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lunes, 26 de abril de 2010

IGLESIA CATÓLICA Y PEDERASTIA

Un católico no es ni puede convertirse en un ciego fanático y servil que, confundiendo religión con clericalismo, no tenga más juicio ni criterio que el que en cada momento marque el cura de su parroquia. Sin duda todos los católicos, como seres humanos, somos imperfectos y cometemos errores, pero no por ello debemos dejar de intentar constantemente el ser justos y criticar todo aquello que a nuestro juicio es malo para la sociedad en general y para la Iglesia Católica en particular y por ello no podemos menos que considerar que la Jerarquía Eclesiástica no solo ha obrado erróneamente sino también con falta de justicia en los casos de abusos de toda índole cometidos por varios sacerdotes contra niños y menores de edad.


Si bien los casos de pederastia que recientemente han salpicado a la Iglesia Católica no significan, como algunos pretenden hacer entender, que todos los sacerdotes católicos son autores de tan canallescos actos, no se puede caer jamás en la tolerancia ni en la comprensión con tales hechos y hay que considerar que para la Iglesia Católica aunque, en más de dos mil años de historia, tan solo un caso de estos abusos se hubiera producido ya sería demasiado porque nada puede hacer más daño al Catolicismo que el olvido de sus enseñanzas y tradiciones, la falta de coherencia en su discurso y las contradicciones entre lo que manifiesta y lo que practica.


El escándalo que ahora ha surgido con las denuncias de no pocas personas que durante su infancia y juventud han sufrido graves abusos en manos de sacerdotes católicos se ha provocado en gran medida porque la Jerarquía Eclesiástica ha olvidado la advertencia vertida por Ntro. Señor Jesucristo y que forma parte del discurso evangélico y de las enseñanzas de la Iglesia, que dice Al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y le hundan en lo profundo del mar" (Mateo 18,6). Igualmente al no haber actuado con transparencia y al no haber sido la primera en denunciar los injustificables actos de esta porción mínima de sacerdotes ha ignorado lo manifestado en el Evangelio de San Marcos de que no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni nada escondido, sino para que salga en claro”.


La Iglesia Católica, no debió considerar los abusos sexuales cometidos contra menores de edad por unos pocos malos sacerdotes como un mero pecado que se podía subsanar con la Confesión y con la Penitencia, porque desde el punto de vista espiritual tales abusos han hecho perder la fe a no pocos de aquellos que los sufrieron y además constituyen un delito muy grave cuyo castigo, al carecer la Iglesia de otros medios punitivos que los puramente morales, debe imponerse por el poder secular.


La Iglesia Católica no es culpable de que en su seno existan malas personas, ni es responsable directa de los delitos que cometan tales personas, pero tampoco tiene derecho a quejarse del escándalo que ahora la azota porque siendo promesa divina de que no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni nada escondido, sino para que salga en claro”, debía haber protegido a las víctimas y haber evitado que los hechos se hubieran vuelto a repetir favoreciendo que el malhechor fuera puesto a disposición de la Justicia Secular para ser juzgado conforme a las leyes comunes previstas para sancionar a los delincuentes, pudiéndose considerar esto último como la justa, adecuada y proporcionada penitencia a imponer a tan grave pecado.


Es de desear que la Jerarquía Eclesiástica haya aprendido de esta situación y, que de existir entre el clero católico más ejemplares de estos malos sacerdotes, no vuelva a repetir estos errores y, dando un ejemplo de intolerancia con la maldad, los ponga a disposición de la Justicia Secular para ser juzgados y recibir el pertinente castigo.


lunes, 19 de abril de 2010

¿VEMOS LA MISMA REALIDAD?

Confieso que me gusta leer a Eduardo Punset. Sus comentarios reflexivos y divulgadores de los avances científicos me hacen pensar, aunque a veces críticamente con ellos. No por la base en que se sustentan, la experimentación empírica, sino por su extrapolación al campo metafísico, como si no hubiera más realidad que la matemáticamente expresada y observada. El llamado materialismo científico es otro dogmatismo más que abusivamente pretende colarse como algo irrefutable.


