Con motivo en este año 2006 del setenta y cinco aniversario del 14 de Abril de 1931, así como del setenta aniversario del 18 de Julio de 1936 se impone, lejos de intereses partidistas y pasiones infantiles, una reflexión totalmente alejada de intenciones propagandísticas sobre estas y otras fechas claves en la Historia política de Las Españas.
Desde mediados del siglo XVIII que significó en nuestro país un repunte creciente hasta el presente del poder de la aristocracia sometida, de agrado o por la fuerza, al poder real y a las Leyes de la Corona gracias a la política del Cardenal Cisneros, se fue creando una clase adinerada y propietaria que progresivamente iba quitando derechos sociales al pueblo llano cuyas esperanzas quedaban depositadas en el siguiente sucesor a la Corona o en algún político de los llamados "reformistas" que pululaban por la Villa y Corte, buscando más la simple popularidad y el medro personal que una transformación real de lo existente. Así España entro en el Siglo XIX, con mayores diferencias sociales que en el siglo anterior y empezaron a sucederse fechas claves que significaban la esperanza e ilusión de todo un pueblo.
La primera de las fechas esperanzadora de nuestra historia fue aquel 2 de Mayo de 1808, donde el pueblo de Madrid se lanzó en inferioridad de condiciones y férrea voluntad contra el ejército francés detrás del cual venían unas ideas que atentaban directamente contra la sustancia de la estirpe hispánica. Los españoles derrocharon ilusión no solo por expulsar al invasor galo, sino también porque la España que surgiera después fuera diferente, muy diferente, a la que había existido hasta entonces, ya que mayoritariamente la clase dirigente de nobles y militares que vivían parasitariamente en los palacios se mantenía al margen de las necesidades y sufrimientos nacionales paseando charreteras y miriñaques por los salones de las grandes casas ajenos a los anhelos y necesidades del sustrato de todo Estado que es el pueblo, pero tras la retirada napoleónica aconteció, lo único que aquellos héroes no habían sopesado jamás: LA TRAICIÓN.
Fernando VII, el Deseado, el mismo que vivía cómodamente en Bayona mientras que sus súbditos derramaban generosamente su sangre en la Península Ibérica por ceñirle la corona llegando incluso a las mayores de las felonías al felicitar al Emperador por sus victorias sobre aquéllos y que años más tarde, cuando se puso a recorrer él "el primero la senda constitucional", no dudaba en salir al balcón de palacio a denunciar a sus más fieles realistas; inició la política, imperante en España desde entonces y hasta nuestros días, de la camarilla, gobernando como se ha gobernado desde aquel tiempo, sin cabeza ni corazón, apoyándose en una minoría egoísta en exclusivo beneficio de los intereses de unos pocos.
Ya consolidada la política de camarilla en el Reinado de Isabel, llamada la II, surge la segunda fecha clave en la intrahistoria de los españoles: el 18 de Septiembre de 1868, fecha ésta en que se expulsaba a la esposa de "Paquito Natillas" y bajo cuyo reinado se habían liquidado los bienes comunales de municipios y gremios en beneficio de la vieja clase aristocrática y burguesa que de éste modo se convertía en latifundista en detrimento de los campesinos y de los habitantes de las pequeñas villas que desposeídos de todo no les quedaba más remedio que emigrar a las grandes ciudades y alquilar su fuerza de trabajo por un mísero salario convirtiéndose así en proletario explotado. "La Gloriosa" como se dio en llamar aquella revolución acaecida en Septiembre de 1868 fue acogida por el pueblo llano español con esperanza e ilusión y significó un momento que pudo ser clave para el cambio político y social en España. La Gloriosa, abrió la posibilidad a una república o a un federalismo que hubiera permitido una feliz unión no solo entre las Españas peninsulares sino también entre éstas y las Españas de ultramar que aún quedaban e incluso a un cambio de dinastía en la persona de Carlos VII, una dinastía más legítima, más sana, política y biológicamente hablando, sin vínculos interesados con las minorías poderosas. Pero nuevamente se impuso la política de camarilla y unos pocos, exclusivamente guiados por la defensa de sus intereses particulares empezaron a conspirar en beneficio propio y así arrastraron la corona de España por todas las Cortes Europeas ofertándola en vulgar subasta hasta que, desdeñada por todos los príncipes, se proclamó una república que solo sirvió para el lucimiento parlamentario de una minoría de lenguarones de postín que cifraban sus máximas aspiraciones vitales en rimbombantes y bellos discursos alejados de cualquier realización practica y beneficiosa para el país. Y de este modo el pueblo de las Españas, volvió la espalda nuevamente defraudado y traicionado hasta que, salió el espadón de Martínez Campos en defensa de la camarilla de los exiliados de París y dio un golpe de estado restaurando a la dinastía expulsada en la persona del hijo de Isabel, llamada la II.
