A
pesar de las manifestaciones de los miembros de la casta política española
afirmando que la situación económica mejora basta darse un paseo por las calles
de nuestras grandes ciudades para darse cuenta de que la realidad les contradice
multiplicándose los debates sobre la conveniencia o no de salirnos del Euro,
siendo un libro publicado en Portugal y precisamente titulado “Salirse del
Euro” el que más esta siendo vendido en el país vecino.
El salirnos del Euro no constituye
solución alguna si no se tiene claro el para qué queremos salirnos del sistema
de la Moneda Única porque tal salida, por sí sola, no constituye ninguna
panacea si no va acompañada de otras medidas que, en el concreto caso español,
deberían ser políticas, económicas y sociales.
A) En materia política las medidas
deberían consistir en una recuperación de todas las soberanías cedidas a
instituciones europeas supranacionales, relectura de los tratados de Unión
Europea suscritos por España y replanteamiento de la política española en
Europa porque, a todas luces, carece de sentido, salirse del sistema de moneda
única y seguir obedientes a las directrices económicas y sociales de Bruselas
que, desde 1986, se han traducido en una política de privatizaciones,
desindustrialización y limitación del sector primario (agropecuario).
B) En materia económica lo
fundamental es la planificación de un “plan de estabilización y desarrollo”
tendente a la reindustrialización del país y a la recuperación del sector
agropecuario con el fin de recuperar la “independencia alimentaria” del país y
de tener un sector primario competitivo que a la vez sirva para cubrir las
nuevas necesidades creadas por las nuevas energías e industrias como pueden ser
la producción de etanol o de biomasa.
C) Finalmente en materia social lo
más importante es mantener el sistema público de protección y prestaciones
sociales porque de poco o de nada sirve que la economía de un país crezca y
vaya bien si es a costa del bienestar de los ciudadanos que son, a fin de
cuentas, la medida de toda acción política.
Estas medidas no implican romper con
Europa, sino estar en Europa en otras condiciones y sin cláusulas de sumisión.
Es decir, estar tal y como está la Gran Bretaña y Dinamarca, sin perder
soberanía y sin suscribir todo los tratados que se nos imponen sobre la mesa.
Más aún, la política Europea de España debería redirigirse hacia la creación de
un grupo de presión con los países que integran la Europa Mediterránea: Grecia,
Italia y Portugal e incluso con la Gran Bretaña a fin de contrarrestar la
hegemonía francogermana en la política y economía de la Unión Europea.
La salida del Euro y la vuelta a la
peseta si no va acompañada, entre otras, de las medidas antes indicadas manteniendo
la secreta intención de, pasados unos años, regresar a la moneda común
equivaldría a que los ciudadanos perdieran, a la larga, todo o parte de sus
ahorros ya que, de retornar a la peseta, una de las primeras medidas que se
tomarían sería la de devaluarla para fomentar las exportaciones y hacer al país
mas competitivo en turismo e inversiones extranjeras. Es decir, supongamos que
un ciudadano tiene ahorrados a fecha de hoy 9.000.- Euros siendo el Euro
equivalente en el presente a 166´386.- Pesetas, con lo cual sus ahorros
equivalen a casi 1.500.000.- pesetas; si la peseta se devalúa a lo largo de
cinco años supongamos un quince por ciento, al retornar a la moneda única ese
mismo ciudadano verá reducirse sus ahorros a 7.662´90.- Euros. Es decir, sin
gastarlos habrá perdido en cinco años 1.337´10 Euros a causa de la devaluación
de la peseta.
De esta forma, la supuesta salida
del Euro nos lleva a hacernos la siguiente pregunta ¿Fue la entrada en el Euro
una decisión política ligera y negligente?. Evidentemente si la respuesta, como
no puede ser de otra forma, es afirmativa porque de no serlo lo inteligente sería
permanecer a todo trance en el Euro, ello conllevaría a depurar radicalmente
las responsabilidades de todos aquellos que impusieron a los ciudadanos
españoles, activa o pasivamente, el cambio de moneda.
Por otra parte, si bien la salida
del Euro podría favorecer la economía española al devaluarse la peseta y
fomentar más aún las exportaciones e inversiones extranjeras también es cierto
que la perjudicaría en materia de importación de materias primas como el
petróleo que se pagan en los mercados internacionales en Euros o Dólares lo que
se traduciría en un aumento de los precios e incremento de la inflación.
Otra posibilidad, aunque tal vez
resulte imposible por excesivamente imaginativa o por imposición política de
nuestros “amigos” europeos, sería la adopción de la “doble divisa” que
consistiría en que la moneda que circulase en España para las transacciones
internas y exportaciones fuera la peseta mientras que la moneda que se
utilizase para las importaciones fuera el Euro. Asimismo, el Euro sería la
divisa en la que estarían los depósitos a plazo de los españoles mientras que
la peseta sería la moneda que figurase en las cuentas corrientes y la que se
retiraría de las entidades bancarias a
fin de proceder a realizar pagos en efectivo.
Esta política monetaria de “doble
divisa” no supondría en realidad una salida del Euro pues es de recordar que,
al menos, dos años antes de ponerse en efectiva circulación el Euro, éste
cotizaba en los mercados y en él se hacían las transacciones internacionales
mientras que en los estados que se habían sumado a la nueva moneda seguían
circulando y haciéndose operaciones internas en las respectivas monedas
nacionales. Por otro lado, esta idea de la “doble divisa” llevada a cabo
adecuadamente mitigaría los efectos de la inflación y de las posibilidades de
una pérdida de los ahorros de los ciudadanos permitiéndonos mantener las
ventajas del Euro eludiendo sus inconvenientes.
En cualquier caso, no se puede ni
defender el Euro ni proponer la salida del mismo sin considerar todas las
posibilidades y valorar todas las consecuencia y sin saber para qué se propone
lo uno o lo otro y, por supuesto, hay que asumir que toda salida de esta crisis
pasa por exigir y depurar las responsabilidades políticas de todos aquellos que
nos han conducido o han tenido algo que ver en la presente debacle porque salir
de la crisis sin depurar responsabilidades implica que los mismos que nos han
metido en esta lamentable situación nos volverán a meter en otra tal vez peor.
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