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lunes, 24 de marzo de 2014

“DESGRACIADOS LOS PUEBLOS QUE NECESITAN HÉROES”

El pasado Domingo, 23 de Marzo del 2014, fallecía en la Clínica Cemtro de Madrid el último Secretario General del Movimiento del Régimen Franquista y el primer Presidente del Gobierno del actual Estado Constitucional, don Adolfo Suárez González, sucediéndose en las horas inmediatamente posteriores al anuncio de su fallecimiento numerosas muestras de reconocimiento a su persona procedentes de todo el espectro político con una clara intención de elevarlo a la condición de icono arquetípico de la política española al que rendir  algún tipo de culto.

            Dejando a parte su fulgurante carrera en el régimen anterior que culminó con su nombramiento como presidente del gobierno en Julio de 1976 por parte de Su Excelencia el Jefe del Estado a Título de Rey; don Adolfo Suárez fue, indiscutiblemente y por derecho propio, el Deus Ex Machina (1) que puso fin al Régimen Franquista transformándolo mediante la llamada “Transición” y por tanto es la causa primera, y posiblemente única, del actual régimen político español y del existente estado de cosas. 
           
           Tras la muerte de Franco, el 20 de Noviembre de 1975, se pudo optar por liquidar la totalidad de su régimen político, depurar las responsabilidades que hubiera que depurar y abrir un verdadero proceso constituyente con todas las consecuencias en el que se plantearan, discutieran y aprobaran con la mayor participación ciudadana posible todas las grandes cuestiones básicas sobre las que se constituiría un nuevo estado democrático tales como la forma de gobierno, la vertebración territorial del estado, etc... En vez de  eso, don Adolfo Suárez optó por que, desde el propio Régimen Franquista se pactase con determinadas fuerzas políticas de la llamada “Oposición” para que, partiendo de las Leyes Fundamentales del Movimiento; se evolucionase hacia otro tipo de régimen en el que se conservara lo que buenamente se pudiera conservar del anterior como la forma de la Jefatura del Estado. Esto es lo que se dio a llamar “A la ley desde la ley”, frase muy celebrada en su momento y que no deja de ser “el pecado original” del actual régimen político español porque lo que ella encierra es que el Régimen Franquista evolucionó hacia el actual estado constitucional por lo que, en pura lógica, el primero pervive, de alguna forma, en el segundo. La consecuencia de esta evolución no podía ser otra que la creación del estado de ficción democrática o de democracia deficitaria en el que vivimos y que se justifica en base a que “no se podía hacer otra cosa en aquel momento” cuando es más que dudoso que existiera un peligro real de involución. A este respecto lo que debería de plantearse es el por qué fuerzas que supuestamente eran democráticas y que estaban contra el Régimen Franquista aceptaron aquel “A la Ley desde la Ley que venía a equivaler al supuesto de que la entonces República Federal Alemana se hubiera constituido partiendo de las leyes del III Reich.

            Ciertamente, bajo el gobierno de don Adolfo Suárez se legalizaron todos los partidos políticos pero siempre después de que se adhirieran incondicionalmente a su “Proyecto de Reforma Política” (como fue el caso del Partido Socialista Obrero Español y del Partido Comunista de España) u oportunamente a destiempo para que quedasen descolgados y no pudieran participar en las primeras convocatorias electorales (como fue el caso del Partido Carlista y del Movimiento Comunista). 
           
Se ha dicho que don Adolfo Suárez fue muy vilipendiado mientras permaneció en la vida política activa y que no gozó de un merecido reconocimiento, pero es que, como dijo Napoleón III, “quien sirve al estado sirve a un ingrato” y don Adolfo Suárez González, lejos de ser el estadista que nos quieren presentar, solo fue un excelente servidor del estado.

            En servicio al estado no dudó en jurar ante Francisco Franco las “Leyes Fundamentales del Movimiento” y, siendo Director General de Televisión Española, negarse a retransmitir la boda de la nieta del dictador con don Alfonso de Borbón por lo que tal retransmisión pudiera suponer de competencia para el designado sucesor del entonces Jefe del Estado. Igualmente como buen servidor del estado no dudó en convertirse en el Camarada Ministro “Secretario General del Movimiento”, Ministerio éste que disponía de una partida presupuestaria pública y de unos medios de prensa propios que fueron utilizados para alentar, entre Abril y Mayo de 1976, la llamada “Operación Reconquista” que culminó con dos muertos y varios heridos en los actos de Montejurra de ese año.  Y finalmente, en servicio al estado no dudó don Adolfo Suárez en dimitir en 1981 como Presidente del Gobierno cuando se decidió prescindir de sus servicios. 