Los más de cincuenta años de Restauración, como se llamó la época del reinado de los "Alfonsos" (el llamado XII y el llamado XIII) fue un periodo nada fructífero para el buen pueblo de los españoles en los que este solo dio pruebas de vitalidad en no pocos motines y barricadas de las ciudades industriales, fue una época en la que se liquidaron las Españas de ultramar abandonándolas al imperialismo anglosajón y en la que en defensa de las propiedades e intereses económicos de la camarilla de siempre se enviaba a miles de hijos del pueblo a morir en las tierras del Norte de Marruecos, sin ni siquiera tener un programa de colonización que hubiera permitido mejorar en fortuna a muchos españoles. Y de este modo se llega a la gran fecha de la que este año se conmemora el setenta y cinco aniversario: el 14 de Abril de 1931.
El 14 de Abril de 1931, el pueblo español recupera la ilusión y la esperanza mayoritariamente dormida durante la Restauración, se echa a la calle con alegría desbordante, pues sin duda espera la instauración de una política transparente, sin camarillas ni intereses oscuros de unos pocos, mejoras sociales y políticos sustanciales, pero pronto, surge de nuevo "la Camarilla". Unos pocos políticos y de esos que llaman "intelectuales" muchos de los cuales habían bienvivido durante el régimen anterior de la Restauración y que en las horas siguientes a aquel 14 de Abril habían permanecido escondidos en espera de lo que pudiera ocurrir lanzan la República contra muchos españoles que bien hubieran podido ser ganados para el nuevo régimen y al tiempo que dicen promover un gran plan de educación nacional, cierran colegios y escuelas por el simple hecho de ser congregaciones religiosas quienes los gestionaban, al tiempo que hablan de libertad de expresión niegan el derecho a la expresión del más íntimo y personal sentimiento que es el de la religión... y así, aquel recibimiento prácticamente unánime de la matrona republicana se va resquebrajando, multitudes populares se escandalizan y desengañan afirmando "esto no es, esto no es" y una pequeña camarilla excluida de los beneficios del negocio político del momento, empieza a conspirar hasta llegar a la penúltima fecha clave en la ilusión de los españoles: el 18 de Julio de 1936.
El 18 de Julio de 1936, no solo significa, como muchos pretenden interesadamente, el día en que se produjo un golpe de estado que derivó en una trágica guerra civil. Esta fecha es un nuevo momento de ilusión para el pueblo español que arremete contra una República que había traicionado sus expectativas y que espera construir algo mejor, pero lamentablemente también es la fecha en la que el pueblo, haciéndolo todo y pudiéndolo todo, es traicionado por la camarilla de generales levantiscos muchos de los cuales, fueron el gran apoyo del 14 de Abril de 1931 y que fueron excluidos del reparto del botín que toda política española significa desde el Siglo XIX. Aunque se diga malintencionadamente lo contrario, en el 18 de Julio de 1936, también hubo pueblo y no poco al lado de los alzados y aun se pueden ver fotografías de aquel día en la Plaza del Castillo de Pamplona o de muchas unidades de combatientes en los que se ve el rostro quemado por el sol durante innumerables jornadas de trabajo en el campo que contrasta con las maneras afeminadas y la delicadeza de cutis de los que luego medrarían en el régimen franquista. Así pues el pueblo español fue nuevamente traicionado y desilusionado aquel 18 de Julio de 1936 pues luchaba y derramaba generosamente su sangre por algo muy distinto a lo que después vendría.
Y por último, aparece la última fecha clave en nuestra intrahistoria, el 22 de Noviembre de 1975, fecha esta en la que ya, muerto y enterrado, el general Franco, llega a la Jefatura del Estado su sucesor Juan Carlos de Borbón iniciándose lo que se dio en llamar la "Transición". La "Transición" no solo significaba un cambio de régimen sino que para la inmensa mayoría del pueblo español era otro nuevo periodo de ilusión, esperanza, alegría, utopía.... era un nuevo retorno al tiempo de "poderlo todo", pero como siempre... nada de lo que se hacía o se pretendía era para el beneficio general, sino nuevamente solo para la "Camarilla" y la camarilla negoció, pactó, hizo y deshizo y al final logró prevalecer abriéndose a nuevas incorporaciones. Así se dijo "Sí" a lo que antes se había dicho "No" (por ejemplo la OTAN), se aseguró la inviolabilidad de algunos extraños y oscuros negocios, se garantizó la intocabilidad de determinadas familias que casualmente siempre aparecen en las grandes fechas de la Historia de España en uno u otro lado y que, portando sus antecedentes penales en sus apellidos, siempre terminan imperando y espléndidamente viviendo con independencia del régimen o líder político de turno. Y así se termina llegando al día de hoy, la "Transición" fue una nueva traición al pueblo español que desde entonces da constantes muestras de total falta de vitalidad viviendo en el absurdo intelectual y político siéndole indiferente su propia suerte colectiva y con una paz de espíritu solo propia de los camposantos.