Veinte días después de que el
Gobierno PSOE-PODEMOS adoptase, el 21 de diciembre de 2020, la decisión de
cerrar los aeropuertos a los vuelos británicos, el Director del Centro de
Coordinación de Alertas y Emergencias sanitarias, doctor Fernando Simón,
manifestaba, el 11 de enero de 2021, que la cepa británica "solo tendría un impacto marginal" en nuestro país, para
terminar reconociendo, el 21 de enero de 2021, que se esperaba que dicha nueva
cepa de coronavirus fuera "una cepa dominante, aproximadamente, para mediados del mes de marzo".
Lo cierto es que en el momento en
que los británicos anunciaron la aparición de la "Cepa Británica", el
gobierno español estaba negociando con Gibraltar el tratamiento que iba a tener
la frontera entre la colonia inglesa y España tras la finalización del periodo
transitorio del Brexit previsto para el
31 de diciembre de 2021 habiéndose llegado a un acuerdo, precisamente el día 11 de enero de 2021, por
el cual el Peñón de Gibraltar se unirá al territorio Schengen, se derribará la
verja que marca la frontera y existirá libre circulación entre España y el
territorio ocupado por la Gran Bretaña pudiéndose entrar y salir de dicho
territorio sin necesidad de pasaporte dejando el control de entrada en la
península por el puerto y el aeropuerto de Gibraltar a las autoridades
gibraltareñas quienes, curiosamente, sí pedirán pasaporte para entrar en
Gibraltar a los ciudadanos procedentes de las Islas Británicas.
Ahora bien, este acuerdo resulta
gravemente perjudicial para los ciudadanos y los intereses españoles por varios
motivos: en primer lugar porque el Estado Español está elevando a rango de
estado a una entidad que no es más que una colonia dependiente de otro estado que
es el Reino Unido de la Gran Bretaña por lo que está desistiendo tácitamente de
la reclamación de la soberanía de un territorio ilegal e ilegítimamente ocupado
por una potencia extranjera y, en segundo lugar, porque considerando que la
economía gibraltareña se basa en actividades tan "honorables",
"honradas" y rentables como el contrabando, la creación de sociedades
"offshore" y el juego "on line", pensar que ese acuerdo va a ser respetado
escrupulosamente por las autoridades que ocupan y administran el territorio gibraltareño,
es simplemente.... ¡¡¡Creer en los Reyes Magos!!! (1).
Otra consecuencia negativa del
acuerdo alcanzado por el gobierno español y las autoridades que ocupan
Gibraltar, se verá a medio plazo, y será cuando la población de la colonia
británica, la cual asciende a casi 34.000 habitantes, empiece, sin generar ingresos
a la hacienda pública española y andaluza, a utilizar los servicios sanitarios
y asistenciales existentes en la provincia de Cádiz y, especialmente, en el
Campo de Gibraltar lo que llevará irremediablemente a la saturación y
degradación de los mismos.
Este acuerdo, que el gobierno de
coalición PSOE-PODEMOS quiere vender como un éxito y del que solo pueden sentirse orgullosos los
ciudadanos británicos, no es más que otro fracaso de la diplomacia española que
ha hecho renuncia de sus derechos y reivindicaciones históricas y legítimas al
no situar cualquier tipo de conversación sobre la cuestión gibraltareña dentro
del marco impuesto por el Tratado de Utrecht y las distintas resoluciones de la
Asamblea General de Naciones Unidas sobre Gibraltar. Una vez más, el gobierno
español persiste en una política exterior claudicante mientras que la
"patriótica" oposición integrada por el Partido Popular, Ciudadanos y
VOX, guardan un vergonzoso y vergonzante silencio aunque, desde luego, al igual
que no se puede esperar que un olmo nos proporcione peras no se podía esperar
otra cosa de gentes cuya baba se les cae mientras se postran de rodillas ante
la figura de Margaret Thatcher.
(1) Las autoridades británicas del Peñón nos han obsequiado, en no pocas ocasiones, con imágenes tan amistosas y generadoras de confianza como las de sus patrulleras entorpeciendo la persecución de las planeadoras de contrabandistas por parte de la Guardia Civil. ¿Y con esta clase de gente hemos llegado a algún tipo de acuerdo?