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martes, 19 de julio de 2016

EL TERRORISMO ISLÁMICO Y EL PROBLEMA DE OCCIDENTE



La ultima barbaridad cometida por el integrismo islámico en Niza (Francia) el pasado 14 de Julio, ha puesto encima de la mesa, por mucho que se esté intentando camuflar desde todas las instituciones europeas, un conflicto entre el Islam y Occidente cuyas magnitudes no terminan de ser conocidas por el común de los ciudadanos.

            Habrá quién se remonte a la fundación de la religión islámica o a las Cruzadas como origen de tal conflicto aunque no es preciso remontarse a tiempos tan lejanos porque el conflicto existente en aquellos tiempos era de unas características totalmente diferentes al conflicto existente hoy (fundamentalmente porque el actual se libra en nuestra propia casa) pudiéndose afirmar que, o bien, nos encontramos ante una nueva fase del conflicto o ante un conflicto completamente nuevo que nada tiene que ver con lo acaecido entre los Siglos VII y XI.

            Es, precisamente, en la incomprensión de Occidente de la realidad islámica, expresada en una política exterior desestabilizadora de los regímenes de "socialismo árabe" , permisiva con los excesos del Estado de Israel e ignorante de los problemas de un Tercer Mundo, donde el Islam  es la religión mayoritaria, unido todo ello a una pugna interna en el seno del mundo musulmán donde un sector, en principio minoritario, se ha lanzado a la conquista de la hegemonía religiosa y política, donde hay que buscar los verdaderos orígenes del presente conflicto.

            No obstante, los atentados criminales que en menos de un año han afectado a Francia ya no pueden ni deben reducirse a temas de tertulias televisivas ni a grandes discusiones culturales sobre la existencia de un "Islam bueno" y de un "Islam malo". El "Yihadismo", que hace treinta años era tan solo materia de estudio académico vinculado a la "Guerra del Mahdi" o a los "Juramentados", se ha convertido en la opción de una minoría musulmana en progresión que aspira a quedarse como la interpretación única del Islam utilizando a los ciudadanos occidentales como unas víctimas propiciatorias que les permiten presentarse a la totalidad del mundo musulmán como "los únicos verdaderos creyentes que se enfrentan a los infieles que les amenazan".

            Más que centrarse en debates sobre el Islam y su magna problemática que, esa sí, se remonta casi a sus propios orígenes con su división entre Suníes y Chiies, deberíamos centrarnos en las características que presenta el terrorismo islámico y en la ineficacia de las medidas que toman los diferentes  gobiernos occidentales para protegernos.

            En Europa han existido, desde hace mucho tiempo, grupos terroristas que han generado mucho dolor. No obstante estos grupos terroristas eran de tipo ideológico vinculados a unos grupos o partidos políticos concretos que actuaban dentro de la legalidad, asimismo los grupos terroristas  se estructuraban como ejércitos en la clandestinidad: tenían sus grupos de información y de selección de objetivos, su grupo central de dirección, sus grupos de abastecimiento y financiación, etc... y esta estructura constituía su máxima debilidad porque permitía a las fuerzas de seguridad infiltrarles, hacer seguimientos y vigilancias y, en definitiva, desarticular comandos, detener terroristas, interceptar alijos de armas e impedir atentados.

            Por el contrario, el terrorismo Islámico en Occidente no está estructurado y no aparece vinculado a ninguna estructura reivindicativa que actúe legalmente, salvo a la totalidad de la religión islámica que abarca a más de mil trescientos millones de fieles en todo el mundo.

El terrorismo islámico descansa sobre la base ideológica de un fanatismo religioso que presenta dos factores: uno extrínseco, integrado por la religión en sí misma y en determinados pasajes textuales del Coran y otro intrínseco, compuesto por el proceso psicológico que lleva a un individuo a radicalizarse y a matar. Si toda religión tiene textos "sagrados" de cuya lectura e interpretación se puede deducir la justificación del asesinato y si en el seno de toda religión existen grupos más o menos integristas, surge la pregunta fundamental que nadie quiere plantearse: ¿Por qué solo el Islam engendra elementos dispuestos a matar y a morir matando?.

            En cuanto al proceso interior que lleva a un individuo a convertirse en un terrorista islámico, el mismo depende más de sí mismo que de cualquier adoctrinamiento externo. Mientras que, por ejemplo, el terrorista marxista de las Brigadas Rojas llegaba al terrorismo después de haber leído muchos libros, de acudir a numerosas conferencias políticas e incluso después de haber participado legalmente en la actividad política tras lo cual concluía que la única forma de alcanzar sus objetivos políticos era la violencia, el terrorista islámico no depende de ningún adoctrinamiento exterior sino exclusivamente de la confirmación de su interpretación personal del Corán, la cual la puede obtener muy fácilmente de su propia conciencia o de cualquier Imán radical o no radical.

            Desde el punto de vista de la seguridad, los distintos gobiernos no hacen nada más que dar palos de ciego con la intención de hacernos pensar que desarrollan una actividad para protegernos y hacernos creer que estamos seguros: podrán elevar los niveles de seguridad, pero recordemos que el pasado atentado de Niza tuvo lugar mientras que en toda Francia estaba implantado un nivel 5 de seguridad; podrán bombardear bases del llamado "Estado Islámico" en Siria o Irak, pero los políticos deberían explicar a los ciudadanos como se puede evitar que terroristas que están en Europa desde hace mucho tiempo, incluso desde hace generaciones, cometan atentados aquí bombardeando allí;  podrán disponer que distintas fuerzas policiales y militares se ocupen de proteger numerosos puntos sensibles que podrían ser objetivos terroristas, pero lo cierto es que no se puede proteger todo durante todo el tiempo; podrán afirmar que se va a atacar las líneas de financiación del terrorismo, pero lo cierto es que el atentado de Niza pone de manifiesto, una vez más, que los "Yihadistas" no solo no necesitan grandes capitales para cometer atentados con numerosas víctimas sino que además los pequeños grupos terroristas islámicos o los "lobos solitarios" se autofinancian ellos mismos con sus propios ahorros.

            Hay quien ha dicho que el terrorismo "Yihadista" es un enemigo invisible pero nada más falso porque, simple y llanamente, no existen enemigos invisibles solo enemigos que no se ven o que no se quieren ver. El "Yihadista" es un enemigo perfectamente camuflado cuya fuerza fundamental consiste en la explotación de nuestras propias debilidades las cuales dimanan de un falso humanitarismo y de la ingenua creencia de que todo el mundo es bueno.

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