En el XL Semanal de Vocento, de fecha 4 de Abril último, contesta a preguntas de los lectores sobre en qué se educa mejor a los niños hoy. Según se transcribe, los niños “aprenden a concentrarse, a gestionar emociones, a enfrentar conflictos y a ser altruistas”. ¡Ojala fuera verdad!. Para mí eso es un ideal pedagógico, muy alejado de la realidad. Porque puede que haya familias, centros educativos y planes de enseñanza que vayan en esa dirección, pero, desgraciadamente ni los medios de comunicación escritos o audiovisuales, ni los videojuegos, ni la publicidad, ni la calle, ni las pandillas, siguen precisamente esa orientación.


¿Aprenden a focalizar su atención los millares de estudiantes que caen en el fracaso escolar, esa lacra de nuestro sistema educativo?. ¿Gestionan sus emociones, se les ejercita en el aprendizaje social y emocional a los educandos envueltos en el maltrato escolar, como verdugos o víctimas?. ¿Se les prepara para la resolución de conflictos o se les convierte en pasotas o incendiarios de los mismos?.


La última afirmación optimista del Punset me ha dejado estupefacto. Asegura que están disminuyendo los índices de violencia a nivel mundial y aumentan los de compasión y altruismo y que nos lo enseña tanto la ciencia como la experiencia, en contra de lo que siguen opinando muchos sectores, sobre todo mediáticos. El silencio de los grandes medios de (des)información sobre violencias colectivas y guerras locales, sobre todo en África, es constante, salvo en contadas ocasiones. Que cada vez hay mucha más gente comprometida en la ayuda a las víctimas de todas las violencias es cierto. Pero también lo es que el tráfico, legal o clandestino, de armas, junto a al narcotráfico y la prostitución, son los negocios más rentables del planeta.


La coletilla última no tiene desperdicio:”cualquier opción política emparentada con la vieja lucha de clases está…condenada al fracaso y sólo pueden consolidarse las políticas basadas en el consenso y la reflexión colectiva”. ¿Cuándo ha habido más explotación clasista que tras la caída del muro de Berlín, cuando el capitalismo salvaje, ya sin enemigos, puede expoliar sin piedad?. La crisis que padecemos, ¿acaso es fruto del consenso y la reflexión colectiva?. En “defensa de la democracia” y para la lucha contra el terrorismo ¿no están retrocediendo las garantías de las libertades individuales?. ¿Y esos derechos fundamentales económicos, sociales y culturales no se niegan y pisotean constantemente?. ¿Por qué el derecho de todas las personas a la alimentación y al agua potable retrocede ante el “sagrado” libre comercio?. Es la hora del derecho al disenso, ejercitado por la vía de la no-violencia activa, y en él debería educarse a las nuevas generaciones.


Pedro Zabala


martes, 13 de abril de 2010

BALTASAR GARZÓN Y LA CRUDA REALIDAD

Hace años, don Baltasar Garzón, Magistrado-Juez del Juzgado Central de Instrucción número cinco de la Audiencia Nacional, parecía próximo a convertirse en un gran héroe togado digno de ser interpretado en alguna película por Spencer Tracy, el actor que mejor ha vestido la toga en toda la historia del cine. El Magistrado no solo había destacado en la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, sino que parecía ser un Juez muy inclinado a hacer justicia no dudando para ello en dictar resoluciones judiciales que, por muy controvertidas que fueran, abrían la puerta a interesantes discusiones doctrinales y provocaban nuevas interpretaciones jurisprudenciales.

