del Gobierno en Madrid, que uno puede perder su empleo, perder sus ahorros, ver subastada su vivienda e incluso ser despojado de todos sus bienes por los prestamistas financieros, pero no por ello convertirse en delincuente. No cabe la más mínima duda de que la grave situación económica que empiezan a padecer muchas familias de nuestro país desembocaran en situaciones vitales desesperadas, pero ello no tiene por qué implicar un incremento de la delincuencia, menos aún si consideramos que los delitos dimanantes de actos desesperados son tan pírricos que, a poco que razone con serenidad aquel que pretendiera cometerlos solo podría llegar a la conclusión de que no vale la pena cometerlos y en nuestro país, este tipo de delitos nacidos de la desesperación, siempre han estado vinculados al consumo de estupefacientes.
Vincular paro y crisis económica con delincuencia, no solo constituye una “perlita” filosófica, un prejuicio y una manifestación de irracionalidad equivalente a la de equiparar pobreza y suciedad, sino que desvela la opinión que tienen nuestros sacrosantos (para algunos) políticos liberales sobre los afectados por la crisis económica y por los que deberían sentir una mayor preocupación en vez de la repugnancia que las palabras de la susodicha dependiente del Ministerio del Interior en Madrid demuestran.
Es lógico prever que la angustia y la desesperación de los desempleados derive en un incremento de cuadros de depresión psicológica y en un aumento del número de suicidios que a todos nos deberían preocupar enormemente pero para nada resulta lógico ni racional vincular paro y crisis económica con delincuencia por lo que, ante tales declaraciones de la señora Delegada del Gobierno en Madrid, se la podría espetar a la cara: “Políticos: se os ve el plumero” o “Soledad, dimisión”.
Por otra parte, si se atiende a la escenificación en la que doña Soledad Mestre vertió las mencionadas declaraciones (rodeada de numerosos agentes de la autoridad vestidos con uniforme de gala) parece ser que se temiera en el futuro numerosos asaltos masivos y colectivos a instituciones bancarias y de crédito, pero claro… sepa la señora delegada del gobierno y también el Comisario General de la Policía y todos los Generales del Benemérito Instituto que, si tales hechos llegasen a producirse, tampoco se estaría ante actos delictivos, sino ante una REVOLUCIÓN porque, aunque los marxistas compliquen la vida a los demás con cuestiones intelectuales vacías e improductivas como el materialismo dialéctico, precisamente eso es una revolución: EL ASALTO COLECTIVO A UN BANCO Y LA REDISTRIBUCIÓN DE SU CAJA.
1 comentario:
Pues este post es de una clarividencia absoluta pues ayer mismo en el pueblo de Loeches (Madrid) la guardia civil detuvo a un pobre hombre que amenazaba con quemarse a lo bonzo si no le pagaban lo que el ayuntamiento le debía.
Este hombre era un pequeño empresario de la construcción que había trabajado para el ayuntamiento y éste le debía más de cuatrocientos mil euros.
Ante el impago ha tenido que cerrar la empresa enviando a sus trabajadores al paro y quedandose él y toda su familia al borde de la ruina total.
Frente a su justa, aunque heterodoxa, exigencia de cobro, el estado le echó encima a al Glorioso y Benemérito Instituto.
Como esta el patio. Cómo si hubiera mucha diferencia entre morir quedamos, de un tiro o de HAMBRE
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