El
escándalo surgido la semana pasada en el seno del Partido Socialista Obrero
Español es la fase terminal de la crisis abierta en dicho partido desde el
abandono de la Secretaría General por parte de Felipe González en 1997.
Desde que el Partido Socialista
Obrero Español perdiera, frente al Partido Popular, las elecciones de 1996 ha
carecido de la imprescindible cohesión interna que le permitiera estructurarse
como organización política. Así tras la dimisión de Felipe González como
Secretario General en 1997 se pretendió que el partido quedase en manos del
nuevo "líder" elegido por la Ejecutiva que fue Joaquín Almunia, éste
ante la insistencia de la militancia y a fin de acallar los más que rumores, clamores,
que apuntaban al PSOE como una organización de defensa de intereses
particulares, organizó unas "primarias" para la elección de candidato
a la Presidencia del Gobierno en las elecciones generales del 2000 en las que,
contra todo pronóstico, fue superado ampliamente, con el setenta y cinco por
ciento de los sufragios, por el candidato de la oposición Josep Borrell. Tras
varios meses de sufrir todo tipo de presiones, Josep Borrell desistió de ser el
candidato socialista a la presidencia del gobierno presentándose como tal en
las elecciones del año 2000 Joaquín Almunia; de este modo la Ejecutiva
socialista desoía a sus bases y obviaba una elección democrática de la
militancia.
Tras el descalabro electoral del año
2000 donde el PSOE perdió casi dos millones de votos y quince diputados respecto
a las elecciones de 1996, Joaquín Almunia dimitió y se convocó un Congreso Extraordinario en el que, tras
competir con importantes "barones" socialistas apoyados por la
Ejecutiva como José Bono, fue elegido Secretario General José Luis Rodríguez
Zapatero.
Durante los primeros años de gestión
de Rodríguez Zapatero al frente del PSOE, la Secretaria General sufrió diversos
intentos de sabotaje llegando el sector
oficialista a imponer al Secretario General el apelativo de "Bambi" ya
que éste no consideraba a Rodríguez Zapatero un político realista ni adecuado
para dirigir el partido. No obstante las elecciones del 2004, celebradas tres
días después de los atentados del 11 de Marzo, dieron la victoria al PSOE que
con más de once millones de votos obtenía el mejor resultado en número de
sufragios hasta ese momento.
Desde el punto de vista político
general, la gestión de Rodríguez Zapatero en el gobierno durante los siete años
siguientes no se puede considerar positiva ya que, sin duda que con la mejor de
las intenciones, supusieron un retorno al "guerracivilismo" de los
tiempos de la inmediata postguerra y contribuyó a la desestructuración
territorial de un estado que no ha terminado de estructurarse en doscientos
años. Esto, unido a la crisis económica mundial y a los recortes sociales
acometidos durante el último año de gobierno socialista, hicieron que en las
elecciones del 2011, el PSOE perdiera más de cuatro millones de votos y sesenta
y nueve diputados.
La pérdida de las elecciones del
2011 hicieron aflorar de nuevo en el PSOE las guerras intestinas acalladas
desde la victoria electoral de 2004 lo que le ha impedido la realización de un
análisis realista de la situación del país y la elaboración de un discurso
coherente y adecuado a la situación social española. Esto, unido a la fuerte
irrupción de una nueva formación política de izquierdas como PODEMOS ha hecho que en las dos convocatorias
electorales del 20 de Diciembre del 2015 y del 26 de Junio del 2016 el PSOE no
haya hecho otra cosa que perder votos y representación parlamentaria al haberse
convertido PODEMOS en una verdadera fuerza desestabilizadora del PSOE.
Si
PODEMOS hubiera irrumpido en 2015 en el panorama político español con 10 ó 15
diputados no habría significado ninguna desestabilización para el PSOE, pero al
irrumpir con 69 diputados era cuestión de poco tiempo que absorbiera a
Izquierda Unida y generase graves problemas internos al Partido Socialista
porque le ponía muy difícil recuperar parcelas pérdidas de poder en el ámbito
municipal, autonómico y estatal lo que al ser un "Partido de Poder",
es decir un partido cuya existencia solo se justifica si satisface a
importantes sectores de su militancia el deseo de poder, le está llevando a
perder militantes y votantes a favor de PODEMOS que terminará convirtiéndose
también en un partido de poder.
