Seis meses después de las elecciones
generales del 20 de Diciembre, ante la falta de acuerdo entre las distintas
fuerzas políticas para formar gobierno, se ha dado por finalizada la XI
Legislatura, la cual pasará a la historia como la más corta de los últimos cuarenta
años, convocándose nuevamente a los españoles a otras elecciones a las que
acudirán alegremente, el próximo 26 de Junio, sin hacer un examen crítico de lo
ocurrido ni exigir responsabilidades, como mínimo, por el nuevo gasto público
provocado por unos pequeños hombrecillos ególatras cultivadores de una política
mezquina.
No hacía falta ser muy avispado para
llegar a la conclusión de que los resultados electorales del pasado 20 de
Diciembre imposibilitaban la formación de un gobierno estable que durase al
menos la mitad de la legislatura y es que aquí es imprescindible distinguir
entre formación de gobierno y estabilidad del mismo. Con los resultados del
20-D la formación de un gobierno hubiera sido relativamente fácil acudiendo a
la vía de los 161 propuesta por el líder de PODEMOS a Pedro Sánchez, pero tal
gobierno habría sido totalmente inestable al ser un tripartito y al tener que
acudir al apoyo puntual de ERC, Bildu, PNV y Democracia y Libertad para aprobar
los presupuestos generales por lo que dicho hipotético gobierno hubiera caído
en el momento en que cualquiera de las tres formaciones que lo integrasen o
cualquiera de las minorías que lo apoyasen le diera la espalda siendo un
gobierno de una duración muy corta tras la cual habría que haber convocado
nuevas elecciones.
Ante este panorama surge
irremediablemente la pregunta ¿Por qué no se convocaron nuevas elecciones desde
el primer momento y se ha estado seis meses mareando la perdiz mientras que los
ciudadanos afrontan como pueden el progresivo empobrecimiento al que les ha
avocado la actual crisis económica?. La respuesta a esta pregunta no puede ser
más desoladora ya que solo puede encontrarse en la imperiosa necesidad de los
distintos miembros de la casta política (los antiguos y los nuevos) de
foguearse un poco en el ambiente parlamentario y aparentar lo que evidentemente
no son: grandes hombres de estado con gran visión política.
Desde el 13 de Enero de 2016, día
que comenzó la XI Legislatura, las distintas fuerzas políticas se plantearon su
actuación como si estuvieran en precampaña electoral y si bien existieron
negociaciones las mismas se plantearon como un juego para ver quién era el
primero en levantarse de la mesa y calificarlo de falta de voluntad de
entendimiento y responsabilizarle de la nueva convocatoria de elecciones.
No obstante, los movimientos
políticos de estos últimos meses han marcado tendencia y han puesto de
manifiesto hasta para cualquier mediocre observador los sofismas y vacuidades
de los modos y discursos de las viejas y nuevas formaciones políticas quienes
simplemente se han revelado como tahúres en una timba de póker donde todos van
de farol.
El Partido Popular tras lanzar una
vaga propuesta de coalición al PSOE que de antemano sabía que éste no podía
aceptar salvo que se quisiera suicidar, manifestó que no podía lograr una
mayoría parlamentaria para encabezar un gobierno estable y su estrategia se ha
limitado a poner todas sus esperanzas en unas nuevas elecciones y ver como los
demás se desgastaban y ponían sus cartas bocarriba dejando entrever no pocas
contradicciones y luchas internas.
El Partido Socialista, ha utilizado todo
el tiempo que ha durado la legislatura para realizar una operación de lanzamiento
y proyección de su Secretario General, Pedro Sánchez, y de blanqueamiento del
propio partido muy manchado no ya por los casos de corrupción de la época
felipista sino por la política de recortes sociales realizada durante el último
gobierno de Rodríguez Zapatero (2008-2011).
Por su parte "Ciudadanos"
se ha confirmado como una formación carente de todo principio inamovible
dispuesta a pactar con unos o con otros según su conveniencia a fin de
conseguir alguna parcela de poder demostrándose que posee una visión
extremadamente favorable de sí misma y que ha sobreestimado su propia fuerza.
