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martes, 4 de octubre de 2011

“FOUCHÉ” de STEFAN ZWEIG

Con el subtítulo de “Retrato de un Hombre Político”, la editorial Acantilado ha tenido a bien editar nuevamente esta biografía escrita por el novelista y biógrafo austriaco Stefan Zweig y que tiene por protagonista a Joseph Fouché, personaje fundamental del drama de la Francia revolucionaria a la que sobrevive para resplandecer en el primer imperio napoleónico y eclipsarse tras sumarse a la triunfante restauración borbónica.


A diferencia de otras biografías, el “Fouché” de Zweig no solo pretende relatar la vida y obra del personaje biografiado sino penetrar en su psicología no pudiéndose menos que alabar al autor por la elección de este personaje ya que es un superviviente de todos los cataclismos políticos de su época de cada uno de los cuales supo sacar provecho.


Lo que hace interesante la vida de Fouche y lo que magistralmente pone de manifiesto la obra que reseñamos es su gran capacidad de adaptación a cada momento histórico concreto gracias a lo que Zweig denomina “el carácter de Fouché o, mejor dicho, su falta de carácter”.


Joseph Fouche nació en el seno de una familia humilde y, ante las escasas posibilidades de progresar en la vida, decidió ingresar en un seminario donde cursó estudios de teología y se ordenó como sacerdote pasando posteriormente a ganarse la vida como profesor de latín. Tras la toma de la Bastilla en 1789, entra como diputado en la Asamblea Nacional donde, a pesar de militar entre los girondinos no deja de ser un oscuro diputado sin criterio alguno hasta tal extremo de que la noche anterior a que la Asamblea decidiera sobre la ejecución de Luis XVI se dedicó a buscar apoyos para conseguir la clemencia hacia el rey asegurando a su partido que, sin ningún género de duda, él votaría en contra de la aplicación de la pena de muerte; no obstante, en el mismo momento en que se está produciendo la votación, calculando rápidamente y según se va produciendo la misma, no duda en pasarse de bando y votar a favor de la muerte de Luis XVI al observar que los partidarios de la clemencia son minoría pasándose en ese mismo instante a las filas de los Jacobinos.


Militando ya en el partido Jacobino es recompensado con el puesto de representante de la Convención en la ciudad de Lyon donde lleva una radical política de descristianización e implantación del terror llegando a conocérsele en la ciudad como “el ametrallador de Lyon”. De regreso a Paris y enfrentándose a Robespierre, consigue hacerse con la presidencia del “Club de los Jacobinos” participando activamente en el golpe de estado que llevará a Robespierre a la guillotina cuando éste cree haberle dado un golpe mortal al desplazarle de la presidencia del partido Jacobino.


Tras instaurarse el Directorio, Fouché ayuda a Barras a desmantelar la conspiración de los iguales planeada por Babeuf tras lo cual empieza a desempeñar distintas misiones diplomáticas hasta que Napoleón, una vez en el poder tras el golpe de estado del 18 de Brumario, le nombra “Ministro de Policía”, cargo éste desde el cual empezará a recabar información de toda persona y partido a fin de servir a su único señor y a su única causa: la de él mismo. Finalmente, en 1814 convertido en Duque de Otranto por un generoso Napoleón y con un Imperio que se desmorona no duda ni un instante en pasarse a las victoriosas filas borbónicas para mantener su status político y social.


En el “Fouché” de Stefan Zweig aparecen todos estos acontecimientos de la vida de este personaje presentándose siempre por el autor no como manifestaciones de cambiantes necesidades políticas sino como acciones propias del carácter o psicología del biografiado que se convierte, tal y como reza el subtítulo de la obra, en el perfecto retrato de un hombre político, superando con sus prácticas las ideas expuestas por Maquiavelo en “El Príncipe” y permitiendo reconocer perfectamente al lector que desee disfrutar de la amena lectura de esta obra de Zweig la personalidad de cualquier político contemporáneo porque Joseph Fouché fue un personaje ambicioso que aprovecho el acontecimiento fundamental del Siglo XVIII que fue la Revolución Francesa para encumbrarse y, simulando servir lealmente y según el momento a cualquier bandera, demostrar que no servía a ninguna salvo a la de su propia ambición.


La lectura de “Fouché” de Stefan Zweig, es altamente recomendable máxime en estos tiempos preelectorales donde un astuto lector podrá distraerse comparando actitudes, semejanzas, modos y maneras con alguna que otra estrella emergente del actual panorama político español.


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