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viernes, 18 de marzo de 2016

PLANES PRIVADOS DE PENSIONES. ENTRE LA DESINFORMACIÓN Y LA ESTAFA




Ante un discurso oficial  ampliamente difundido por políticos y financieros, y en cierta medida apoyado por los medios de comunicación, que sostiene la catastrófica inviabilidad a largo plazo del sistema público de pensiones por lo que, a medio plazo, estamos avocados irremediablemente a cambiar de sistema, o bien, sustituirlo o complementarlo mediante la suscripción por parte de cada individuo de un plan privado de pensiones, aquellos que, en esta sociedad cortoplacista en la que vivimos, pueden permitírselo ya los han suscrito hace tiempo sin pensar mucho en que implicaciones reales tiene su decisión porque en ella ha influido decisivamente la propaganda, el miedo y el desinterés por informarse medianamente de lo que va el tema.

            Los planes privados de pensiones, responden a un modelo de capitalización en virtud del cual el suscriptor del plan realiza periódicas aportaciones a lo largo de su vida laboral con el fin de que al término de la misma, reciba en concepto de pensión de jubilación una cantidad que es la resultante de la suma de todas sus aportaciones más toda la rentabilidad obtenida por las mismas. Así pues, un plan privado de pensiones no es un depósito que se realiza para que al final de unos años se tengan unos ahorros sino que es una cantidad de dinero que el gestor del fondo, generalmente un banco o una compañía de seguros, va invirtiendo y obteniendo una rentabilidad que será, pasado el tiempo estipulado, para el inversor. Existen y existirán unos planes privados de pensiones que tengan más garantías y rentabilidad que otros, pero lo cierto es que mientras que los depósitos están garantizados por el Fondo de Garantía de Depósitos no ocurre lo mismo con ningún fondo y eso incluye a los fondos de pensiones. En la gestión del plan privado de pensiones  el banco o compañía de seguros es un mero intermediario por lo que el fondo no forma parte de su activo aunque por la gestión seguramente percibirá alguna comisión u obtendrá algún beneficio.

            Los planes privados de pensiones presentan algunas ventajas fiscales en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas que actúan como incentivos para suscribirlos pudiéndose deducir íntegra y anualmente las aportaciones a un plan de pensiones a la hora de hacer la declaración de la renta. Asimismo, la mayoría de los planes de pensiones dan la posibilidad al suscriptor de rescatar lo aportado si sufre algún tipo de problema económico aunque sufriendo una penalización y quedándose, como es evidente, sin la pensión que dicho plan le prometía.

            Ahora bien, la parte oscura de los planes privados de pensiones viene después, precisamente a la hora de la jubilación y de recibir lo aportado al plan. En este sentido es de indicar que, a elección del suscriptor del plan privado de pensiones, hay diversas formas de percibir las pensiones prometidas por dicho plan pudiéndose optar entre 1º, recibir todo el capital en el momento de la jubilación, 2º, cobrar una pensión mensual durante un periodo de tiempo concreto, generalmente quince años y 3º, cobrar una pensión mensual vitalicia hasta el final de sus días.

En el primer caso, si el suscriptor opta por percibir todo el capital del plan de pensiones junto y de una sola vez, tendrá un importante incremento patrimonial ese año que se traducirá en pagar en concepto de impuestos un porcentaje enorme de esa cantidad que debería servir para garantizarle una vida digna hasta su fallecimiento. Es decir, pagará todo lo que se ha ahorrado en impuestos y algo más porque hacienda inexorablemente querrá su parte sin importarle que le haya privado a esa persona de la obtención de ingresos durante varios años.

            En el segundo caso, que consiste en percibir una concreta cantidad mensual durante un periodo de tiempo estipulado y que generalmente es de quince años, resulta que transcurrido ese tiempo ya no se percibe cantidad alguna por lo que surge la gran cuestión de que si la vida del suscriptor del plan privado de pensiones se extiende más allá de ese tiempo estipulado para percibir la pensión ¿De qué vivirá?.  Esta cuestión se complica además por el hecho de que, al menos en el momento actual, los últimos años de vida de una persona de edad avanzada son los más costosos al tener que sufragarse numerosas necesidades como residencias, ayudas domiciliarias, etc que no siempre quedan íntegra y universalmente cubiertas por el sector público.

            Finalmente, en el tercer caso se cobra una cantidad mensual inferior a la que se recibe en el segundo caso pero esta se percibe de forma vitalicia por lo que el suscriptor del plan privado de pensiones siempre percibirá pensión aunque no por ello deja de surgir la pregunta de si esta será suficiente para cubrir las necesidades de la persona máxime si nos encontramos ante una cantidad fijada con muchos años de antelación que no ha contemplado incrementos de precios al consumo.

            Desde el poder y sin informar adecuadamente a los ciudadanos se pretende que los planes privados de pensiones sean complementarios o sustitutivos al sistema público, lo cual permitiría al estado bajar la cuantía y el número de las pensiones públicas aunque, considerando el nivel salarial del país, lo cierto es que solo una mínima parte de la población puede distraer mensualmente un porcentaje de su sueldo para suscribir un plan privado de pensiones y además, considerando la forma en que se cobraría llegado el momento del cese de la actividad laboral y la cuantía de esas pensiones privadas, surge la cuestión de si verdaderamente vale la pena reducir hoy la capacidad adquisitiva de un salario para obtener en el futuro lo que puede no tener más consideración que la de una propina.

3 comentarios:

Emilio Manuel dijo...

En la actualidad soy beneficiario de un plan de pensiones de los llamados de empleo, un tipo de plan que no es publicitado por nadie, especialmente por los bancos, es cierto que este tipo de planes solo pueden realizarlo las grandes empresas y la administración si se lo propusiera, las condiciones de control y su gestión nada tienen que ver con la que gestionan las entidades financieras, son gestionadas por los trabajadores en plan de igualdad con la empresa que también hace aportaciones de capital.

Anónimo dijo...

Lo que señala don Emilio Manuel también existe en Euskadi. El que conozco más de cerca es Elkarkidetza (Ayuntamientos y diputaciones) que tiene especificidades con respecto a otros que existen, por ejemplo, en el Gobierno Vasco. Y, como señala él, mientras haya un ferreo control sindical, el que suscribe mantendrá la confianza en ese sistema que NUNCA ha de hacer sombra a la pensión pública, como mucho ha de ser un complemento.

Pero al margen de esta matización personal, los planes privados de pensiones NUNCA están libres de desaparecer. El Estado puede entrar en bancarrota, pero más tarde o temprano volverá a pagar las pensiones, pero un banco que desaparezca, jamás abonará esas “pensiones”. Y como ejemplo tenemos los EE.UU., que aunque no se publique nada al respecto en la prensa del pesebre, muy importantes empresas no van a abonar las pensiones privadas que antiguos trabajadores, ahora jubilados, suscribieron condenándolos a la miseria.

Indaguen, indaguen un poco y verán lo que está sucediendo. Pone los pelos como escarpias, utilizando una antigua expresión. Después analicen si aún les apetece suscribir una plan privado de pensiones en España.

pilar dijo...

Pues lo tenemos claro..... Las pensiones públicas están en peligro y las privadas son propinillas.... Los hijos no nos podrán ayudar porque eso no se lleva mucho por lo que veo.... Estamos jodidos.....

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