No obstante, como esto parece que la formación naranja lo lleva rotulado en
todas sus imágenes con un cartel de parpadeantes luces de neón, no se puede
decir que pretendan engañar a nadie.
Finalmente, la actuación del partido
regenerador por excelencia, la gran esperanza para el pueblo que suponía
"PODEMOS" no ha podido ser más decepcionante al desvelar que no es
transversal y al contradecir con sus hechos, formas y manifestaciones la
integridad de su propio discurso. "PODEMOS" surgió en la escena
política española con el discurso de que "no
eran de derechas ni de izquierdas sino que eran los de abajo que venían a por
los de arriba, que eran nuevos e inmaculados y que la política española había
estado ocupada durante los últimos cuarenta años por dos partidos, PP y PSOE, siendo
el fruto de este binomio político la corrupción generalizada que padecemos y la
pérdida progresiva de derechos". Ahora bien, tras el éxito electoral
del 20-D, en cuanto se vieron con capacidad para poder asaltar, no los cielos,
sino una simple parcela de poder, "PODEMOS" rompió radicalmente con
la coherencia de ese discurso y pasaron a postularse como compañeros de viaje
con ese novedoso partido sin, al parecer, tacha de corrupción en el que se
convirtió, de la noche a la mañana, esa formación política que es el Partido
Socialista Obrero Español.
No vamos a subrayar que en el
discurso de "PODEMOS" siempre se ha echado en falta alguna alusión a
la depuración de responsabilidades por lo acaecido política y socialmente en
este país durante los últimos cuarenta años, depuración sin la cual no se puede
hablar de regeneración sino todo lo más de "borrón y cuenta nueva"
como en la Transición iniciada en 1975; pero desde luego la actuación de la
formación morada en los 188 días que ha durado esta XI legislatura, su primera
legislatura con representación parlamentaria, plantea muchas dudas sobre que su
máxima y exclusiva inspiración y aspiración, al igual que ocurre con
"Ciudadanos", no sea la de acceder a parcelas de poder para
realización personal de no pocos individuos que forman parte de ella.
Ahora, ya convocadas las elecciones
para el próximo 26 de Junio, "PODEMOS" de nuevo incurre en
contradicciones radicales con su inicial discurso al cerrar un pacto de
coalición electoral con Izquierda Unida. No pediremos que los líderes de la
formación morada expliquen si la antigua formación izquierdista constituye "lo
nuevo" a pesar de haber tenido consejeros en Caja Madrid y haber sostenido
en más de alguna ocasión a gobiernos del PSOE, pero lo mínimo que debe Pablo
Iglesias a sus votantes y no votantes es una explicación del por qué, cara al
20-D, desdeño las propuestas de Alberto Garzón de ir en coalición en
candidaturas de Unión Popular y para el 26 de Junio se ha cerrado tan rápida y
satisfactoriamente un acuerdo similar con quién el líder de "PODEMOS"
calificaba en sus mítines electorales de "Pitufo Gruñón". Tal vez se
trate de enmascarar la pérdida de votos que las encuestas auguraban a la
formación liderada por Pablo Iglesias en beneficio de la liderada por Alberto
Garzón pero lo fundamental son las contradicciones en las que incurre este
emergente partido morado porque quien se contradice con tantas variaciones es
que, simplemente, miente.
Este es el claro panorama con el que
los ciudadanos afrontan la convocatoria del 26 de Junio, una segunda ronda que
pagará la inmensa mayoría del pueblo llano mientras las cañas y las tapas las
disfrutaran la minoría que integra una casta política engrosada por nuevas
caras. ¿Cuánto aguantará este pueblo? ¿Cuándo decidirá arrancarse la venda de
los ojos?.
1 comentario:
Esta vez me quedo con el último párrafo, y con las preguntas. ¿Cuánto aguantará? Sinceramente, visto lo visto creo que mucho más aún. Me viene a la memoria el período de los Austrias y mire Ud. lo que aguantaban (sí, ya sé que son épocas difíciles de comparar). Veo lo que está sucediendo en Francia con la reforma laboral, y qué quiere que le diga… Pues que siento una sana envidia. Y con respecto a la última pregunta, yo se la “rebato”: ¿nos gusta vivir sin vendas en los ojos?...
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