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miércoles, 16 de junio de 2021

LA MODA DEL "ROJIPARDISMO"

"¡¡Rojipardo, Rojipardo!!" parece ser la exclamación de moda que se vierte como anatema y execración entre la menguante intelectualidad de una izquierda española que lleva más de cien años, sin brújula, desnortada y que ha sido víctima, al igual que toda la intelectualidad izquierdista mundial, de las graves contradicciones materiales de un izquierdismo político, triunfante y en el poder.  Pero ¿Qué es ser "Rojipardo" o el "Rojipardismo"?.

            Por "Rojipardismo" parece que se entiende aquella tendencia que pretende una renovación de la izquierda con supuestos valores que no se les considera propios; pero lo cierto es que desde que la izquierda pasase de la teorización ideal del siglo XIX y principios del XX  a la realización material con las "Uniones Sagradas " de 1914 y, sobre todo, con la "Revolución Rusa" de 1917 no ha hecho otra cosa que renovar un lenguaje que justificase la negación real de sí misma y de sus pretendidas reivindicaciones. Así, antes de 1914 los entonces partidos socialistas clamaban por la liberación de la clase proletaria a través de la revolución, no obstante en agosto de 1914  a esos mismos partidos socialistas no les dolieron prendas en suscribir "Uniones Sagradas" con las fuerzas conservadoras y entregar a los proletarios del mundo a la degollina de la I Guerra Mundial y, finalmente, un sector escindido del partido socialista ruso, llamándose "bolchevique" primero y  "comunista" después, se hizo con el poder en el Imperio Ruso por medio de una revolución  violenta que prometía "Paz y Tierra" para un pueblo al que terminó desposeyéndole de toda tierra y proporcionándole tres años más de guerra. Esta "Revolución Rusa" de 1917 provocó  en los Partidos Socialistas europeos sucesivas escisiones  "comunistas" en los años inmediatamente posteriores.

            Es en la "Revolución Rusa" de 1917 donde el ideal socialista (lo que años más tarde será  el izquierdismo), se materializa completamente y se pone en práctica, pero los resultados no pudieron ser mas descorazonadores. Los primeros años bolcheviques fueron la negación de todo lo manifestado antes de alcanzar el poder, se intentó por todos los medios mantener la unidad del Imperio Ruso y, apelando a "la unidad del proletariado", se  lanzaron guerras de conquista o de reconquista sobre los territorios imperiales perdidos (Polonia, Finlandia, Estados Bálticos...), acusando de contrarrevolucionarios se favorecieron hambrunas controladas en extensos territorios como Ucrania, de escasa adhesión a la política de Moscú y, finalmente, apelando a la "Democracia Popular" se encarcelaba, torturaba y ejecutaba a todo aquel que no mostrase entusiasmo con el nuevo régimen, sus instituciones o sus líderes.

            Mientras que todos estos desmanes e incoherencias ocurrían en el interior del extenso territorio de la Unión Soviética, en el resto del mundo los partidos comunistas, partidos satélites del Partido Bolchevique Ruso o Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), se encargaban de aplicar las directrices de Moscú en sus respectivos estados y de desmentir todos estos hechos aludiendo a una pretendida campaña de agresión de las potencias capitalistas contra la "Gran Patria Obrera". En los años treinta del pasado siglo XX la fuerza de los distintos partidos comunistas experimento un gran incremento en gran medida porque los partidos socialistas, reconvertidos en socialdemócratas, o bien terminaron cayendo bajo la influencia comunista o, bien, se fueron desintegrando por su cooperación activa con las "Democracias Burguesas" y este era el panorama político europeo y mundial cuando en 1939 el comunismo soviético se avino a firmar un tratado de amistad con los nazis alemanes que no solo le dejaba las manos libres para ocupar la mitad de Polonia, los países bálticos e intentar la recuperación de Finlandia, sino que además le comprometía a proporcionar al III Reich alimentos y materias primas imprescindibles para mantener el esfuerzo de guerra germano y ofrecía el apoyo y la colaboración de los partidos comunistas de los países occidentales con ejército alemán (1).

Así se llegó a Junio de 1941, momento en que Hitler decidió atacar a la Unión Soviética e instante en que, tanto la Unión Soviética como los partidos comunistas de obediencia soviética diseminados por occidente, empezaron la resistencia al nazismo en los países ocupados  y  a lanzar una gran campaña propagandística que justificaba el acuerdo germano-soviético de agosto de 1939 como una necesidad imperiosa debido a la falta de preparación del ejército soviético para el enfrentamiento con el III Reich. Falta de preparación del ejército soviético que parece ser no le impidió rechazar con facilidad un ataque del ejército japonés en la frontera con Manchuria, invadir los países bálticos, atacar a Finlandia y suministrar alimentos, petróleo y demás materias primas a Alemania, suministros que solo podían fortalecer el poderío militar germano.

