El tercer gran concepto político en el que incide toda política nacional e internacional y que va a marcar las próximas décadas de forma decisiva es la llamada Globalización, contra la que muchos se oponen ignorando prácticamente su verdadero y simple significación.
La Globalización no es, como no lo son ninguno de los conceptos que venimos tratando, un concepto complicado sino más bien simple y primitivo procediendo la complejidad del mismo de las explicaciones justificativas de los prosélitos de la economía globalizada o de los argumentos contrarios vertidos por los, llamativos pero poco eficaces, movimientos antiglobalización.
La finalidad de la Globalización es crear un único mercado mundial de características homogéneas sin limitaciones ni trabas siendo, por tanto, pura y simplemente el “internacionalismo” de los capitalistas. El movimiento globalizador justifica toda acción social y toda política presente y futura en razones económicas por lo que constituye de forma real e irrefutable un materialismo práctico al servicio de la economía y del mercado.
Para el movimiento globalizador es la economía el centro alrededor del que gira toda la sociedad por lo que pone toda política al servicio de la economía en vez de hacerlo al revés. Todo régimen político o social es para la globalización aceptable si es susceptible de reportar beneficios económicos, por ello intentara homogeneizar moral y culturalmente las sociedades y bajo la justificación de la libertad de movimientos de “bienes, capitales y personas” no dudará en derribar fronteras y favorecer el desarraigo de colectividades humanas para justificar grandes movimientos migratorios de masas que permita encontrar mano de obra barata en los propios centros de producción económica ya existentes en el llamado primer mundo ahorrándose los gastos de inversión que suponen los desplazamientos y la creación de fábricas e industrias allí donde radique la mano de obra barata como ocurre en gran medida en el momento presente.
la Globalización no dudará ni un instante en hacer retroceder a las sociedades a las situaciones más sangrantes de los primeros años de la Revolución Industrial, liquidando, si es preciso, siglo y medio de logros del movimiento obrero e igualmente tampoco dudará un momento en acabar con el mayor logro político de la historia que fue la vinculación de las grandes masas de población a la tierra, que fue en definitiva lo que más tarde daría lugar a los reinos y a las naciones, regresando a los tiempos del nomadismo y haciendo triunfar, ochocientos años después, el ideal político de Gengis Khan.
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