En
menos de quince días han saltado a los medios de comunicación diversos casos de presunta
corrupción de los que solo la mitad guarda alguna relación con la actividad
política: el caso del alcalde de Granada, los papeles de Panamá, la nueva
detención de Mario Conde, el presunto impago de impuestos del ex-presidente
José María Aznar y la presunta trama extorsionadora de Ausbanc y Manos Limpias.
Estas informaciones, que en muchos
casos darán lugar a macrocausas judiciales por diversos delitos económicos,
ponen de manifiesto que el hablar en España de "corrupción política"
es incurrir en un generoso y optimista reduccionismo porque con mayor justicia y
realismo debería hablarse de "corrupción social" al deducirse lógicamente
que el grado de corrupción en nuestro país ha alcanzado un grado que hace
tiempo ha rebasado la línea de lo soportable, supera lo imaginable y afecta a
todos los sectores institucionales y sociales.
Si los ciudadanos españoles en vez
de indignarse inútilmente de tanta corrupción, se pararan a analizar, aunque
solo fuera por breve tiempo, las últimas informaciones aparecidas en los medios
de comunicación descubrirían una cosa curiosa en extremo que es que los
políticos y personajes públicos que aparecen en "los papeles de
Panamá" tenían constituidas sociedades opacas en el istmo centroamericano desde
hacía décadas y que Ausbanc y Manos Limpias, dos organizaciones que se
justificaban con la pretendida defensa de los intereses generales de los
ciudadanos y se identificaban con aquellos cuerpos intermedios que integraban
"la Sociedad Civil" destruida por la Revolución Francesa, no solo
tejieron una presunta red de extorsión, sino que se estuvieran dedicando a ello
desde hace años. Es decir, lo que llama la atención es que personas y
organizaciones cuyas actividades son
públicas y publicadas y que se encuentran constantemente bajo la lupa de
los periodistas hayan podido realizar presuntos actos ilícitos e inmorales
durante un prolongado periodo de tiempo sin que nadie se hiciera la más mínima
pregunta o les cuestionara y que sea precisamente ahora, en este momento,
cuando tales presuntas actividades salen a la luz.
No
nos engañemos, todo estado o régimen político tiene sus medios y sistemas de
control, más o menos eficaces, más o menos numerosos y más o menos justos o
injustos, dedicados a prevenir y combatir la corrupción y la delincuencia.
Asimismo en todo régimen político o estado se dan casos de corrupción y
delincuencia aunque estos deben moverse siempre dentro de unos parámetros
técnicos que no se sobrepasen y que sean asumibles para no dejar
entrever que existe una situación de caos, desgobierno, corrupción o bandidaje generalizado. Pues
bien, cuando en un país como el nuestro,
la corrupción alcanza los niveles que ha alcanzado y tiene tantas y tan
distintas modalidades es porque nos encontramos ante una corrupción social
generalizada y los sistemas y medios de control existentes o bien no funcionan
debido fundamentalmente a fallos y errores del personal humano que los integran
o bien porque, de una forma u otra, forman parte presuntamente de esa
corrupción generalizada que hace que el hecho de hablar de "corrupción
política" sea un mero reduccionismo generoso.
En nuestro país existen miles de
fundaciones y asociaciones similares a Ausbanc o Manos Limpias muchas de ellas
vinculadas a empresas mercantiles, entidades financieras o partidos políticos
que dicen no tener ánimo de lucro y desarrollar funciones de interés social y
humano. Ahora bien, ¿Es lógico que una entidad financiera a la que el pequeño
ahorrador confía sus dineros al 0´1 por ciento, que presta ese mismo dinero al
6 por ciento y que si vencido el plazo no recibe del prestatario el pago
correspondiente lo ejecuta, lo desahucia e incluso lo arruina, posea una fundación
o subvencione a una fundación para "ayudar a los más desfavorecidos en el
Tercer Mundo"? la respuesta a esta pregunta retórica es un rotundo No, no
es lógico y si no es lógico, lo lógico es considerarlo sospechoso y por tanto
investigarlo. ¿Se investigan estas cosas por quién está obligado a hacerlo?.
2 comentarios:
Sí, corrupción social, sí y me atrevería a plantearle temas que creo podrían merecer algunas líneas, como por ejemplo, la corrupción en los sindicatos, que no es siempre económica, pero que existe. Tras doce años de liberado en uno importante he visto escenas desalentadoras. Sí, la corrupcion política es peligrosa, la social, depende cómo se vea, más y el consentimiento de al sociedad para que todo siga igual, creo que lo peor.
No soy periodista, ni policía ni espía y a esto apuntaba yo. ¿Existe corrupción judicial?:
http://politica.elpais.com/politica/2016/04/21/actualidad/1461266443_108700.html
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