Constituye “El Genio del Cristianismo”, no solo una bella composición literaria escrita en prosa que en no pocos momentos roza con la epopeya poética, sino que es además un ensayo, tal vez menos científico que hermoso, tendente a ensalzar la religión cristiana como única y verdadera fe y a ponerla en conexión con todas las manifestaciones estéticas del mundo y los avances de la humanidad que no habrían existido de no haber tenido inspiración y fundamento cristiano, llegando a afirmar el autor que “únicamente el cristianismo explica el progreso en las Letras y en las Artes”.
Aunque “El Genio del Cristianismo” esta escrito por su autor con el corazón no por ello se aleja del rigor científico y filosófico que hace muy posible que esta obra sea la más apasionada, efectiva y razonada defensa del cristianismo en general y del catolicismo en particular que se haya escrito nunca pues, a diferencia de otras apologías religiosas, esta obra de Chateaubriand se dirige más bien a convencer a los enemigos de la cristiandad que a deleitar a los convencidos feligreses de una parroquia, señalando desde el mismo comienzo de la obra que “La fe cristiana ha tenido tres tipos de enemigos desde su feliz aparición en la tierra: los heresiarcas, los sofistas y aquellos hombres que todo lo destruyen con la terrible arma de la risa y de los tres, éstos últimos son los más peligrosos”, pareciendo, a lo largo de sus páginas, que el objetivo concreto del autor es neutralizar la obra destructora de los frívolos que de todo hacen burlas y sornas, razonando y poniendo de manifiesto los logros materiales y reales de la religión cristiana.
“El Genio del Cristianismo” de Chateaubriand supuso tras su publicación en Francia en 1802 el comienzo de una renovación del catolicismo que encontró en esta obra inspiración y fundamento para elaborar teorías sociales, culturales y políticas que, basadas en la fe católica, sirvieran para reorganizar de una forma más justa las sociedades europeas gravemente alteradas por el ateísmo y el anticlericalismo difundido por la Revolución Francesa por lo que esta obra puede considerarse como la primera elaboración doctrinal del catolicismo político y social influyendo notablemente en autores como Dom Guéranger, Lamennais y, por supuesto, en todo el movimiento de los sociólogos católicos encabezados por De La Tour Du Pin y Le Play.
No hay comentarios:
Publicar un comentario