            Don Adolfo Suárez ha fallecido precisamente cuando todo el Régimen político que él decididamente fundó hace treinta y ocho años lleva casi una década en coma irreversible y amenaza con morir al carecer de credibilidad, ser masivamente cuestionado y presentar importantes síntomas de hundimiento y desintegración. Ante esto, la casta política imperante con ayuda de la casta mediática en un desesperado intento de salvar lo insalvable ya ha empezado a la divinización de la figura de don Adolfo Suárez presentándolo a la generalidad de la ciudadanía española como un héroe que robó al tirano las libertades secuestradas como Prometeo robó el fuego a los Dioses para dárselo a los hombres, pero todo ello no es más que pura leyenda que, de ser mayoritariamente aceptada como verdad, demostrará que el pueblo español necesita de mitos y de héroes y, recordemos a Berthold Brecht: “desgraciados los pueblos que necesitan héroes”.



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(1) “Deus ex Machina” (Dios de la Máquina) hace referencia a un elemento externo que resuelve una historia sin seguir su lógica interna. Evidentemente Adolfo Suárez fue el elemento que resolvió la cuestión de lo que pasaría con el Régimen Franquista después de la muerte de Franco mediante la llamada “Transición”.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenas noches:

Por seleccionar algo me quedo con el último párrafo de su Artículo. Mi reflexión personal es acerca de qué se puede esperar de un traidor. Se mire desde la izquierda o la derecha, este hombre juró lealtad al Movimiento. Insisto: ¿qué se puede esperar de un traidor? Pues que vuelva a las andadas.

Chouan dijo...

Estimado Anónimo:

Adolfo Suárez fue muchas cosas. Fundamentalmente fue un funcionario de la escala máxima que se metió a político con pretensiones de ser lo que nunca fue: un estadista.

Pero Adolfo Suárez, en ningún caso fue un Traidor. Ciertamente juró las leyes fundamentales del Movimiento, que creo recordar que eran siete pero ¿Qué fue su famosa Ley para la Reforma Política si no la octava Ley Fundamental del Movimiento? Y eso hace, que lógicamente todo lo que de esa octava Ley Fundamental del Movimiento dimana sean también Leyes Fundamentales del Movimiento, incluída la Constitución de 1978.

Suárez no traicionó ni a Franco ni al Movimiento, los traidores, no nos engañemos estaban en el otro lado. Estaban en el llamado "Gobierno en el Exilio de la República" que sin convocar cortes ni consultar con los partidos que teóricamente formaban parte de esas cortes, disolvieron la legalidad republicana. La traición estaba en aquellos partidos de la llamada "oposición" que se avinieron a conversar y pactar con los hombres y las instituciones del Movimiento, etc...

Suarez no fue ningún traidor porque antes de la muerte de Franco el régimen hacía aguas y era imprescindible su reforma y Suarez reformó y salvo lo que se podía salvar del régimen (Jefatura del Estado, bandera, himno, escalafón militar, escalafón funcionarial, etc...).

En realidad, la historia del Régimen Franquista esta aún por escribir, pero cuando se escriba desde la objetividad se podrá comprobar que una de las razones de la larga duración de ese régimen se encuentra en que era un régimen que periódicamente se reformaba incluyendo nuevas leyes, cambios de denominaciones etc...

Así pues, el régimen actual no es más que una reforma del anterior y por tanto el anterior subsiste en este.

Anónimo dijo...

Como supondrá, entiendo su razonada respuesta, pero lo de traidor para mí tiene todo su significado y sentido, aunque Ud. le dé otra visión. Acepto también que había traidores estaban en el otro bando, pero para mí, quien JURA lealtad no puede “cambiar”, por muy poco que cambie, por mucho que haga aguas el régimen franquista, por muy pseudo-franquista que sea la actual “democracia”. Lo siento pero no. Un juramento es lo que es, cuando menos para servidor. Puedo considerar el devenir de personas que cuestionaron el régimen franquista en otro momento, y ahora me acuerdo de un Dionisio Ridruejo por ejemplo, pero un individuo que aprovecha el hundimiento del barco para hacer negocio, lo siento pero –por mucho que discrepemos– le seguiré definiendo del mismo modo. Qué le vamos a hacer: para eso están los colores.

Chouan dijo...

Estimado anónimo:

Desde mi punto de vista, la diferencia del actual régimen con el anterior es la misma que existía entre el Fuero del Trabajo y el Fuero de los Españoles.

Por tanto no descubro la traición.

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