            La II Guerra Mundial, llegó a su final y los comunistas soviéticos quisieron hacer valer la mala conciencia de las potencias occidentales por haber aportado al conflicto dinero y material mientras que la Unión Soviética había aportado el personal, o lo que es lo mismo, la "Carne de Cañón"; obteniendo por ello la realización del ideal paneslavo de la época zarista extendiéndose por toda la Europa del Este y quedando como una de las dos potencias sobre la que pilotaría el mundo bipolar de postguerra.  En este mundo bipolar pronto surgió el enfrentamiento entre las dos superpotencias, Estados Unidos y la Unión Soviética, abriéndose el periodo conocido como "La Guerra Fría".

            Durante "La Guerra Fría", Estados Unidos y sus aliados occidentales desplegaron toda clase de medios  para contener a la Unión Soviética dentro de las áreas de influencia asignadas en los Tratados de Yalta y Postdam para lo cual utilizaron enormes medios propagandísticos y de información que denunciaban el carácter totalitario y represor del comunismo, potenciaron e hicieron resurgir a los partidos Social-Demócratas e inventaron "el Estado del Bienestar".  Frente a esto la Unión Soviética intentó ganarse a los países nacidos de la descolonización y utilizaban a los partidos comunistas de los países occidentales para hacer campañas que favorecieran su política, lo que puso en el punto de mira de los servicios secretos occidentales a dichos partidos.

            Pronto estos partidos comunistas se encontraron clamando contra una supuesta agresión a la Unión Soviética por parte de las potencias occidentales y por la paz y el desarme mientras que su partido matriz moscovita favorecía el incremento del gasto militar y el rearme soviético a la vez que mantenía el apoyo a numerosos grupos terroristas y guerrilleros en el Tercer Mundo. No obstante, a los pocos años, los Partidos Comunistas de occidente se dieron cuenta que su vinculación a Moscú junto a la mejoría de la situación económica en Europa Occidental les restaba apoyos populares y de ahí que la palabra "comunista" se fuera diluyendo en el término más amplio y más ambiguo "de izquierdas", asumiendo la curiosa política  de ser contrarios a la proliferación de la energía nuclear mientras que la Unión Soviética construía deficientes centrales nucleares que darían al mundo, en 1986, el peor accidente nuclear de la historia en Chernobyll  y haciendo del ecologismo un nuevo caballo de batalla del proletariado mientras que en la URSS se contaminaba por doquier. Posteriormente, y para alejarse aún más de lo que representaba la Unión Soviética decidieron "democratizarse" y empezaron a llamarse a sí mismos "progresistas" término más amplio, ambiguo e incluso confuso que "de izquierdas" y así surgió el "Eurocomunismo" de Enrico Berlinguer y la lucha por toda clase de libertades cívicas, por  los derechos de las mujeres y por los de las minorías (homosexuales, lesbianas...), poco importaba  que el comunismo soviético persiguiera a los homosexuales en la Unión Soviética, que el icono del progresismo, Ernesto "Che" Guevara, abriera un campo de concentración para homosexuales en cuya entrada figuraba el curioso lema "El Trabajo os hará Hombres" o que al pobre Pier Paolo Pasolini se las hicieran pasar negras en el Partido Comunista Italiano por su condición homosexual.

Finalmente en 1989 la Unión Soviética se vino abajo, el Muro de Berlín se derrumbó y quedo a la vista de la humanidad entera que en "el paraíso proletario" había  hambre, infames orfanatos para niños y que el trabajador sobrevivía con unos salarios de supervivencia propios de los primeros años de la Revolución Industrial Capitalista. En definitiva, se descubrió que el comunismo, la izquierda y el progresismo, en el mejor de los casos, había fracasado estrepitosamente y en el peor que era un cuento propagandístico para que una minoría pudiera alcanzar esferas de poder y vivir holgadamente a costa de la cantinela de la "liberación del proletariado". Los años inmediatamente posteriores a 1989 fueron frenéticos, se pudo observar como muchos miembros de la "Nomenklatura" comunista soviética se convertían en ávidos especuladores financieros o en empresarios de éxito y como no pocos líderes comunistas del resto de países, antaño fervientes internacionalistas, pasaban a ser  furibundos nacionalistas todo ello con la justificación del "Derecho de Autodeterminación de los Pueblos".

