Tras seis meses de una "gran
política parlamentaria" exclusivamente al servicio de los representes de
una casta política enriquecida con nuevas incorporaciones y a falta de acuerdos
para formar un gobierno que afrontase las imperiosas necesidades y demandas de
los ciudadanos, se ponía fin a la XI Legislatura con una nueva convocatoria
electoral que se ha celebrado el pasado Domingo 26 de Junio del 2016.
En esta convocatoria electoral, la
realidad se ha impuesto a las encuestas y
los resultados no han podido ser más duros e inmisericordes para las nuevas
formaciones emergentes, "Ciudadanos" y "PODEMOS".
El Partido Popular, el partido de
los recortes y de numerosas tramas de corrupción actualmente judicializadas, ha
resultado el ganador alzándose con 137 escaños, 14 más que hace seis meses, y
recuperando setecientos mil votos respecto a las elecciones de Diciembre, que
sin duda proceden en su mayoría de los cuatrocientos mil votos perdidos por
"Ciudadanos", aunque tampoco hay que descartar que se haya llevado
algunos miles de votos tanto del PSOE como de "PODEMOS".
Por su parte, el Partido Socialista
Obrero Español (PSOE) ha frenado su caída y aunque ha perdido cinco diputados y
ciento veinte mil votos se mantiene como segunda fuerza política lo que, dadas
las circunstancias generales del país y particulares de este partido, constituye
un éxito. Los votos perdidos por el PSOE han ido en su mayoría a la abstención
y solo una minoría se habrán desviado a "PODEMOS" e incluso al Partido
Popular.
Las dos fuerzas emergentes,
"Ciudadanos" y "PODEMOS", han sido las más castigadas por
el electorado, castigo que tiene fácil explicación en el caso de
"Ciudadanos", pero que resulta mucho más complejo en el caso de
"PODEMOS".
"Ciudadanos", ha perdido
cuatrocientos mil votos y ocho diputados fruto de ser un partido
estructuralmente improvisado, con un ideario no menos improvisado y con un
espacio político indefinido e inestable, pero sobre todo por haber elaborado
durante la extinta XI legislatura la errática política de querer presentarse como
lo nuevo e inmaculado y haber ido a alcanzar un "acuerdo", que no era
nada más que un mero "brindis al sol" carente de sustancia, con una
parte de la vieja casta política, esto es con el Partido Socialista Obrero
Español.
"PODEMOS", por su parte se
ha convertido en la gran sorpresa. Si en un principio todo apuntaba a que
quedaría como segunda fuerza política sobrepasando al PSOE al sumar a los cinco
millones de votos obtenidos en las elecciones del 20 de Diciembre pasado el
millón de votos obtenido en esas mismas elecciones por la coalición Izquierda
Unida con la que concurría conjuntamente a estos comicios, resulta que se
mantiene a duras penas con el mismo número de diputados, 71, perdiendo un
millón doscientos mil votos que se han repartido entre el PSOE y la abstención.
La causa de este gran fracaso debe
encontrarse en varios factores importantes: el primero de ellos es que, al
igual que "Ciudadanos", el gran activo de la formación que lidera
Pablo Iglesias era el presentarse como
algo nuevo, ajeno a lo existente e inmaculado en cuanto a corrupción se
refiere; activo que perdió en el momento que se mostró dispuesto a pactar con
una parte de lo viejo y lo corrupto como era el PSOE. ¿Es que los líderes de
PODEMOS no se acordaban de quien nos metió en la OTAN? ¿Es que tampoco se
acordaban del GAL, FILESA, MALESA? ¿Es que también ignoraban quienes iniciaron
la degradación del mercado laboral en España con varias reformas laborales y a
quienes se debe la congelación de las pensiones?. No obstante, redundando en la
liquidación de su principal activo, no han dudado en contradecirse constantemente para pactar una coalición
electoral con Izquierda Unida, que además de no ser lo nuevo y tener su cuota
de participación en la corrupción política generalizada, era calificada hace
tan solo seis meses por Pablo Iglesias como el
"enano gruñón".
