¡¡¡Plurinacional!!!,
¡¡¡Plurinacional!!!, ¡¡¡Estado plurinacional!!!. Tal es la letanía que sectores
situados en la izquierda política de nuestro país elevan a todos los micrófonos
de los distintos medios de comunicación que se les acercan como solución
definitiva al problema de la articulación territorial del estado. Más ¿Qué
entienden ellos por estado plurinacional? Eso ya no lo dicen entre otras cosas
porque son los mismos que hace cuarenta años renunciaron al estado federal al
portar en sus genes, aunque con grandes complejos, el viejo lema jacobino de
"República, una e indivisible" y al carecer de cualquier proyecto
constructivo de estado.
Sería impropia de una página
carlista oponerse a la idea de la Constitución Plurinacional del Estado Español
porque el Carlismo, profundo conocedor de la Historia y de las tradiciones
políticas de nuestro país, siempre ha sido consciente del hecho de que España, desde sus orígenes, han
sido Las Españas, esto es, un estado plurinacional con múltiples soberanías
políticas reunidas en lo que se llamó la Monarquía Hispánica. Ahora bien, lo
que no es incompatible con la tradicional reivindicación carlista del estado
plural de soberanías compartidas es la denuncia de los hipócritas y de arribistas
que se apuntan a la idea del estado plurinacional bien por puro oportunismo y
sin tener las ideas claras o bien como una fase más hacia su deseada
desintegración del estado.
Dentro del numeroso grupo que los
que se han apuntado a la moda de la reivindicación del "Estado
Plurinacional", están los viejos centralistas que crearon el Estado de las
Autonomías como un engañabobos para satisfacer los deseos de los pueblos
integrantes de Las Españas pero sin intención alguna de realizar las mínimas
transferencias recogidas en la Constitución de 1978. A este grupo también
pertenecen los antiguos federalistas que, sin ni siquiera haber leído a Pi y Margall,
jamás han tenido idea clara de lo que era el federalismo ni de lo que ello
significaba. Para estos el Estado Plurinacional es una expresión vacía de
contenido que puede servir para sostener lo que ya resulta insostenible, el
estado constitucional de 1978, durante unas décadas más.
Para otros, posiblemente una minoría
pero que tiene las ideas tan claras como las malas intenciones, el "Estado
Plurinacional" sería la fórmula jurídica-política que, transcurridos unos
años, permitiría acusar a ese estado de imperialismo pues, al fin y al cabo,
todo "Estado Plurinacional" es un imperio porque con tal palabra se
alude a un estado multicultural, multiétnico, multirreligioso, etc... y
solicitar, bajo cualquier pretexto, la liquidación de ese imperio.
Por otro lado llama poderosamente la
atención una cosa en la que nadie ha incidido hasta ahora y es la relativa a
cual sería la fórmula política que uniría o articularía esa plurinacionalidad
del estado pues un estado plurinacional puede tener la fórmula federal o
confederal como nexo común de unión entre las distintas nacionalidades al igual
que un mismo estado plurinacional puede tener como nexo de unión exclusivamente
la fuerza y el poder y no respetar singularidad nacional alguna (por ejemplo el
Imperio Turco y el Imperio Ruso y posteriormente la URSS).
Para
los carlistas la constitución del Estado Plurinacional siempre ha estado clara.
El estado queda constituido federalmente por la suma de entidades históricas
soberanas que se rigen por sus propias leyes emanadas de sus propias
instituciones políticas locales con un estado central mínimo que se ocupe de la
defensa común, de la política monetaria, de la política exterior y de poco más
sin que el estado pueda dictar normas que invadan la soberanía de ninguna nacionalidad
o vaya contra las constituciones soberanas de cada estado federado y todo ello
con una Jefatura del Estado en forma de monarquía que tendría grandes prerrogativas
como suprema magistratura y símbolo común del Estado y de permanencia del
mismo. De este modo el estado no tendría una constitución única como los
estados liberales nacidos de la Revolución Francesa sino que la Constitución
del Estado sería el resultado de la suma de todas y cada una de las
Constituciones de las nacionalidades que lo integran.
Además y según la teoría política
del Carlismo cada una de las nacionalidades tendría el derecho a su propio
desarrollo normativo y fiscal pactando el estado anualmente la aportación
económica al mismo de cada una de las nacionalidades. Ahora bien, consecuencia
lógica de este desarrollo normativo autóctono, es que se rompería la igualdad
de todos los españoles por dos razones: la primera, porque el desarrollo
normativo y fiscal propio haría que hubiera nacionalidades donde se permitieran
determinadas acciones y otras en las que no (por ejemplo podría existir el
aborto en una nacionalidad y no en otra o en una nacionalidad se podría
considerar delito fumar y en la nacionalidad de al lado no) y la segunda,
porque indudablemente existirían nacionalidades más ricas y/o mejor gestionadas
que otras donde habría más trabajo o la renta per cápita sería más elevada, lo
que conllevaría a tener mejores servicios públicos. Evidentemente esta segunda
consecuencia se podría paliar con eñ adecuado ejercicio de la justicia
distributiva por parte del estado central que crearía algún tipo de fondo de
emergencia o caja común de compensación, pero en este caso se ha de tener muy
claro que tales instituciones económicas comunes solo sirven para paliar los
problemas pero no para resolverlos pues en el estado plurinacional la solución de
estos está fundamentalmente encargada a cada uno de los gobiernos soberanos que
lo integran.
Así pues hay que tener muy claro que
el Estado Plurinacional la única igualdad que reconoce es la igualdad en el
derecho a ser desiguales y a desarrollarse desigualmente cosa que mientras
muchos miembros de la casta política ignoran al haberse apuntado a la moda del
Estado Plurinacional como el que se apunta a la moda Punk o a la moda Rocker,
otros la conocen pero no reconocen conocerla en espera de poder apelar a esa
desigualdad para liquidar la existencia del estado común.