            Hasta aquí una somera y breve relación de hechos fácilmente comprobables que pone de manifiesto la gran posibilidad de que el socialismo primero, el comunismo después y, más recientemente, el "izquierdismo" y "el progresismo" no hayan sido nada más que discursos poco sinceros que solo han servido y sirven para justificar el modus vivendi de no pocas personas que, proclamando la liberación de los demás, tan solo querían y quieren liberarse a sí mismos llegando al poder o a sus aledaños con la única finalidad de permanecer en el mismo sirviéndose de él para su propio beneficio.

            Con esta historia del "progresismo" todavía habrá algunos, no sabemos de qué árbol se habrán caído, de qué planeta habrán venido o qué golpe se habrán dado, que clamarán contra los que defiendan desde el "izquierdismo" un acercamiento a posturas consideradas conservadoras como la crítica a la inmigración incontrolada o el apoyo a la natalidad (2), llamándolos "Rojipardos", pero:

            ¿Era "Rojipardo" el socialista Ferdinand Lasalle cuando apoyo a Bismarck en su proyecto de Unificación Alemana?

            ¿Era "Rojipardo" Vladimir Ilich Ulianov, Lenín, cuando en 1919 dijo que el único revolucionario europeo era Gabriele D´Annuzio?

            ¿Era "Rojipardo" el socialista Noske cuando era el responsable de los Freikorps alemanes en el periodo de entreguerras?

            ¿Era "Rojipardo" Palmiro Togliatti cuando días antes de la Marcha sobre Roma, en octubre de 1922, clamaba por una unión revolucionaria comunistas y jóvenes fascistas sobre la base del programa de San Sepolcro?

            ¿Era "Rojipardo" Largo Caballero cuando aceptó ser Consejero de Estado bajo la Dictadura de Primo de Rivera?.

            ¿Era "Rojipardo" Stalin cuando suscribió y cumplió a rajatabla el acuerdo Ribbentrop-Molotov?.

            ¿Era "Rojipardo" Enrico Berlinguer cuando rompió con Moscú, invento el "Eurocomunismo" y se acercó a la Democracia Cristiana Italiana?

            ¿Era "Rojipardo" Santiago Carrillo cuando envió urgentemente a un mensajero a comprar una bandera roja y gualda para salir con ella en televisión clamando que esa también era su bandera?

            Si es así, es muy posible que el "Rojipardismo" sea consustancial al Socialismo, al Comunismo, al Izquierdismo y al progresismo por lo que todo escándalo ante el mismo está de más.

            Es de entender que "con las cosas de comer no se juega" y por tanto entendemos a los que no desean reconocer su enorme y manifiesto fracaso político y pretenden mantenerse firmes en la negación de la realidad de la que son y han sido protagonistas, pero también entendemos a los que juegan hábilmente a enmascarar su fracasada realidad y  a engañarse a sí mismos y a los demás con miserables piruetas de niñatos y niñatas que solo demuestran su completa incapacidad para asumir ninguna consecuencia.

           

 

 

 

 

 

 

 

(1) Siguiendo instrucciones de la Unión Soviética, el Partido Comunista Francés saboteaba al ejército francés mientras estuvo desplegado frente al ejército alemán y fue la primera organización política en colaborar con los nazis en la ocupación de Francia. El apoyo logístico y el suministro de petróleo de la Unión Soviética a Alemania durante 1940 y la mitad de 1941 era tal que las fuerzas anglo-francesas planearon el bombardeo de los pozos petrolíferos de Bakú para el 31 de mayo de 1941, bombardeo que no tuvo lugar por la ruptura del frente francés veinte días antes.

(2) Es curioso pero mientras que "el aborto libre y gratuito" era una exigencia del progresismo europeo occidental, en la Unión Soviética había que pasar por un exigente tribunal médico para que una mujer pudiera abortar y en otros países comunistas, como Rumanía, el aborto simple y llanamente era ilegal. Eso sin contar con que en cierta ocasión el "progresismo" occidental defendió el aborto por causas socioeconómicas lo que suponía un abandono de las teorías marxistas y un acercamiento a las teorías malthusianas.

 

2 comentarios:

Platypus dijo...

Lo has bordado, más claro agua.

Platypus dijo...

Yo de momento me defino como dsocialista-liberal-conservador en la linea de Leszek Kolakowski

https://platypus68.blogspot.com/search?updated-max=2018-06-12T10:55:00-07:00&max-results=7&start=27&by-date=false

Alberto Esparcia.

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