El resultado obtenido en las pasadas elecciones autonómicas catalanas del 28 de Noviembre del 2010 tiene numerosas lecturas e interpretaciones que arrojan luces y sombras sobre la situación política catalana y española. Las valoraciones han sido múltiples y, como siempre ocurre en estos casos, cada uno ha visto lo que ha querido ver pues mientras que para unos suponen un triunfo del centro derecha que augura una hecatombe electoral del PSOE en las próximas elecciones generales, para otros es un triunfo del soberanismo catalanista que generara tensiones entre Cataluña y el resto de España. No obstante los resultados electorales catalanes reflejan algunas importantes cuestiones sobre las que reflexionar como son las siguientes:
1º.- A pesar de haberse reducido en algo más de un tres por ciento en estas elecciones parece ser que la abstención en los comicios autonómicos catalanes se ha consolidado en el cuarenta por ciento, porcentaje éste del que no se ha bajado jamás en los últimos cuatro comicios autonómicos, convirtiéndose la abstención en la primera fuerza política catalana y reflejando, junto con el incremento en casi un uno por ciento del voto en blanco, el cansancio de la ciudadanía por tanta palabrería huera emanada de los dirigentes políticos.
2º. El triunfo de Convergencia i Unió (CiU) refleja el deseo de los catalanes de retornar a los tiempos de esplendor y bienestar que se vivieron en Cataluña durante los veinte años de gobierno convergente presidido por el honorable Jordi Pujol gracias, sobre todo, a la muy hábil táctica de sacar ante el gobierno central la “zanahoria” de la cooperación en la estabilidad y la gobernabilidad del estado a cambio de transferencias económicas o de inversiones estatales millonarias en Cataluña o de blandir un “palo” si tales inversiones o transferencias no se verificaban sacando a pasear el espantajo del independentismo. No obstante, CiU podrá intentar volver a la táctica del “palo y la zanahoria”, pero esta vez poco o nada podrá sacar de un estado central que se encuentra al borde de la suspensión de pagos.
3º. El presumible independentismo radical representado por Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) sufre el más duro castigo recibido por los partidos del gobierno tripartito y no solo pierde 11 de los 21 escaños que tenía en la anterior legislatura sino que pierde casi doscientos mil votos mayormente en beneficio del nuevo partido “Solidaritat per la Independencia” de Joan Laporta y solo ligeramente a favor de Convergencia i Unió.
4º. Iniciativa per Catalunya-Els Verds, a pesar del desgaste lógico que produce el participar en las acciones de gobierno, solo pierde dos escaños y poco más de cincuenta mil votos por lo que se puede afirmar que aguanta el tirón convirtiéndose en el partido del gobierno “Tripartito” menos castigado a causa, muy posiblemente, de ser el que ha mantenido durante todos estos años un discurso más coherente con su esencia ideológica sin renunciar jamás a un discurso social en beneficio de un oportunista discurso nacionalista.
5º. El Partido Socialista de Catalunya, sufre otro descalabro solo comparable al sufrido por ERC y obtiene los peores resultados de su historia perdiendo 9 escaños y, lo que es peor, más de doscientos mil votos. El motivo de este descalabro no solo hay que buscarlo en la aventura que ha supuesto en estos últimos años el abandono del tradicional discurso izquierdista del P.S.C.-P.S.O.E en beneficio de un oportunista discurso nacionalista con el que pretendían crecer fundamentalmente a costa del electorado de CiU, sino que, sobre todo, se encuentra en la grave crisis económica que está asolando España y también Cataluña donde se producen uno de cada tres Expedientes de Regulación de Empleo (EREs) que se dan en España y que con setecientos mil parados tiene una tasa de paro de casi el veinte por ciento. No obstante los resultados obtenidos por el PSC en estas elecciones autonómicas no son extrapolables a las futuras elecciones generales porque puede llegar a recuperar buena parte del voto perdido si reorganiza su discurso en los próximos meses aunque ciertamente, la tendencia electoral del Partido Socialista en toda la geografía española es a la baja a causa, reiteramos, de la gravísima crisis económica.
6º. El Partido Popular (PP) tiene un avance solo moderado y aunque incrementa en cuatro el número de escaños obtenido y en algo más de setenta mil el número de votantes no ha superado en porcentaje de voto los resultados electorales obtenidos en las elecciones catalanas de 1999. No obstante es de indicar que este partido se ha enfrentado en estas elecciones catalanas al menos a una importantísima sangría electoral representada por el Partido de extrema derecha “Plataforma per Catalunya” liderado por Josep Anglada que, a pesar de no lograr representación, ha conseguido algo más de setenta y cinco mil votos lo que en aplicación de la Ley D´Hont hubieran representado dos escaños más para el PP.
A diferencia de lo que ocurre con el PSC, los resultados electorales del Partido Popular si son extrapolables a las elecciones generales pues no solo se puede esperar que repita los resultados sino que los mejores al agrupar el voto que en estas elecciones autonómicas ha obtenido “Plataforma per Catalunya”.
7º. La fuerte entrada en el parlamento catalán con cuatro escaños y algo más de cien mil votos del partido del expresidente del Barcelona Fútbol Club, Joan Laporta, representa más bien el voto de protesta y antisistema que el voto propiamente independentista. El partido “Solidaritat per la Independencia” (SI) supone la reproducción de un fenómeno sociológico que se puede denominar “Hooliganismo” en política y que durante los años noventa del siglo pasado estuvo representado en España por Jesús Gil y que en la actualidad está presente en Italia con Berlusconi. Este “Hooliganismo” político presenta en todos los casos unas características comunes tales como que los líderes políticos de estos partidos son empresarios con negocios mejor o peor conocidos que se hacen con la presidencia de populares equipos de fútbol y que utilizan dichas presidencias para mantener poses populistas y lanzarse a la política.
El éxito electoral del partido de Joan Laporta demuestra que el histrionismo se vende muy bien en política y aunque hoy por hoy no es más que una anécdota sin aparente importancia hay que tener presente que Hitler también fue considerado en su momento un simple histrión.
8º. El partido “Plataforma per Catalunya” de Josep Anglada no logra, a pesar de haber obtenido más de setenta y cinco mil votos, entrar en el Parlamento Catalán lo que realmente y atendiendo a los mensajes electoralistas lanzados por muchos partidos con representación parlamentaria no constituye en sí una buena noticia porque lo que ha determinado que este partido no entre en las instituciones es que su discurso xenófobo ha sido recogido en gran medida por otros partidos políticos que lo han hecho propio.
9º. Por último, y aunque no se puede negar que la supuesta representación nacionalista y soberanista en el parlamento catalán se ha incrementado en esta legislatura contando con 76 parlamentarios autonómicos frente a los 68 parlamentarios de la anterior no es de temer, en principio, ninguna deriva aventurera hacia la independencia porque a pesar de los discursos más o menos vehementes que puedan lanzar en algún momento los líderes políticos ninguno de ellos va a aprovechar la mayoría absoluta que tiene esta representación en el parlamento para llevar al mismo un proyecto de Ley que declare la independencia.
En definitiva, los resultados electorales en Cataluña suponen el triunfo del mensaje y de la política continuista que han padecido los catalanes en particular y los españoles en general desde la aprobación del primer Estatut de Catalunya en 1979, sin rupturas traumáticas, tal vez con algún exabrupto verbal de vez en cuando, pero sobre todo con menos dinero y con una situación económica general que roza lo dramático.