Muchos conocen al escritor norteamericano Jack London por sus novelas de viajes y aventuras como “Colmillo Blanco”, “Lobo de Mar” o “La Llamada de las Tierras Vírgenes” así como por su novela autobiográfica “Martin Eden”, pero muy pocos conocen su faceta de periodista, de estudioso de la sociología de su tiempo y de publicista socialista.
Jack London nació en San Francisco (California) en 1876 y tras numerosos viajes por el mundo como marinero enrolado en distintos buques mercantes se convirtió en 1893, cuando tan solo contaba diecisiete años de edad, en un socialista militante al ver las condiciones laborales y sociales a las que eran sometidos los trabajadores de la ciudad de Oakland, participando en la gran protesta del mundo del trabajo en reivindicación de mejoras sociales que fue la marcha a Washington en 1894.
El socialismo de Jack London es difícil de encuadrar, pues aunque llegó a afiliarse al partido socialista norteamericano y aceptaba, al menos como presupuesto intelectual, la teoría de la lucha de clases nunca llegó a ser un socialista científico por lo que sus ensayos sociales se encuentran bastante alejados del marxismo doctrinario. Así pues, el socialismo de London parece decantarse más bien hacia el primer socialismo utópico no estando exenta su exposición de los problemas sociales y de las posibles soluciones a los mismos de cierta impregnación cristiana.
Las obras en las que Jack London pretendía difundir los ideales socialistas son numerosas aunque traducidas al castellano solo encontramos dos “El Pueblo del Abismo” (editorial Valdemar) y “El Talón de Hierro” (editorial Hiru). En la primera de ellas, London describe la forma de vida que tienen los trabajadores que se encuentran en desempleo y prácticamente condenados a vivir en la calle como vagabundos criticando la hipocresía de las distintas entidades de beneficencia que antes de proporcionarles un plato de sopa caliente, les obligan a asistir puntualmente a oficios religiosos, al tiempo que si, en un plazo realmente breve, no han encontrado un empleo se verán privados de la ayuda benéfica con lo que los trabajadores desempleados se encuentran en una rueda sin fin consistente en que si para tomar una comida caliente al día tienen que ir a los oficios religiosos no pueden por tanto buscar algún trabajo y si con el tiempo no encuentran algún trabajo perderán el derecho a percibir un plato de sopa caliente. En “El Pueblo del Abismo” Jack London se muestra, aunque ni lo diga ni lo reconozca, como un extraño socialista pesimista muy alejado de la retórica socialista que prometía “la redención del pueblo trabajador” y un “paraíso proletario”.
Si bien es común en todos los socialistas científicos, empezando por el propio Karl Marx, un férreo optimismo y una inquebrantable fe en el triunfo de las masas trabajadoras, llegando a preconizar la destrucción total del capitalismo tal característica no se da en las obras socialistas de London, o al menos en las traducidas al español, porque entre las líneas de “El Pueblo del Abismo” se llega a poner en duda que los trabajadores puedan elevarse de tan paupérrima situación socioeconómica como las que quedan descritas en esta obra.
Por otra parte, en su novela “El Talón de Hierro”, publicada en 1908, London, además de profetizar la próxima guerra entre Estados Unidos y Alemania, que estallaría en verdad en 1917; augura, que tras la progresiva concentración de las riquezas en pocas manos por medio de “monopolios” y “trust”, el capitalismo triunfará totalmente imponiéndose sobre todas las pretensiones y demandas sociales de los trabajadores llegando a crear una tiranía mundial que se mantendrá en el poder gracias a la fuerza que le proporcionarán enormes plantillas de esbirros armados y a la división de los trabajadores en distintas castas, según presten sus servicios en sectores más o menos importantes de la economía, cuyos miembros gozaran de privilegios diversos que les alejaran de cualquier gesto de solidaridad con lo más bajo del escalafón social y que, en “El Talón de Hierro”, Jack London volverá a denominar como el “Pueblo del Abismo”.
La atipicidad del socialismo de Jack London se explica porque su ideario socialista tiene su origen en el corazón así como en sus experiencias vitales y no en la teoría intelectual, lo que le hace alejarse del socialismo marxista para estar más cerca, tal vez, de las constantes reivindicaciones de justicia social de un Chesterton que de la radicalidad de los revolucionarios bolcheviques.
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