No obstante, de un breve tiempo a esta parte, Baltasar Garzón parece haber pasado de héroe a villano, reuniendo en su contra tres querellas una de las cuales, la interpuesta por Falange Española con motivo de la investigación iniciada por el Magistrado sobre “los crímenes del franquismo”, ha sido admitida a trámite amenazando con conseguir su suspensión cautelar mientras se resuelve el correspondiente procedimiento penal, por lo que se impone hacer una reflexión sobre la causa del por qué un representante del Poder Judicial, “aupado a los altares” tan solo hace unos años por la opinión pública está sufriendo esta amenaza de “descender a los infiernos”.

El gran pecado cometido por don Baltasar Garzón y del que seguramente no es consciente ha sido la irreflexiva temeridad de ignorar la realidad y de enfrentarse a ella cual Quijote envistiendo a los molinos, con la diferencia de que los molinos a los que se enfrentaba el Magistrado no eran molinos sino gigantes con grandes fauces dispuestos a engullirlo. Así pues, recordando la biografía escrita por doña Pilar Urbano y titulada “Garzón, el hombre que veía amanecer”, no puedo nada más que dibujar una sonrisa y opinar que hubiera sido mejor titularla “Garzón, el Juez que soñó con juzgar a Pinochet”.

Y es que efectivamente, aquel 16 de Octubre de 1998 en el que el exdictador Augusto Pinochet quedaba en situación de detenido en la Gran Bretaña en virtud de una orden de detención dictada por el Juez Garzón significa el momento cumbre en la carrera del magistrado a partir del cual empezaría un declive que ha culminado con las tres querellas formuladas contra él en España y todo ello por no valorar la realidad y enfrentarse a ella solo con la belleza del ideal, pero con una total ausencia de pragmatismo.


En primer lugar, es de recordar que Augusto Pinochet Ugarte era miembro de la masonería chilena, condición por la cual fue nombrado Comandante en Jefe del Ejército Chileno por el presidente de Chile y también masón, don Salvador Allende, el 23 de Agosto de 1973 en una reunión en la que asistió el general Prats, posteriormente asesinado por orden de su compañero de armas. Asimismo es de indicar las íntimas relaciones existentes entre la masonería y las instituciones de la Gran Bretaña donde los reyes británicos siempre han ostentado el máximo grado en la secta, lo que unido al enorme apoyo ofrecido por Pinochet a Inglaterra durante la guerra de las Malvinas, el cual incluyó el ofrecimiento del espacio aéreo chileno a Inglaterra para atacar, si fuera preciso; el territorio argentino, sientan la realidad de que la extradición a España del exdictador era pura quimera.


Por otra parte la detención de Pinochet en Gran Bretaña en virtud de la orden de detención dictada por el Juez Baltasar Garzón, ponía en un importante aprieto diplomático tanto al gobierno Español, que se veía obligado a solicitar la extradición del exdictador a un país del que se sabía prácticamente de antemano que no la iba a conceder y que tenía que hacer frente a las acusaciones de ingerencia en asuntos internos que le hacía Chile, como al gobierno británico que tenía que resolver la solicitud de extradición en beneficio de su “hermano” y aliado, alejando un problema diplomático con Chile y sin aparentar que auxiliaba a un criminal de masas. Descartada por el estado español, quien seguramente jamás se lo planteo, una “Operación Garibaldi” como la que puso a Eichmann a disposición de los Tribunales de Israel en 1960, la solución resultó muy “británica”: se negó a Pinochet la inmunidad diplomática que alegaba, se concedió la extradición a España, pero mientras se revisaba este último fallo por un nuevo tribunal, el gobierno laborista de Tony Blair decidió ponerlo en libertad atendiendo a razones humanitarias y de salud, lo que ponía fin a meses de conflictos y problemas con satisfacción del detenido y de los tres estados implicados, aunque ello suponía en la práctica un “revolcón” para el magistrado español.