En segundo lugar, en PODEMOS también
han concurrido ciertas desviaciones morales que ponen de manifiesto que
"lo nuevo" simplemente quiere renovar "la casta" para
obtener "su parte del pastel" como indica la cena a ciento sesenta
euros el cubierto que los líderes de la formación morada tuvieron a bien
degustar en el puerto de Mallorca tras un mitin electoral y que marca maneras
en aquellos que presentándose como apóstoles de la verdad y de la justicia, terminan
mostrando las mismas actitudes que denuncian en otros a los que califican de
"casta" demostrando que en poco o en nada se diferencian.
En definitiva, el descenso electoral
de "Ciudadanos" obedece a una corrección de tendencia entre los
electores similar a la que en su día fue acabando con el Centro Democrático y
Social (CDS) como fuerza parlamentaria al quedar absorbido su espacio político
por el Partido Popular, mientras que el descenso de "PODEMOS" es
mucho más grave al obedecer a una pérdida de confianza y de credibilidad entre
sus votantes.
En cuanto a aritmética se refiere,
los resultados arrojados por las elecciones del 26 de Junio dejan un panorama
exactamente igual al de las elecciones del 20 de Diciembre donde ningún partido
tiene mayoría absoluta y la formación de un gobierno depende de acuerdos entre
más de dos partidos y que no pueden ser calificados nada más que de
"acuerdos antinaturales".
Un acuerdo entre Partido Popular y
Ciudadanos no llega a una mayoría suficiente para gobernar y requeriría además
la abstención del PSOE, lo que supondría "un acuerdo antinatural" que
además pasaría factura negativamente al PSOE en las próximas elecciones.
Un acuerdo entre PSOE y
"PODEMOS" además de no alcanzar una mayoría suficiente para formar
gobierno y tener menos fuerza que si se hubiera alcanzado dicho acuerdo hace
seis meses, requeriría de una impensable abstención del Partido Popular y del
apoyo de otras minorías parlamentarias a las que la gobernabilidad del estado
no les interesa porque están en otros procesos siendo todo ello también
perjudicial para el PSOE cara a las próximas elecciones.
La única forma de que se forme
gobierno atendiendo a la composición del parlamento resultado de las elecciones
del 26 de Junio es ejercitando la política de la desvergüenza. Una política donde
las distintas fuerzas, no tengan vergüenza en hacer en esta XII legislatura lo
mismo que pudieron hacer en la anterior y no hicieron provocando al erario
público el innecesario gasto de unas nuevas elecciones y todo ello no teniendo
vergüenza en dar alguna justificación absurda del porque pactan ahora y no lo
hicieron antes.
Otra posibilidad, es que las fuerzas
políticas decidan hacer una política de desvergüenza e imagen y no tengan
vergüenza en pactar la formación de un gobierno de duración limitada, por ejemplo
seis meses, un año o dos, para luego dejarlo caer convocándose nuevas
elecciones, lo que permitiría a los miembros de la casta política transmitir a
la opinión pública española la falsa imagen de que se ha impedido otra
legislatura fallida, aunque también deberían de desprenderse de toda vergüenza
a la hora de buscar alguna explicación absurda sobre el por qué no hicieron
esto hace seis meses y lo hacen ahora.
En definitiva, las elecciones
generales del 26 de Junio del 2016, en las que la abstención ha alcanzado un
30´16 por ciento (un 3´36 por ciento más respecto a las elecciones del 20 de
Diciembre del 2015) no aclaran el panorama político dejando abierta la
posibilidad de nuevas elecciones para Diciembre próximo o dando a elegir a
todas las fuerzas parlamentarias entre desarrollar en la XII Legislatura una
política de la desvergüenza o una política de la desvergüenza e imagen.