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lunes, 11 de junio de 2018

LA RESURRECCIÓN DE FUERZA NUEVA



Fuerza Nueva parece resucitar.... en espíritu

 Lo lógico y normal es que la vida vaya hacia adelante siempre y si la historia se repite que no sea de idéntica forma. Eso es lo normal y lo lógico aunque en nuestro pobre y maltratado país hace mucho tiempo que se ha abandonado toda lógica y toda normalidad.

            Va a hacer cuarenta y tres años que el dictador Francisco Franco abandono este mundo por la Gracia de Dios, que no por el deseo de nadie más, y, sorprendentemente, está hoy más presente que el día antes de fallecer por el expreso deseo de aquellos que, habiendo sido incapaces de desalojarlo del poder mientras vivía, parecen que psicológicamente necesitan de su existencia para tener una razón de ser. Una cosa digna de un profundo análisis psicológico que a mí, que no soy psicólogo ni psiquiatra, se me escapa.

            Hace cuarenta y tres años que Franco se murió un 20 de noviembre de 1975 y siete años menos que el partido político, heredero universal de su régimen, se disolvía, un 20 de noviembre de 1982, a causa de la total indiferencia social que padecía y que se había manifestado  en las elecciones generales de octubre de ese año en las que apenas supero los cien mil votos, lo cual no le permitieron renovar el escaño obtenido en las anteriores elecciones de 1979. Ese partido político no era otro que Fuerza Nueva, presidido por el que fuera Procurador en las Cortes Franquistas, Blas Piñar López.

            Fuerza Nueva fue el partido de los que no querían que el régimen franquista se terminara, su discurso consistía en una vuelta atrás expresado en aquel lema de "con Franco se vivía mejor", sus actos públicos rozaban la condición de invocación espiritista en los que el completo paroxismo se hubiera alcanzado si el propio Franco se hubiera manifestado desde el Valle de los Caídos por medio de una psicofonía. En definitiva, Fuerza Nueva era un partido de desquiciados cuyo ideario era la mezcla del "enorme albondigón" (1) que significó el llamado Movimiento Nacional: un nacionalismo extremo, un catolicismo galicano-integrista y un militarismo infantil amante de todo uniforme.

            Para muchos, la disolución de Fuerza Nueva, el 20 de noviembre de 1982, significó el final de la Transición quizás más que la victoria socialista en las elecciones del mes anterior pues dicha disolución supuso la imposibilidad de toda involución  y, sobre todo, la aparente superación del Régimen Franquista.

            Han pasado treinta y seis años desde que Fuerza Nueva se disolviera, treinta y seis años de intentos infructuosos por parte de su líder, Blas Piñar, y de otros muchos segundones, de resucitarla homologándola a los partidos de la ultraderecha europea y ahora resulta, que cuando ya nadie se acordaba de Fuerza Nueva, la misma parece revivir, revitalizada y con unos apoyos sociales que jamás tuvo.

            No vuelve con su bandera "como la sangre y el cielo, roja y azul", tal y como rezaba su himno ni con sus viejas siglas F y N, pero vuelve con todo su espíritu manifestado en su viejo discurso de siempre implementado con nuevas demandas más acordes de los tiempos europeos que vivimos y con la vieja aspiración de ser "la que alimenta los ideales de la juventud", como también decía su himno. No vuelve Fuerza Nueva como organización pero sí su más puro espíritu materializado en las nuevas formaciones políticas emergentes, VOX y Ciudadanos.

Poses, siglas y caras nuevas para un viejo discurso ya conocido
 Ciudadanos y VOX, VOX y Ciudadanos, son formaciones políticas que se autodenominan liberales y, desde luego que hunden sus raíces en el decimonónico liberalismo doctrinario como el propio fascismo, que no hubiera sido posible sin la Revolución Francesa, el Romanticismo alemán o el Risorgimento Italiano;  pero detrás de esas protestas de liberalismo apenas se disimula el viejo discurso de un fuerzanovismo huérfano de Franco y estratégicamente renovado con habilidad. Un discurso plagado de un exacerbado nacionalismo español táctico, y por tanto no sincero, para aprovechar el sentimentalismo de numerosas buenas personas, que se sienten gravemente defraudadas por cuarenta años de política mal hecha, un deseo de involución en materia de derechos fundamentales y una voluntad recentralizadora del estado propia del más puro jacobinismo que desearía verse realizado en unas nuevas "Columnas Infernales".

            No obstante, entre la extinta Fuerza Nueva y estas nuevas formaciones políticas hay una diferencia importante. Fuerza Nueva y su líder Blas Piñar, fueron  honradamente sinceros, dijeron NO a la Ley de Reforma Política de 1976 y dijeron NO a la Constitución de 1978, intentaron realizar el sueño imposible de perpetuar el régimen franquista del que procedían la mayoría de sus líderes, en ningún momento intentaron recolocarse en el nuevo régimen postfranquista como hicieron otros muchos dirigentes del franquismo y, por todo ello, sufrieron las inevitables consecuencias de la extinción y el olvido; pero en ningún caso engañaron o pretendieron engañar a nadie. En cambio, VOX y Ciudadanos no son más que unas formaciones dirigidas por unos señores que buscaron su acomodo en el establishment  del actual régimen y que como no terminaron por encontrarlo se montaron su propio invento aprovechando los errores de todos los demás grupos políticos.

            En los discursos de VOX y Ciudadanos, formaciones políticas que muy bien podrían converger en una sola, existe una cierta apelación al mito de la "Puñalada por la Espalda" que inventase ese iluminado de Ludendorff. Hablan de traición y deslealtad pero, al igual que Ludendorff, que en noviembre de 1918 al verlas mal dadas abandonó al Kaiser poniéndose a salvo en Suecia, ¿Donde estaban estos señores cuando esa supuesta "Puñalada por la Espalda" se estaba produciendo? pues acomodados o buscando acomodo en esos mismos partidos políticos (PP y PSOE)  a los que ahora acusan de deslealtad y traición.

            Fuerza Nueva fracasó porque nunca fue un partido realista y pragmático, hizo de la defensa de un muerto que no iba a resucitar la razón de su vida siendo el equivalente español a los viejos seguidores del régimen de Vichy de los que Marine Le Pen se ha sabido deshacer en su renovado Frente Nacional. Ahora, Ciudadanos y VOX han rescatado el abandonado y casi olvidado discurso de Fuerza Nueva en lo que es una peligrosa retroacción de la realidad política española a los primeros años de la llamada transición y que tal vez nos lleve aún más atrás.













(1) "Enorme Albondigón" es la expresión utilizada por la hoy injustamente olvidada jurista y escritora gaditana Mercedes Formica para referirse al Decreto de Unificación de 1937 que constituyó el Partido Único del Franquismo y que se conoció como "el Movimiento".

1 comentario:

rogelio dijo...

Se te olvida decir de Mercedes Firmica: y Falangista.

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