El 28 de Octubre del 2007, el Congreso de los Diputados español aprobó la llamada “Ley de Memoria Histórica” acogiéndose a la cual, don Baltasar Garzón comenzó a instruir en Septiembre del 2008 una causa penal contra el franquismo atendiendo a la lógica al mismo tiempo que ignorando nuevamente la realidad y haciendo caso omiso de la misma. Y decimos atendiendo a la lógica porque no se puede promulgar una ley que haga referencia a hechos ilegales, crímenes y víctimas y no favorecer o promover una investigación criminal o instrucción penal sobre los mismos para saber realmente lo ocurrido.


Lo que el Juez Baltasar Garzón ignoró por completo es que al iniciar su instrucción penal, no se enfrentaba a la historia pasada y a unos personajes ya fallecidos sino que por el contrario, iba a enfrentarse con el presente y con intereses de personas, colectivos e instituciones muy vivos pudiendo afectar la instrucción de tal causa al mismísimo orden constitucional vigente porque es de indicar que desde el 1 de Abril de 1939, día en que terminó la Guerra Civil, o incluso antes si se toman en consideración las fechas en las que el llamado “Estado Nacional” iba siendo reconocido internacionalmente; ya no se podían imputar hechos delictivos a ningún grupo o facción sublevada, sino que solo se podían imputar los delitos al mismísimo Estado y a sus distintas instituciones.

Así pues, el señor Garzón no podía investigar las presuntas “prevaricaciones” de los jueces que dictaban sentencias de muerte siguiendo instrucciones superiores y sin las correspondientes garantías procesales, sin que el tema terminase implicando a todo el Poder Judicial, incluida la Justicia Militar, igualmente no podía investigar la muerte de las personas enterradas en las fosas comunes sin que ello salpicase al ejército y a determinado Cuerpo de Seguridad del Estado, bien por su participación directa en las detenciones, torturas y ejecuciones o simplemente porque tales hechos estaban amparados y favorecidos por el “Estado de Guerra” proclamado por el primero o por la legalidad brutal emanada del mismo estado y amparada por el poder judicial y, por último, no se podía investigar todo esto sin que, en el transcurso de la investigación, surgieran nombres de personas que, sin participar directamente en los hechos, los encubrieron, los favorecieron o, simplemente, se beneficiaron de ellos.

Si consideramos el hecho irrefutable de que la Institución Judicial en nuestro país es la misma que la de hace veinte años y la misma que existía en 1939 y que el ejército y ese determinado Cuerpo de Seguridad del Estado es el mismo que el de hace veinte años y el mismo que existía en 1939 y si tenemos en cuenta la jurisprudencia del Tribunal Penal de Nuremberg sobre las responsabilidades colectivas, resulta que no se podía permitir que don Baltasar Garzón iniciase un procedimiento que pudiera amenazar la estabilidad constitucional del actual estado al resultar del mismo la condena colectiva, aunque ésta solo fuera moral, de una o varias instituciones estatales.


En definitiva, si al inicio del presente escrito decíamos que algunas actuaciones del Juez Garzón habían sido dignas de haber sido llevadas al cine e interpretadas por el magistral Spencer Tracy (repetimos, el actor que mejor ha lucido la toga en toda la historia del cine), resulta que el gran pecado, el gran error imperdonable en el que ha incurrido este magistrado es haber despreciado la realidad y haber actuado en la vida real de la misma forma, con la misma ingenuidad y con la misma fe en la Justicia que Spencer Tracy mostraba en los dramas judiciales que protagonizaba.


Por último, para terminar este artículo es preciso hacer mención a la actuación de la Falange que, en unión con otros grupos de nostálgicos del franquismo, ha conseguido con su querella que la carrera del Magistrado Baltasar Garzón se tambalee y es que resulta no ya curioso, sino muy esclarecedor que un grupo político, cuyo poder y emblema fuese impuesto y amparado por el franquismo en todos los pueblos de la geografía española y que tras la muerte del General Franco en 1975 negase tener relación alguna con su régimen político haya salido en enconada y judicial defensa de tal régimen, de su titular y, por ende, de sus beneficiarios; resultando igualmente esclarecedor que esa misma organización que lleva muy a gala el afirmar que no es “ni de derechas ni de izquierdas” una vez más, al igual que otras veces en su historia, se haya alineado con la derecha liberal-capitalista comportándose como la “punta de lanza” del Partido Popular que es realmente, junto con las actuales Instituciones del Estado, el gran beneficiario de la querella contra el Juez Garzón tanto por lo que les debió hacer pasar cuando estaban en el gobierno y tuvieron que pedir a la Gran Bretaña la extradición de Pinochet como por la investigación que dicho juez lleva sobre el llamado “Caso Gürtel”.

