La
Asociación 16 de Abril, organización carlista de memoria histórica y
pensamiento crítico, en relación a la polémica abierta en la vida política
navarra con motivo de la derogación de la “Ley de Símbolos de Navarra” y la
convocatoria de una manifestación para el 3 de junio “en defensa de la bandera
de Navarra”, quiere manifestar las siguientes consideraciones:
1-
Una bandera es uno de los símbolos de identidad política más importantes que
tiene todo tipo de comunidad territorial. Representa, o debería representar, no
solamente al partido gobernante en un momento temporal concreto sino al
conjunto de la ciudadanía en el devenir histórico. Por lo tanto el uso
institucional de cualquier bandera conviene que esté fundamentado en un
consenso lo más amplio y transversal posible, ya que la identidad colectiva de
un pueblo no se construye desde la administración pública sino desde la
sociedad civil.
2- La
“Ley de Símbolos de Navarra” fue aprobada en 2003 por el Parlamento de Navarra,
con el fin de prohibir el uso de la bandera vasca ikurriña en determinados
ayuntamientos navarros, al mismo tiempo que en cambio permitía la
utilización de la bandera española bicolor o de la bandera europea de las
doce estrellas.
3- El
30 de marzo del presente año un Parlamento con la misma legitimidad democrática
que el del 2003 decidió derogar esta Ley, permitiendo así el uso de la
ikurriña. Desde posiciones políticas diferentes a la nueva mayoría
parlamentaria se reaccionaría con la convocatoria de una manifestación de
protesta para el 3 de junio, presentando el uso de la ikurriña como
incompatible con la bandera propia de Navarra.
4-
Las fuerzas políticas que sostienen al actual Gobierno de Navarra han
respondido con el anuncio de la presentación de mociones en diferentes
ayuntamientos con el objetivo de que el 3 de junio solamente sea izada la
bandera de Navarra. De esta manera quieren expresar que en ningún momento
cuestionaron la bandera navarra, a la que reconocen como la única bandera
específica de Navarra como comunidad singular, sino que únicamente
decidieron permitir la utilización de la ikurriña, que asocian con la
dimensión vascona de la identidad de Navarra. Asociación tan legítima en
términos democráticos, se esté o no de acuerdo con ella, como la que otros
sectores realizan de la bicolor con la dimensión hispánica de la identidad de
Navarra.
5-
Desde Unión del Pueblo Navarro (UPN) se ha mostrado disconformidad con esta
propuesta, sosteniendo que únicamente deben ondear la navarra, la bicolor y la
de las doce estrellas “por estar en Navarra, en España y en Europa”.
Evidentemente para UPN Navarra no forma parte de ninguna colectividad vasca. Si
su planteamiento no fuera vascófobo no cerrarían la puerta a la posibilidad de
una bandera de identidad vasca diferente a la ikurriña, como podría ser el
arrano beltza.
6- La
ikurriña lleva décadas siendo rechazada por un sector de la sociedad navarra,
pero la bicolor también. Ambas banderas, a lo largo tanto del tiempo como del
espectro ideológico, han estado y están revestidas de una significación
totalmente divergente entre diferentes sectores de la sociedad. Su
identificación en determinados momentos con una manera muy particular de
entender la identidad colectiva desde la lógica excluyente del Estado-Nación,
tanto desde el secesionismo vasquista como desde el unionismo españolista, ha
llevado a convertir lo que deberían ser símbolos de hermandad en motivos de
conflicto.
7- Aunque en nuestra Historia los carlistas hemos
utilizado ambas banderas, no compartimos el significado original de ninguna de
ellas, sino que las hemos adoptado en épocas muy concretas en el marco de un
clima de consenso que resignificaba su contenido simbólico. Así la bicolor,
bandera de la Milicia Nacional, oficializada como símbolo español por
un Real Decreto de la llamada Isabel II en 1843, se consolidaría en
el siglo XIX e incluso sería mantenida por el régimen de la I República
Española. En ese contexto sería empleada por Carlos VII y por el Ejército legitimista.
La ikurriña, diseñada por Sabino de Arana y asumida en un principio
solamente por el PNV, al ser perseguida por el franquismo sería
resignificada como un símbolo de libertad por la oposición democrática. En esa
coyuntura sería aceptada por Carlos Hugo I y el Partido Carlista.
8- La
sociedad navarra no necesita más guerras de banderas ni más fracturas
identitarias, sino que se resuelvan los graves problemas que afectan a la vida
de sus ciudadanos y ciudadanas, como por ejemplo la amenaza que implica el
proyecto de la planta de lodos de Montejurra. Desde esta perspectiva
consideramos que el actual conflicto solamente puede tener dos soluciones: una
sería la colocación junto a la bandera navarra de la ikurriña así como de la
bicolor, como expresión y reconocimiento de las diferentes sensibilidades
identitarias que conviven en la sociedad navarra; la otra, dado que ni la
ikurriña ni la bicolor generan consenso ni siquiera entre los que al margen de
todo nacionalismo reivindican tanto la identidad vascona del Reino de Navarra
como la identidad hispánica de Euskal Herria, sería establecer únicamente la
bandera navarra, no permitiendo más compañía que la oficial del municipio
correspondiente en el caso de los ayuntamientos.
9-
Esta última medida no nos parece descabellada en un momento como el actual en
el cual está más que demostrado que la bandera navarra es la única enseña con
la que se identifica el pueblo navarro en su conjunto, con la que todos y
todas se identifican, desde el secesionismo vasquista hasta el unionismo
españolista. Tampoco tendría por qué tener carácter definitivo, si en el
futuro, en el marco de un proceso de cambio político más amplio, que superase
la lógica monocéntrica del Estado-Nación, la ikurriña y la bicolor fuesen
objeto de un nuevo consenso resignificador, o emergiesen en cambio banderas
alternativas para expresar la identidad vascona e hispánica del Reino de
Navarra. La Historia da muchas vueltas, y únicamente a modo de ejemplo queremos
señalar el caso de José Ángel Zubiaur Alegre, destacado fundador de UPN en
1979, que no muchos años antes aceptaba una autonomía conjunta para toda Euskal
Herria, rechazando únicamente la simbología aranista: la ikurriña como bandera
y la denominación de Euzkadi.
Asociación 16 de abril
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