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miércoles, 1 de julio de 2009

DAN BROWN Y LA LITERATURA DE LA CONSPIRACIÓN

El éxito taquillero de la película “Ángeles y Demonios” adaptación de la novela homónima del escritor estadounidense Dan Brown, autor también de la controvertida novela “El Código Da Vinci”, ha vuelto a poner en boga un tipo de literatura (de la que este autor es su último y no precisamente el más brillante representante) que, lejos de aportar innovación en las técnicas literarias o novedad en la temática tratada, solo pretende ser una literatura funcional orientada al entretenimiento y consumo masivo al mismo tiempo que a la generación de grandes beneficios económicos.

Tanto “El Código Da Vinci”, cuya temática ya fue tratada por un pseudo-reportaje periodístico publicado a mediados de los años ochenta del pasado siglo bajo el título de “El Enigma Sagrado”; como “Ángeles y Demonios”, son novelas que pueden integrarse junto con otras muchas obras literarias en un subgénero literario que podríamos denominar “Literatura de la Conspiración”. La característica común de esta “Literatura de la Conspiración” es que, partiendo de un hecho histórico auténtico sobre el que existen muchas sombras o de una noticia actual poco clara, se elabora, utilizando un estilo periodístico, policial y/o científico, una trama conspirativa con muchos rasgos de autenticidad y de credibilidad que constituye el único argumento de este tipo de literatura y sobre el cual gira la acción y los personajes de la novela.

Al igual que es innegable que Dan Brown cultiva la “Literatura de la Conspiración” y que es un autor que cosecha éxitos de ventas, también es innegable que Dan Brown no es ni el inventor ni el único cultivador de este subgénero literario. La “Literatura de la Conspiración” nace en el Siglo XIX intentando dar una explicación conspirativa a la Revolución Francesa, siendo tal vez su precursor Leo Táxil. En sus orígenes la “Literatura de la Conspiración” no tenía la intención de servir de entretenimiento sino más bien de alertar de la existencia de minorías subterráneas y sociedades secretas que, guardianas de grandes y terribles secretos a la vez que amparadas por poderosos poderes, intentaban subvertir la sociedad y a sus instituciones; por eso en sus orígenes la “Literatura de la Conspiración” no adopta la forma de novela sino más bien la de tratado histórico o reportaje periodístico. Es en el Siglo XX cuando aparecen las tres obras cumbres de la “Literatura de la Conspiración” que son: “Los Protocolos de los Sabios de Sión”, la “Revue Internationale de las Societes Secretes”, periódico de París dirigido por Monseñor Jouin aparecido en los periodos 1912 -1914 y 1920 -1922 y “La Cara Oculta de la Historia Moderna”, enciclopédica obra sobre las más diversas conspiraciones de la historia desde 1453 a nuestros días escrita por Jean Lombard y de la que Dan Brown difícilmente puede negar que constituye una de sus fuentes principales.

Curiosamente, a pesar de lo importante que es el subgénero de la “Literatura de la Conspiración” sobre todo en cuanto a ventas, número de lectores y generación de ingresos, existen muy pocos estudios literarios sobre el mismo que alcancen a estudiar las causas de su éxito, sobre todo en sociedades como al estadounidense. La magnífica novela “El Péndulo de Focault” de Umberto Eco, que también se puede encuaJustificar a ambos ladosdrar dentro de la “Literatura de la Conspiración” intenta dar una explicación a este género literario desde el punto de vista editorial llegando a la conclusión de que existe porque supone una gran generación de ventas y por tanto de ingresos económicos, pero no alcanza a explicar el por qué la publicación de un libro sobre tal o cual conspiración oculta es una apuesta segura para cualquier editorial. La respuesta a esta importante cuestión no hay que buscarla en la ignorancia o en la credulidad de los lectores, sino más bien en todo lo contrario ya que la “Literatura de la Conspiración” satisface las necesidades de un numeroso número de personas que, desconfiando de sus gobiernos e instituciones, tienen el pleno convencimiento de que les están ocultando algo y a las que no les cuadra la realidad que padecen y por tanto buscan en este tipo de literatura las explicaciones que nadie les da y que están convencidos les escamotean. Así pues, el éxito de la “Literatura de la Conspiración” es siempre inversamente proporcional a la confianza que tienen los ciudadanos en sus gobiernos e instituciones siendo en las sociedades donde las instituciones gubernamentales inspiran mayor desconfianza entre sus ciudadanos donde más “Literatura de la Conspiración” se genera y se vende.

1 comentario:

Julio dijo...

Un artículo interesante. Creo también que hay un componente de misterio que las hace intrigantes y que, además, la posibilidad de que sean "reales", es decir, una posible realidad paralela, les da muchos lectores.

Para muestra, las colas de turistas que se generaron en su momento en París en su momento siguiendo la "ruta" de El Código Da Vinci y preguntando si era real la teoría de ficción de la novelita.

¡Un saludo!

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