lunes, 5 de abril de 2010

NUESTRO PARTICULAR HOMENAJE AL REY DON CARLOS HUGO

Si ya con anterioridad hemos dedicado en esta bitácora algún artículo a Don Jaime III y a Don Javier I, Reyes ambos de las Españas a los que el destino y la persecución impidió sentarse de forma efectiva en el trono de San Fernando a pesar de reunirse sus respectivas personas, en perfecta unión armónica, la legitimidad de origen y la de ejercicio, no queremos dejar de dedicar unas líneas al actual Rey legítimo de nuestro país con motivo de alcanzar, este mes de Abril del 2010, la edad de ochenta años.

Don Carlos Hugo de Borbón Parma nació en Paris el 8 de Abril de 1930, siendo el segundo hijo, de un total de seis, fruto del matrimonio contraído el 12 de Noviembre de 1927 entre don Javier I y doña Magdalena Borbon-Busset. La infancia de Don Carlos coincide con los últimos y turbulentos años de la III República Francesa y con la Ocupación Alemana contra la cuál lucharía su padre hasta su apresamiento y posterior internamiento en el Campo de Concentración de Dachau.

Al finalizar la II Guerra Mundial, Don Carlos estudia Ciencias Económicas en la Universidad de Oxford, siendo el primer príncipe español en adquirir una formación completamente universitaria en la que predominarían los conocimientos filosóficos y humanistas sobre los puramente militares lo que posteriormente le sirve para iniciarse en el mundo laboral trabajando en el Deutsche Bank donde se le permite conocer de primera mano la política económica que llevaría al llamado “Milagro Alemán”.

En 1956, un grupo de jóvenes carlistas miembros de la Agrupación Escolar Tradicionalista (AET) se entrevistan con S.M. Don Javier I a fin de que éste envíe al joven príncipe a España para que conozca en persona la realidad de un país, el suyo, que todavía vive sumido en una larga posguerra agravada por una férrea represión política. Don Carlos entra clandestinamente en España a finales de ese año instalándose en Bilbao en el domicilio de un obrero metalúrgico con cuya familia convive hasta el mes de Mayo de 1957 bajo un duro régimen de estudios autoimpuesto a sí mismo y planificado por los jóvenes carlistas que se han propuesto presentar al Príncipe de Asturias, Gerona y Viana en el acto político carlista de Montejurra de ese año, siendo las vivencias de eso meses ampliamente recogidas en el libro de Ignacio Ipiña, recientemente publicado “Sol en las Bardas”.

Tras la primera aparición pública del entonces Príncipe de Asturias en el acto de Montejurra de 1957, Don Carlos Hugo de Borbón Parma comienza los contactos con los sectores más jóvenes del carlismo integrados por la Agrupación Escolar Tradicionalista (AET) y el Movimiento Obrero Tradicionalista (MOT) junto con los cuales inicia la puesta al día del ideario Carlista lo que le lleva en el Verano de 1962 a trabajar en la mina asturiana “El Sotón” para conocer la realidad social de los trabajadores españoles. A partir de ese momento Don Carlos se empeña en adecuar al carlismo a los nuevos tiempos para dar solución a los nuevos problemas, todo ello en consonancia con las nuevas ideas del Concilio Vaticano II.