Los últimos resultados de las elecciones del 26 de Junio de 2016
que, desde el punto de vista de la política estatal, han tenido la misma
transcendencia que los de las elecciones del 20 de Diciembre del 2015 han puesto
al PSOE en una difícil tesitura en la que, haga lo que haga, no podrá hacer
otra cosa que perder. El PSOE, tras las elecciones del 26 de Junio del 2016,
solo puede optar entre favorecer un gobierno del Partido Popular mediante la
abstención o intentar formar un gobierno con todas las fuerzas de izquierda del
arco parlamentario.
En el caso de que favoreciera el
acceso al poder mediante la abstención (no digamos ya con un pacto de gobierno
o entrando en el gabinete) provocaría
tal pérdida de votos y militantes por su izquierda, que le haría perder
cualquier posibilidad no ya de volver a gobernar sino de ser el principal
partido de la oposición quedando reducido a ser "un residuo sólido" en
el seno de la izquierda.
En el supuesto de que el PSOE
intentase o formase gobierno con todos los partidos de izquierdas del arco
parlamentario estaría repitiendo la experiencia del Frente Popular de Febrero
de 1936 en la que terminó, en tan solo tres años, partido en dos y
prácticamente absorbido por el Partido Comunista de España siendo absorbido en
el presente por PODEMOS. Y es que el principal problema que tiene el PSOE es PODEMOS ya que su irrupción ha provocado
que el partido socialista, ya dividido en "baronías", se divida en
dos polos irreconciliables que son el polo de aquellos que quieren entenderse
con el Partido Popular y Ciudadanos y el polo de aquellos que quieren
entenderse con PODEMOS.
Con el lamentable espectáculo que
está dando públicamente; en el PSOE se está repitiendo la situación que se dio
en Febrero - Marzo de 1939, en la que un sector completamente identificado con
los comunistas y dirigido por Negrín había hecho propias las pretensiones del
PCE y pretendía continuar la guerra, mientras que otro sector dirigido por
Julián Besteiro, era partidario de poner fin a la guerra. La situación provocó
"el golpe de estado del Coronel Casado", causo unos dos mil muertos en el enfrentamiento armado que siguió al
golpe, supuso la rendición del ejército republicano y significó que el PSOE
quedase reducido a un grupúsculo minoritario dentro de la izquierda española
que pasó a ser capitaneada durante los siguientes cuarenta años por un Partido
Comunista hegemónico en la misma.
No obstante, la actual situación del
PSOE no implica ni hace previsible su práctica desaparición como en 1939, sino su posible
reducción a un "residuo sólido" que puede hacer entrar en una crisis
global a la izquierda española. Hasta las elecciones de 2015, la izquierda
española estaba articulada en base a un partido hegemónico (el PSOE) que rondaba los ciento cincuenta diputados y
una coalición Izquierda Unida, que liderada por el PCE, oscilaba según las
circunstancias entre los diez y los veinticinco diputados y que podía servir de
apoyo a la constitución de gobiernos por parte del PSOE. Ahora bien, un Partido
Socialista convertido en "residuo sólido" puede fluctuar en las
distintas convocatorias electorales y dependiendo de las circunstancias entre
los cuarenta y los sesenta diputados lo que significaría que, si bien dejaría de
ser la principal fuerza de la izquierda y que sería superado ampliamente por
PODEMOS, un hipotético gobierno de "izquierdas" requeriría forzosamente
del apoyo de los partidos nacionalistas lo que haría que ese "residuo
sólido" socialista jamás se sumase a esa iniciativa por lo que en esas
circunstancias... la izquierda tardaría muchísimos años en volver a gobernar en
España o, tal vez, no la volvería a gobernar jamás.
1 comentario:
Cuando he leído el término despectivo “Bambi” me ha venido el recuerdo de que conocí a un afiliado de la UGT que vivió muy de cerca el ascenso de Zapatero y que afirmaba, muy serio, que Zapatero, fuera de los focos, era un auténtico depredador dentro del Partido.
Con respecto a espectáculo del PSOE, pese a todos los pesares, me genera pena. Porque Podemos se desinflará más temprano que tarde. No puedo olvidar cuando salió a aplaudir la traición de Tsipras a su pueblo tras el referéndum, por lo que ¿qué puedo esperar de Podemos?… Y si el PSOE se convierte en lo que Ud. define como “residuo sólido”, sinceramente sí que parece difícil que la “izquierda” pueda volver a gobernar en España. La palabra “izquierda” va entrecomillada porque me cuesta situarlos a la izquierda en un mundo liberal (o neoliberal) en el que desarrollan su actividad.
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