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martes, 18 de septiembre de 2012

UNIDOS POR LA ESTUPIDEZ



            La política no es una ciencia exacta como las matemáticas pero sí obedece a unas intangibles e inexorables leyes al igual que la física. Esas leyes se pueden ignorar o se pueden negar pero no por ello dejan de estar ahí y el mantener una actitud de ignorancia o negación no impide que las mismas se apliquen con rigor. Así, un individuo que sube a un rascacielos puede ignorar o negar la ley de gravedad universal, pero sí decide lanzarse al vacío no podrá impedir la aplicación de esa ley y por tanto tendrá que pagar las consecuencias de su ignorancia o negación estampándose mortalmente contra el suelo.

            Esto viene a cuento a consecuencia de los debates suscitados con motivo de la magna manifestación habida en Barcelona el pasado día 11 de Septiembre con motivo de la “Diada” de Catalunya. En la citada manifestación, acudieron de seiscientas mil a un millón y medio de personas bajo el lema de “Catalunya Nou Estat d´Europa”, “Cataluña Nuevo Estado de Europa”; dejando prácticamente patente y nítida su voluntad de separarse del resto de España y siendo el mayor éxito que el nacionalismo catalán ha obtenido en los últimos cuarenta años.

            Tras esta manifestación surgieron numerosos debates públicos en los medios de comunicación en los que se expusieron posturas a favor y en contra de la independencia de Catalunya siendo todos los argumentos vertidos por una y otra parte de un infantilismo y estupidez tal que una vez más se demostró que todos los españoles (catalanes incluidos) nos merecemos no solo unos mejores políticos sino también una intelectualidad mejor.

            Por parte de los defensores de la integridad de España se argumentó la hipotética inviabilidad económica de una Catalunya independiente así como que para llegar a la misma habría que convocar un referéndum en la que participasen todos los ciudadanos del estado, todo lo cual constituye una boutade nacionalista española sin parangón. En primer lugar no se puede reducir la cuestión de la integridad de España a una cuestión económica al mismo tiempo que se echa en cara a los defensores de la independencia de Catalunya que se mueven exclusivamente por motivos económicos siendo además el tema de la viabilidad económica de una Catalunya independiente una cuestión que solo se podría constatar después de transcurridos unos años desde la independencia. Finalmente la cuestión de que el tema de la independencia catalana debería ser sometido a referéndum en todo el estado implica el desconocimiento de una intangible ley política que establece que los procesos independentistas son procesos de individualización que solo conciernen a aquellos habitantes que viven en el territorio que pretende la secesión quedando reducida la participación del resto del estado al simple reconocimiento o no de esa independencia y a actuar según y conforme a ese reconocimiento o no de la misma.

            Por parte de los partidarios de la independencia catalana se vertían unos argumentos confusos en extremo sobre si el pueblo catalán tiene derecho a decidir en referéndum sobre su futuro. Pues bien, los independentistas también cayeron en la ignorancia de otras intangibles leyes que rigen la ciencia política entre las que se encuentra aquella que sostiene que una independencia no se concede o se niega sino que se proclama o no y que para que Catalunya pueda proclamar esa independencia tiene dos vías: la vía del referéndum en la que los ciudadanos catalanes mayores de edad empadronados en Cataluña voten sobre si quieren o no la independencia (esta vía podría presentar problemas puramente técnicos que pusieran en duda su legitimidad) y la vía representativa que consistiría en que el gobierno de la Generalitat llevase al parlamento catalán una proposición de ley por la que Cataluña se proclamase estado soberano e independiente, que esa proposición fuera votada en dicho parlamento y, en caso de ser aprobada por la mayoría absoluta de la cámara, se proclamase unilateralmente la independencia solicitando el reconocimiento internacional y negociando después lo que se pretendiera negociar con el Estado Español. En cualquier caso, el estado español no podría materialmente impedir la realización de un referéndum en Catalunya ni la proclamación jurídica de la independencia quedando limitada su actuación a reconocer o no esa independencia y actuar conforme a ese reconocimiento o no de la misma aplicando o no la legalidad constitucional.

            En realidad parece como si la gran cuestión que subyace en todo este tema tanto para los partidarios de la independencia como para los partidarios de la unidad es un interés en extremo por salvar la legalidad vigente ignorando esta otra ley intangible que rige la ciencia política que establece que toda secesión de una parte de un estado legalmente constituido implica una violación de la ley y una ruptura política. En definitiva es como si la independencia que pretenden los catalanes fuera simplemente una concesión y no una proclamación, que esa independencia les fuera subvencionada y además el resto de España fuera garante de la paz y cohesión interior del nuevo estado y claro, con esos planteamientos tan “inteligentes” y “brillantes”, no nos engañemos; Estados Unidos todavía sería una colonia británica.

            Por todo ello y considerando el largo tiempo que se lleva ya con la cantinela de la independencia de Cataluña y de la unidad de España, surge la cuestión de que si los catalanes quieren en verdad la independencia ¿Por qué no la proclaman unilateralmente de una vez mediando o no referéndum? ¿Existe alguna fórmula en la que Catalunya pueda ser y sentirse integrada en el resto de España? ¿No estaremos simplemente ante un peligroso juego de la casta política en general y catalana en particular para exacerbar los ánimos de los ciudadanos y enfrentar a los unos contra los otros e imperar ellos?.


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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me quedo con las últimas líneas de su artículo. Suele ser habitual buscar un chivo expiatorio, un enemigo exterior o azuzar temas políticos delicados cuando la cosa va mal, muy mal. Desde luego que, cuando partidos como el PNV en Euskadi o su homónimo en Cataluña airean estos temas… ¡ojo! Algo quieren ocultar. ¿Por qué no hicieron lo mismo durante las “vacas gordas”? Desde luego, yo me cuidaría mucho de apoyar estos movimientos (por muy a favor que pueda estar) en estas circunstancias economico-sociales. Es más, pienso que no son más que una cortina de humo sin ninguna intención real. Los políticos corruptos son capaces de todo con tal de mantener el poder. ¡Qué triste!

Chouan dijo...

Estimado Anónimo:

Muchas gracias por su comentario.

De todas formas... los políticos españoles (incluídos los catalanes) no se caracterizan por sus inteligencia y su buena fe.

Por otro lado, pensandolo bien desde 1500 España se ha ido descomponiendo en numerosos nuevos estados y salvo Alemania, Portugal y los Paises Bajos (Y de estos últimos tengo mis dudas dado que en el siglo XIX se separó Bélgica de Holanda y que ahora ésta tiene graves problemas) el resto (Países Hispano Americanos y Filipinas) han sido y son "Estados Fallidos" que han condenado a la pobreza extrema y a la emigración masiva a sus ciudadanos y que no han hecho nada más que entregar sus riquezas y territorios a Estados Unidos y Gran Bretaña. Eso sí, las castas dirigentes de esos países viven fenomenalmente a costa de ondear la bandera.

Así pues, considerando además el talante y talento de los políticos que ahora claman por la independencia, nada indica que los nuevos estados no recorran el mismo camino que los nuevos estados separados de España en el Siglo XIX.

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