El 29 de Abril de 1964, Don Carlos contrae matrimonio en Italia con la princesa doña Irene Orange-Nassau de los Países Bajos. De este matrimonio han nacido cuatro hijos: Don Carlos Javier, actual Príncipe de Asturias, Gerona y Viana, Príncipe de Piacenza y Duque de Madrid (1970), Doña Margarita, condesa de Colorno y Don Jaime, duque de San Jaime y conde de Bardi (Gemelos nacidos ambos en 1972) y Doña María Carolina, Duquesa de Guernica y Marquesa de Sala (1974).

La actividad política de Don Carlos, altamente reivindicativa de los derechos de los pueblos que conforman las Españas y de los trabajadores que la pueblan, le lleva a enfrentarse frontal y radicalmente con el régimen franquista que le expulsa de España en repetidas ocasiones y de forma definitiva en 1968, junto con toda la familia real. No obstante el joven Príncipe de Asturias no hace dejación de sus funciones y continúa en la lucha política participando junto con el Partido Carlista en todos los actos unitarios de las fuerzas políticas contrarias a la dictadura franquista a favor de la libertad y de la justicia social.

Finalmente el 8 de Abril de 1975, Don Carlos deja de ser Príncipe de Asturias, para convertirse en Rey legítimo o de Derecho de las Españas, al producirse la abdicación voluntaria de su padre, don Javier I. En 1976 entra clandestinamente en España para acudir al trágico Montejurra de ese año donde la acción violenta de grupos ultraderechistas provoca la muerte de dos militantes carlistas y heridas a otros cinco.

Sin nunca hacer renuncia a sus derechos dinásticos se afinca en España en 1977 para dirigir el Partido Carlista presentándose a las elecciones generales de 1979 encabezando la candidatura carlista por Navarra donde, a pesar de conseguir un 7.9 por ciento de los sufragios no consigue salir elegido renunciando por ello a la presidencia del partido y abandonando la primera línea de la política. A partir de ese momento Don Carlos se instala en Estados Unidos donde trabaja como profesor de economía en la Universidad de Harvard, permaneciendo siempre informado e interesándose por lo que sucedía en España a la que realiza numerosos viajes privados para mantener entrevistas y reunirse con significados carlistas.

En 1999, Don Carlos deja la actividad docente en Estados Unidos instalándose en Bruselas donde sigue de cerca el proceso de Unión Europea incrementando su presencia en actos culturales y representativos relacionados tanto con su condición de Rey de las Españas como con la de Duque de Parma.

Don Carlos Hugo de Borbón-Parma, S.M. Don Carlos VIII, Hugo; ha significado en la Historia de España otra buena oportunidad perdida para nuestro país, que podía haber encontrado en él, no solo a un Rey al que le asiste todo el Derecho que históricamente ha regulado la Sucesión a la Corona de las Españas consciente de todas las graves responsabilidades que recaen sobre la persona que asume y acepta la realeza, sino también a un líder político que, siendo conocedor de las realidades diversas de nuestros pueblos, representaba y representa, tanto por su formación académica como por las experiencias vividas, una oportunidad de modernización del Estado que permitiera orientarlo hacia la meta de la Justicia Social a la vez que fuera garantía de todas las libertades individuales y colectivas.

PREMIO KREATIVO BLOGGER 2010

Del blog “Articuweb”, http://www.articuweb.wordpress.com/ “El Chouan Ibérico” ha recibido un nuevo galardón denominado “Premio Kreativo Blogger 2010” recogiéndose el mismo, como siempre hasta ahora hemos recogido los premios que nos han concedido, con sorpresa a la vez que con alegría e ilusión renovada porque la concesión de estas distinciones vienen a significar que los temas que tratamos en este blog interesen cada vez más a nuestros lectores, cuyo número no deja de aumentar.


No obstante, seguimos ignorando los méritos de este modesto blog para recibir galardones y menciones, pero estamos muy agradecidos a “Articuweb” por el mencionado premio así como a todas las personas que nos visitan por dedicar parte de su tiempo a leer “El Chouan Ibérico”.


A todos vosotros: Salud y Amistad


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