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viernes, 27 de febrero de 2015

¿QUÉ FUE DE LA DEUDA GRIEGA?




            Tras la victoria en las elecciones griegas del pasado 25 de Enero del 2015 de la coalición Syriza se abrió, al mismo tiempo que un periodo de ilusión en los ciudadanos griegos, un periodo de expectación ante lo que el gobierno presidido por Tsipras pudiera hacer respecto a la enorme deuda que tiene el país balcánico con sus acreedores europeos.

            En un primer momento y tras celebrar la victoria que todo lo iba a cambiar para bien, el gobierno griego ignorando la realidad de su país pretendía imponer a los acreedores sus condiciones ante lo cual éstos amenazaron con no renovar el rescate a finales de este mes de Febrero con lo que Grecia entraría en quiebra y no podría pagar ni las pensiones ni lo sueldos públicos.

            Ante esta amenaza, el gobierno de Syriza ha moderado su postura y ahora ha decidido, esto hay que reconocerlo y llamarlo por su nombre, actuar como "un mal pagador" y, convertido en un auténtico "Caballero de la Tenaza", seguir el consejo del insigne Quevedo practicando "el arte de gastar la prosa y no soltar la mosca": ha pedido una prórroga, ha pedido comprensión y, en definitiva, ha ganado tiempo para no enfrentarse ante el duro muro de hormigón que constituye la dramática realidad económica griega. No obstante, gracias a este españolísimo arte, Grecia ha conseguido prorrogar el rescate hasta el próximo mes de Junio, llegado el cual seguro que habrá una vuelta a empezar con el tira y afloja y... ¡A ver qué pasa!.

            A cambio, el gobierno griego ha tenido que hacer una serie de propuestas a la Comisión Europea que suponen prácticamente el funeral del programa electoral que hizo ganar las elecciones a Syriza pues ha tenido que aceptar no tocar las privatizaciones realizadas por los gobiernos anteriores, reducir el gasto público, paralizar la readmisión de los funcionarios despedidos y modificar el IVA, seguro que al alza. Evidentemente la reducción del gasto público y una hipotética subida del IVA afectara socialmente a toda la población griega ya que lo segundo supondrá una subida generalizada de los precios y lo primero implicará, aunque se diga lo contrario, mas paro y menos poder adquisitivo para los griegos porque la única forma de reducir sensiblemente el gasto público es reduciendo el gasto en la administración, bien despidiendo funcionarios o bajándoles el sueldo así como recortando en las pensiones, o reduciendo el gasto en obras públicas de nueva construcción o en el mantenimiento de las existente lo cual se traduce en menos empleo. En definitiva, la reducción del gasto público llevara a un mayor empobrecimiento de la población griega y a su vez a una mayor necesidad de gastos sociales para los cuales el gobierno de Tsipras no tiene dinero y, por tanto, no podrá cubrirlos.
           
Por su parte la promesa de luchar contra la corrupción, el fraude fiscal y el contrabando están muy bien, pero aunque esta lucha tuviera un elevado porcentaje de éxito jamás sería este del cien por cien y, aun en ese caso, no supondría una recaudación suficiente para llevar a cabo el programa electoral de Syriza y, al mismo tiempo, hacer frente al pago de la deuda.

            En definitiva, todas las esperanzas en una mejoría social que los griegos pusieron en Syriza y en su líder Tsipras parecen diluirse dejando claro que durante la campaña electoral Syriza hizo gala de un excesivo e irreal optimismo o, simplemente, mintió al pueblo griego.

            Por otra parte, y con independencia de quién gobierne en Grecia, ¿Cual va a ser el final de esta situación?. Ese es el quid de una cuestión que por compleja no deja de ser interesante ya que la situación se reduce a la siguiente: un deudor que no puede pagar sus deudas aunque se lo proponga  y lo desee y unos acreedores que saben que no van a cobrar lo que se les debe. Ante esto entran en juego varios factores, el primero es que los acreedores (bancos y gobiernos europeos) deben salvar la cara ante sus accionistas y gobernados los cuales podrían preguntarse el por qué se hicieron sucesivos prestamos a un prestatario que carecía de fiabilidad y solvencia y el segundo es que los gobernantes griegos tienen que salvar la cara ante su pueblo al que se la ha prometido un paraíso imposible donde todo era posible, incluso el no pagar y seguir recibiendo dinero prestado.

            Los acreedores, que en su fuero interno ya saben que no van a cobrar el cien por cien de lo que les debe Grecia y que hasta ahora han jugado a apretarle las tuercas para que vaya soltando algo de lo que les debe tampoco pueden permitirse el lujo de llevar al deudor al suicidio pues entonces no cobraran nada, de esta forma, lo más seguro es que manteniendo el palo en alto mitiguen los intereses de la deuda, lo cual ya supondría una quita y concedan a Grecia mucho más tiempo para pagar el principal que debe. Con ese mayor tiempo el gobierno griego ganará alguna libertad de maniobra a efectos de aliviar el padecimiento de los ciudadanos aunque todavía les queda mucho por sufrir mientras que ambas partes lograran que la atención que hoy se centra en Grecia se vaya diluyendo para llegar a un final, aún muy lejano, donde el acreedor  tal vez haya recuperado un elevado porcentaje de lo prestado (perdiendo la totalidad de los intereses y quizás algo del principal) y solo alguien, en alguna reunión de amigos, suelte al aire el comentario de "por cierto ¿Qué fue de la deuda griega?".

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